El Banco Central Europeo (BCE) afronta hoy una reunión decisiva, con la economía europea metida en una recesión profunda y con visos de seguir así al menos hasta finales de 2010. La mayoría de los analistas espera una rebaja de los tipos de interíés hasta un insólito 1%, a juzgar por las declaraciones de varios consejeros del eurobanco y de su presidente, Jean-Claude Trichet, en las últimas semanas. Pero hay más. El propio Trichet anunció en la reunión de abril que hoy se aprobarán medidas excepcionales como las que han adoptado ya la Reserva Federal de EE UU, el Banco de Inglaterra y el resto de grandes bancos centrales del mundo.
Los mercados esperan que el BCE ponga en marcha la máquina de imprimir billetes: un programa de compra de activos, probablemente deuda privada, junto a mejores condiciones en las inyecciones de liquidez a la banca. Los analistas apuestan por la ampliación de los plazos de la barra libre: hasta ahora la banca puede pedir todo el dinero que quiera a un plazo de seis meses. El BCE podría aumentar ese plazo a 12 meses, y ampliar la lista de activos que los bancos dejan como garantía para acceder a la liquidez.
La economía sigue dando señales contradictorias que complican la hoja de ruta del BCE. El PIB de la eurozona caerá en torno al 4% este año y seguirá cayendo en 2010, según el FMI. Se trata de la única región del mundo en la que la recesión durará dos años. Además, la eurozona roza ya la deflación, lo que hace más acuciante la puesta en marcha de medidas heterodoxas. A la vez, el mercado interbancario -en el que se prestan los bancos entre sí- da los primeros signos de relajación y el Euríbor sigue bajando -ayer cerró en el 1,7%-, en paralelo al resurgir del optimismo de los inversores acerca de la mejora del sector financiero, que se ha manifestado en el rally alcista de los bancos en las Bolsas mundiales.