“Ha sido un espectáculo bochornoso, si hay un día en el que los diputados no nos hemos ganado el sueldo, ha sido hoyâ€. Así de rotunda se expresó ayer Rosa Díez al finalizar la votación de las iniciativas planteadas en el debate sobre el estado de la Nación. Su indignación estaba justificada. El Congreso volvió a convertirse en el escenario de una competición entre PSOE y PP por exhibir quiíén obtenía más apoyo de los minoritarios. Una batalla en la que los socialistas no dudaron en devaluar todas las promesas de Josíé Luis Rodríguez Zapatero para no quedarse aislados. Las medidas 'estrella', con las que el presidente del Gobierno dio un vuelco al debate la semana pasada, quedaron desdibujadas y vacías de contenido en su negociación con los partidos de la oposición.
Así, la supresión de la deducción por la compra de vivienda fue respaldada, pero sin citar el umbral de 24.000 euros de renta por debajo del cual se seguirá desgravando. Las ayudas a la compra de automóviles fueron aprobadas, aunque no se fija la cantidad que aportará el Gobierno, y que Zapatero cifró en 500 euros. Del mismo modo, “las bases de un nuevo modelo productivoâ€, “mejorar la regulación de los mercados financierosâ€, “convertir la educación en el eje del crecimiento económicoâ€, y hasta diez resoluciones más, basadas en lugares comunes, recibieron respaldo parlamentario.
La necesidad de llegar a acuerdos tambiíén se llevó por delante la reducción del impuesto de sociedades y el ordenador para cada alumno de primaria. Tampoco contó con cifras la iniciativa para ampliar temporalmente el subsidio de desempleo. De la determinación y concreción con que el presidente del Gobierno había desgranado siete días antes sus proyectos, no quedó ni rastro.
A pesar de todo, los socialistas entraron en ebullición y se ovacionaron a sí mismos. Zapatero salió sonriente del hemiciclo, había evitado aparecer como un líder aislado, y presumió de que “quien tiene la capacidad de diálogo, de sumar y de unir se ha demostrado que es quien tiene la mayoríaâ€. Mientras, el PP apenas tuvo la oportunidad de aplaudir en cuatro ocasiones, las veces en que los socialistas quedaron en minoría, tres de ellas gracias al PNV, y una a IU-ICV. Los populares sólo consiguieron aprobar dos de sus iniciativas, sobre Justicia y acerca de la presidencia española de la Unión Europea en 2010, pero lo hicieron tras pactar con el PSOE. "Faltaban dos diputados por graves motivos de salud, con ellos el PSOE hubiera perdido seis votaciones más", se lamentó desde las filas del PP.
Los populares trataron de trasladar la imagen de que Zapatero había votado en contra de las promesas que íél mismo había lanzado a la Cámara. Soraya Sáenz de Santamaría tachó el resultado de “derogación formal†del discurso del presidente del Gobierno; mientras que Josíé Luis Ayllón destacó las medidas del PP como un programa anticrisis, frente al “brindis al sol†de las socialistas. De este modo, la batalla de la votación se trasladó a los pasillos, donde los portavoces de los dos grandes partidos trataron de arrogarse el triunfo de la jornada parlamentaria. Pero, a juicio de Rosa Díez, la pugna por ver "quíé partido era más macho" la perdieron todos los ciudadanos. Como ejemplo de esta derrota, la diputada de UPyD lamentó que los socialistas hubieran rechazado la propuesta para alcanzar un gran pacto de Estado contra la crisis.
Un calendario para el Gobierno
El versátil toreo de los miuras parlamentarios del que hicieron gala los socialistas, que les llevó incluso a pactar la reforma laboral con CiU para recular despuíés ante la presión de la izquierda, no evitó que recibieran tres cornadas del PNV. Los nacionalistas vascos, en permanente ofensiva desde las elecciones en Euskadi, impusieron al Ejecutivo un calendario legislativo para que acelere sus proyectos, tras constatar la "manifiesta incapacidad" del Gobierno. Asimismo, lograron que se inste a aumentar la transparencia sobre las actividades de los altos cargos, así como a equiparar la pensión de viudedad en el marco del matrimonio y de las parejas de hecho.
Además de rebajar considerablemente sus propuestas, los socialistas pagaron el respaldo de los grupos minoritarios aprobando todas las iniciativas de BNG, Coalición Canaria, UPN y Nafarroa Bai. Algo que no sucedió con los partidos catalanes, ya que ERC y CiU no consiguieron apoyos para su paquete de medidas orientadas a Cataluña, ni nuevas pistas sobre la financiación autonómica. En conjunto, la oposición no salió satisfecha del primer debate sobre el estado de la Nación de la presente legislatura, y desde los escaños populares hubo quien afirmó: "Y todavía quedan tres años".