El timo de las aerolíneas
El 76% de las compañías que operan en Europa cobra de más a los clientes que adquieren los billetes a travíés de sus páginas web
Las compañías aíéreas están plegándose poco a poco a la normativa comunitaria y adaptando sus ventas de billetes por Internet a los niveles de transparencia que les son exigibles según la regulación vigente desde hace dos años. La situación, sin embargo, dista de ser plenamente satisfactoria. Aún hoy no sólo es posible, sino que incluso resulta frecuente, que un viajero que contrata en una web un billete de avión vea la factura indebidamente lastrada por suplementos de todo gíénero -por ejemplo, seguros voluntarios que, sin embargo, resultan preseleccionados de oficio- o tasas cuya existencia no le ha sido comunicada en la selección de las opciones del desplazamiento y que la empresa suma al final de la compra, desvirtuando completamente la oferta original de precios.
La Comisión Europea hizo públicos ayer los resultados de una segunda tanda de verificaciones en páginas web del sector, que demuestran que sólo 16 de las 67 principales compañías aíéreas que operan en la UE -entre las que se encuentran Iberia y Spanair- ofertan sus tarifas de tal manera que el cliente estíé plenamente informado de los costos reales que afronta al adquirir sus billetes a travíés de la red. Otras 36, entre las que se aparecen Lufthansa o Alitalia, además de las españolas Air Europa y Binter Canarias, se han comprometido a corregir prácticas deficientes detectadas en sus páginas de Internet, según el Ejecutivo comunitario, por lo que han sido incluidas en una 'lista gris'.
Refuerzo de la normativa Más grave es la existencia de una docena larga de aerolíneas que ni cumple la normativa, ni ha tomado medidas para subsanar la situación, por lo que ha pasado a engrosar la 'lista negra'. Bruselas, en la documentación aportada sobre el caso, revela cuáles son esas empresas más recalcitrantes, lo cual constituye toda una novedad pues esas identidades habían permanecido hasta ahora veladas.
Otros nombres de primera línea como British Airways, Air France o KLM no figuran ni en la lista de las compañías que cumplen, ni en la de las que han declarado estar dispuestas a hacerlo, pero pocas horas antes de que estos datos fueran hechos públicos, temiendo ser señaladas con el dedo, asumieron compromisos específicos al respecto. «Air France -reveló ayer la comisaria responsable de Consumo, la búlgara Meglena Kuneva, en rueda de prensa-, era una de las aerolíneas que no concebía que la fuíéramos a nombrar. Cuando les dije que iban a figurar en la lista de las que no cooperan en absoluto con nosotros, cambiaron de actitud».
La comisaria añadió que desde que el Ejecutivo comunitario puso en marcha la supervisión de la venta de billetes en línea, hace ahora dos años, 115 de las 137 páginas web que presentaban irregularidades -sobre un total de 400 investigadas- han sido corregidas. Son resultados, según Meglena Kuneva, «estimulantes», pero deben mejorar a travíés de un refuerzo de la normativa, un nuevo compromiso del sector en beneficio de los consumidores y una actitud más reivindicativa de los pasajeros, que la Comisión dice echar en falta y que va a promover a medio plazo.
Suplementos El modelo europeo de transparencia para las páginas de Internet por las que se contratan billetes de avión dista, no obstante, de ser exhaustivo. La normativa establece que el precio del transporte debe contemplar las cargas legales, mientras que los suplementos tienen que ser presentados de manera clara y no preseleccionados de antemano.
Hay situaciones, sin embargo, que pasan por legales pero que no parecen lícitas. Las compañías aíéreas europeas, por ejemplo, continúan cargando sobre el viajero un suplemento por carburante que fue establecido cuando el precio del petróleo andaba por las nubes, y que se mantiene aún hoy, cuando está por los suelos. Una simple verificación mostraba ayer que, en un desplazamiento Bíélgica-España, ese suplemento supone 63 euros.