JON AGIRIANO.-
Misión cumplida. El Athletic alcanzó ayer en Gijón la antesala de la final de Copa, su gran objetivo de la temporada. Ya sólo queda el último esfuerzo, el más difícil de todos, ante el Valencia o el Sevilla -esta noche se sabrá-, para que el equipo rojiblanco recupere, despuíés de 24 años añorándola, su tradición más preciada, íésa que le llevaba a disputar casi cada temporada el título del torneo del k.o. El triunfo del Athletic, con goles de sus dos interiores, Gabilondo y David López, fue inapelable. Pese al despiste inicial que les hizo encajar el 1-0 a los 27 segundos, los leones no se vinieron abajo y acabaron aprovechando la flagrante debilidad defensiva de los asturianos. Ahí estuvo la clave, como era de esperar. Tienen mucho míérito Manolo Preciado y el Sporting, cuya idea del fútbol es más alta que su estatura como equipo, pero la vida se acaba haciendo muy dura e ingrata cuando se encajan goles con tanta facilidad. El Athletic, que vivió una situación parecida hace muy poco, puede dar fe de ello.
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