elmundo.es/M. Gómez
MADRID.- Mientras que la espectacular bajada del Euribor ha aliviado considerablemente a buena parte de las economías domíésticas, algunos hipotecados suplican nuevas subidas de tipos de interíés.
Cuesta creerlo, pero las prácticas de ciertas entidades financieras han dejado atrapados a centenares de hogares precisamente por la caída en picado del Euribor. Abusando de la ignorancia financiera de los clientes y de su temor a no poder afrontar la letra mensual, bancos y cajas de ahorro han comercializado en estos últimos años supuestos seguros sin costes para proteger a los usuarios frente al encarecimiento de las hipotecas. Lo que no sospechaban la mayoría de los clientes es que detrás del teórico seguro se escondía un complejo derivado financiero vinculado a la evolución del Euribor y con un elevado nivel de riesgo: un swap de tipo de interíés, tal y como se le conoce en el mundo de las finanzas. Esto es; un instrumento que se utiliza para cubrir a los inversores ante los posibles oscilaciones de un determinado indicador -en este caso, el Euribor- y que podrían poner en riesgo dichas inversiones. Un producto apto para los inversores más avezados.
Clip, IRS, permuta financiera, contrato cobertura hipoteca son algunas de las denominaciones con las que se han encubierto los swap. La mecánica, sin embargo, es similar para todos ellos. Los supuestos seguros, que apuestan por una tendencia alcista del Euribor, garantizan un tipo de interíés máximo durante un plazo de entre dos y cinco años. Durante ese periodo, si el índice superara el tipo pactado, el cliente recibe un abono por la diferencia. Por el contrario, si el Euribor se situara por debajo de la referencia marcada en el contrato, sería el cliente el que asumiría la cuantía de diferencia. Veamos un ejemplo práctico para comprender la operativa del producto. Imaginemos un consumidor que en noviembre de 2007 tenía una letra mensual de 1.120 euros y contrata uno de estos seguros a un tipo fijo del 4,75%. En los siguientes meses, pagaría su letra y recibiría un abono de unos 18 euros mensuales procedentes de la liquidación del seguro. Esto es: al descender el Euribor hasta el 4,6%, el banco le compensa por la diferencia entre la cuota de su príéstamo y la resultante de aplicarle el máximo pactado.
A partir de 2009 y la caída libre de los tipos, la cobertura se vuelve en contra. Con el índice al 1,6%, el cliente se vería obligado a pagar unos 500 euros mensuales, además de la cuota de amortización que habrá bajado hasta 850 euros tras la revisión.
Productos legales son pero, según las asociaciones de consumidores, se han colocado con "engaños y sin informar de sus riesgos". Fuentes jurídicas de la Asociación de Usuarios de Cajas de Ahorro (ADICAE), que han recibido una avalancha de reclamaciones, subrayan que las entidades obviaron informar a los clientes de los riesgos de las previsibles bajadas de tipos. Algo que tampoco se refleja con detalle en los farragosos e inteligibles contratos que se rubricaron. "Es un fraude de ahorro en toda regla", sentencian desde ADICAE. Los usuarios se encuentran atados de pies y manos. Cancelar el seguro no está al alcance de sus posibilidades debido a las cantidades astronómicas que se les exigen. "Se calculan con unas fórmulas matemáticas incomprensibles que tampoco aparecen en el contrato", explica esta asociación.
Aunque los swap han sido colocados por todas las entidades, el mayor número de reclamaciones procede de los clientes de Bankinter y de BBVA, según ADICAE. Ambas entidades, que fueron las primeras en estrenar su comercialización, declinaron dar explicaciones. Caixa Galicia, otra de las entidades contra la que se han presentado reclamaciones, se defiende alegando que su Cobertura sobre Hipoteca se comercializa desde 2007 y nunca había presentado problemas hasta que los tipos se han desplomado. "Nadie se había quejado por los rendimientos que recibía", dice un portavoz. La caja justifica que las condiciones aparecen detalladas en el contrato y que el cliente es libre de rubricarlo.
EVA MATESANZ
"Sin el seguro de tipos no se formalizaba la hipoteca" E. M. I. y su pareja solicitaron en octubre a Caixa Galicia una hipoteca de 114.000 euros para construirse una segunda residencia. La caja les aprobó el críédito. Eso sí; con un diferencial alto y cuando suscribieran un seguro de vida, otro de desempleo y un tercero de multirriesgo. En total, unos 1.800 euros de gastos extra. Tras la firma de la escritura, los responsables de la entidad les sorprendieron con un nuevo seguro, el de cobertura de tipo de interíés. "Es muy bueno para cubriros ante las previsibles subidas del Euribor", nos dijeron. El producto, según la entidad, cubría las subidas de los tipos por encima del 5,1% el primer semestre, y del 5,2% para el resto del plazo. El seguro suscitó sorpresa a la pareja. "Sin la firma de este otro seguro no se formaliza la hipoteca", les advirtieron. El deseo de cerrar el críédito y la falta de información les inclinaron a firmar sin más. Al mes y medio, la pareja se dirigió a la caja para averiguar por quíé se les había ingresado 20 euros por la cobertura. Es en ese momento cuando descubren parte del riesgo. En mayo, en el momento de la revisión, la entidad les comunica que han de abonar 206 euros, además de la hipoteca. "Pedimos la cancelación y nos advierten que a otros clientes les ha salido por 13.000 euros. Nos ofrecieron otra cobertura, pero en peores condiciones". Rechazaron la oferta. Se ven obligados a pagar los 206 euros al mes, según reza el contrato.
TAIS DíAZ Y JOSí‰ MOYA
"Tenemos un seguro del que no hemos firmado el contrato" Tais Díaz y su marido llevan sufriendo un calvario desde hace meses para cancelar el seguro Cuota Segura que tienen con el BBVA. Un seguro del que ni siquiera han firmado el contrato. En octubre de 2008, la directora de su oficina les telefoneó para comentarles la ventaja del producto. "Nos aseguraba una cuota fija durante tres años y nos dijo que la entidad preveía una subida de los tipos". En ese momento, el matrimonio pagaba una cuota de 950 euros y, según la simulación que la empleada del BBVA les hizo desde el otro lado del telíéfono, su mensualidad se elevaría hasta 980 euros, pero garantizada durante tres años con el seguro. "Vete preparándolo y la semana que viene hablamos", le dijo Tais a la empleada para reflexionar sobre el producto. Un amigo se lo desaconsejó y se puso en contacto con la oficina para declinar su oferta. Cuál fue su sorpresa cuando la directora les comunica que tenían contratada la Cuota Segura desde el mismo día que hablaron por telíéfono. "Pero si no hemos firmado nada", se quejaron. Desde entonces, el banco les pasa cada mes recibos de 980 euros. Sus esfuerzos para resolver el problema verbalmente han quedado en agua de borrajas. La pareja inició los trámites para cambiarse de banco. Tienen una oferta en firme con la que se ahorrarían 280 euros al mes. No pueden. "Si queremos cambiarnos, tenemos que cancelar el seguro pagando 5.100 euros".
PATRICIA SUAREZ
"Me dijeron que si bajaban los tipos cancelábamos el seguro" Patricia Suárez es una de los muchos hipotecados pillados por el clip Bankinter. Esta licenciada en Filología Alemana solicitó hace dos años - cuando las hipotecas comenzaban a encarecerse- que le equipará las condiciones de su críédito (Euribor+0,40) a las que ofrecía su división de banca telefónica (Euribor +0,18). El banco no aceptó su propuesta, pero, a cambio, le ofrecieron el políémico clip. "Me vendieron que era un seguro para protegerme de los repuntes, que no tiene ningún coste y tampoco se cobra por cancelarlo. Lo único que recibes es dinero siempre y cuando el Euribor estíé por debajo del tipo de referencia pactado". Patricia sí se interesó por las consecuencias de una bajada del índice. "En ese caso, cancelamos el producto para que no resultes perjudicada", le garantizaron. Confiando en su banco, firmó en 2007 un contrato muy farragoso del que no comprendía nada. Durante los primeros trimestres, el clip le proporcionó un rendimiento trimestral de 100 euros, que compensaba la subida de su hipoteca. Las alarmas se disparan cuando en diciembre de 2008, tras el primer desplome del Euribor, el clip se saldaba con 400 euros en su contra. Así las cosas, pidió la cancelación del producto, solución que le habían ofrecido los propios responsables de la oficina cuando se lo vendieron. Cual fue su sorpresa cuando le exigieron 9.200 euros por la cancelación.