elmundo.es/Jorge Planelló
Madrid.- En plena debacle económica y con la salud del sistema de pensiones en el punto de mira, rescatar la calculadora del cajón quizás sea la mejor idea para ver el futuro un poco más despejado. Los expertos recomiendan diseñar un plan de economía familiar para conocer quíé opciones de ahorro son más recomendables con vistas puestas a la jubilación.
Por ejemplo, una persona de entre 25 y 40 años, con una hipoteca y numerosos gastos familiares, tal vez necesitará invertir sus ahorros de forma que pueda disponer de ellos con relativa facilidad. Mientras tanto, otra de 60 años con menos gastos a la vista podría destinar su dinero a productos menos líquidos pero que aseguren cierta rentabilidad.
Al margen del sistema público de pensiones, hay un buen surtido de productos financieros, como fondos de inversión, planes de pensiones privados, bonos o acciones, que pueden ser una alternativa según las necesidades económicas futuras y los años de trabajo que aún queden por delante. Ningún producto es infalible, sino más o menos adecuado.
Abrir un plan de pensión es a menudo la primera recomendación. Su principal ventaja es que las aportaciones realizadas cada año se deducen en la declaración de la renta. Sin embargo, según afirma Jacobo Zarco, socio director de Atlas Capital, "se da la paradoja de que los planes de pensiones han sido de los pocos vehículos perjudicados en la última reforma fiscal".
Mientras que en otros instrumentos de inversión los rendimientos tributan al 18%, en el caso de los planes de pensiones ese porcentaje "es como mínimo de un 20%", dependiendo del momento en que se reciba la renta. "Lo que te deduces ahora lo vas a pagar despuíés", añade.
Hay otras opciones similares a los planes de pensiones aunque algo más flexibles, como los fondos de inversión o los seguros de ahorro, en los que no hace falta estar en paro o tener una enfermedad grave para retirar el dinero. No obstante, la flexibilidad es mayor en los primeros, ya que los seguros de ahorro imponen penalizaciones.
Aunque uno no se deduce por las aportaciones realizadas a fondos de inversión, lo cierto es que tienen una fiscalidad algo más atractiva que los planes de pensión. En el momento de sacar el dinero sólo se tributa por las plusvalías, es decir, la diferencia entre lo que se aportó y lo que se ha obtenido. Mientras, si se tiene un plan de pensión el porcentaje específico se aplica a toda la cantidad que se retira.
Además, la rentabilidad de los planes de pensión hasta 10 años es sensiblemente inferior a la inflación, de ahí que sea recomendable considerar otras posibilidades. Según opina Zarco, el que los saldos no sean "tan jugosos" como en otros instrumentos, como los fondos de inversión, se debe a que son relativamente recientes, por lo que las entidades "todavía no les dedican los mismos recursos".
Una forma de asegurarse una rentabilidad por encima del alza de los precios es invertir en bonos ligados a la inflación. De esta forma, el beneficio equivaldrá al diferencial aplicado sobre la inflación. La desventaja es que estos bonos son poco líquidos, por lo que en caso de necesidad será difícil disponer del dinero con rapidez y sin salir perdiendo. "Es fácil comprarlos, pero difícil venderlos, lo que puede hacer que pierdas por el precio", afirma í“scar Moreno, gestor de fondos de Renta 4. Por otra parte, los bonos suelen estar ligados a la inflación europea, lo que perjudica a España, donde la inflación suele ser mayor.
Renta variable: depende
La opción de invertir directamente en renta variable puede ser interesante dependiendo de la edad, de que el dinero estíé convenientemente diversificado y de cómo evolucione un mercado todavía incierto. Según í“scar Moreno, no es raro que una persona de entre 30 y 40 años disponga de hasta un 70% de sus ahorros en acciones, siempre y cuando ese porcentaje se reduzca con el paso del tiempo. Entre los 40 y 45 años, debería rondar "el 40%" y ser aún mucho menor, o incluso nulo, entre los 55 y 65, cuando recomienda "tener un plan de pensión".
En renta fija, "no tiene mucho sentido acudir a las emisiones de deuda pública con los tipos al 1%", añade, "aunque en deuda privada se pueden encontrar rentabilidades del 5% anual".