Bañuelos vuelve a recontruir su imperio, pero esta vez en Brasil
"Me gustaría saber la opinión que tienen de Enrique Bañuelos. Este empresario acaba de comprar una inmobiliaria cotizada y hay una gran expectación en el mercado porque se sabe que fue uno de los protagonistas del estallido de la burbuja inmobiliaria en España".
Esta es una pregunta de un empresario brasileño que hizo a un grupo de ejecutivos españoles en unas conferencias durante la feria de Nordeste Invest, celebrada este año, lo que refleja la inquietud de algunos sectores del país latinoamericano ante los movimientos de Enrique Bañuelos.
Una vez cerrado el capítulo de Astroc, el empresario español empezó a mirar nuevos mercados donde desembarcar, entre ellos Brasil. Analizó compañías ligadas al mundo del ladrillo y con una situación financiera asfixiante. Localizados los objetivos, encontró su artillería, la sociedad Veremonte Participaí§oes donde participan más inversores, luego un socio local, la constructora Agra, y... atacó. El 18 de febrero anunciaba al supervisor brasileño de los mercados la compra de la inmobiliaria de Abyara. Su nueva adquisición tenía liquidez, pero tambiíén un problema: su deuda. Había que hacer frente a 274 millones de euros este año. Un reto difícil para sus propietarios, hasta que Bañuelos y su socio Agra pusieron el dinero a cambio del control. Dos meses más tarde, el empresario valenciano volvió al ataque a tomar el control de la constructora Klabin Segall a travíés de una ampliación de capital, en la que desembolsará 33 millones de euros y su socio cederá activos.
Dos meses y dos compras. Una estrategia de adquisiciones rápidas que Bañuelos ya utilizó en su íépoca pasada, cuando empezó a levantar su imperio inmobiliario español con Astroc. Compró la inmobiliaria del Banco Sabadell y tambiíén de Rayet Promociones en menos de dos meses en pleno boom inmobiliario, a diferencia de la crisis mundial que se vive ahora, y con la ayuda de socios de gran prestigio.
De esta forma, Bañuelos se convirtió en un ídolo en el mercado empresarial hasta que estalló la burbuja en sus manos. En ese momento le colgaron el cartel de especulador, así que recogió sus bártulos y se marchó a explorar mundo. Ahora los brasileños tienen miedo a que ese mismo final se vuelva a repetir.