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Autor Tema: Disparates ZP, S.A. Financiamos a su constructor amigo.  (Leído 993 veces)

txiki

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Disparates ZP, S.A. Financiamos a su constructor amigo.
« en: Febrero 05, 2008, 02:31:27 pm »
 Disparates ZP, S.A. Financiamos a su constructor amigo

@S. McCoy - 05/02/2008

Disparates ZP, esa modíélica empresa de administración del gasto público encabezada por nuestro presidente del gobierno y sus secuaces de la Oficina de Presidencia se supera dí­a a dí­a. Y mira que es difí­cil. Servidor creí­a que el gran momento de gloria en su particular cruzada por captar votos a cualquier precio se habí­a producido con la promesa de 400 euros a todos los contribuyentes… que lo sean. Que está bien este progresismo de salón en el que hay que leer la letra pequeña para terminar comprendiendo que los menos favorecidos por la idea son, precisamente, los más necesitados, esto es: las rentas impositivas exentas, de puro bajas. Sin embargo, la concreción como noticia, cierta o no, de lo que era un run run creciente en las últimas fechas por los mentideros de la villa, -la posibilidad de un plan del ICO para otorgar críéditos blandos a las grandes promotoras-, sitúa el nivel de esperpento administrativo a niveles estratosfíéricos. Insuperables. Disparates ZP harí­a, más que nunca, honor a su nombre con una propuesta que, de concretarse, abrirí­a una Caja de Pandora cuyas consecuencias prefiero no imaginar. Es lo que tiene el cortoplacismo imperante.

Varias son las reflexiones que, a bote pronto, surgen sobre este particular. La primera, hace referencia a la debilidad del presidente del gobierno, capaz de ceder a las presiones de un grupo, el de los catorce, que en público muestra su mejor cara pero que no deja de trasladar a la administración el más pesimista de los escenarios, probablemente basado en los datos reales que maneja. Ha resultado que el patio de su casa es tan particular que cuando llueve se moja como los demás. Sorpresa, sorpresa. Y ante la constatación de tan terrible realidad, acuden al máximo responsable polí­tico patrio para hacerle corresponsable de sus excesos y pedir indulgencia en forma de techado que les proteja de las inclemencias financieras. Por pedir que no quede. Lo chocante es que ZP puede haber cedido, -sólo la posibilidad de que así­ haya sido pone los pelos de punta-, que íéste lo de la virtud de no dar como que no. Se habrí­a creí­do, no sin razón, la máxima de que si no eres parte de la solución, entonces eres parte del problema. Y habrí­a decidido tirar por la calle de en medio sentando un muy peligroso precedente para el resto de las industrias que pueden verse afectadas por una ralentización económica que se instala en nuestras casa a pasos agigantados, datos de paro mediante. Hagan cola, señores, que hay para todos. Uff.

Aparte de la torpeza mayúscula que dicha cesión supondrí­a, hay una segunda consideración de alcance. La propuesta pone de manifiesto que el presidente carece de un modelo económico para nuestro paí­s, de lo mí­nimo que se puede pedir a un gobernante, la verdad. Y esa carencia se entiende muy bien en tíérminos de coste de oportunidad. España, a dí­a de hoy, con la plíéyade de ineficiencias que pueblan su economí­a, ¿debe destinar 10.000 millones de euros, que es la cifra redonda de la que se habla, a salvar algo más que el balance de unas entidades privadas que se han hecho de oro durante la íépoca más gloriosa del inmobiliario español, ejemplo palmario de capitalización de ganancias, socialización de píérdidas? Pues mire, no. Es cierto que dicho sector ha sido responsable en gran medida del extraordinario crecimiento que ha tenido España en los últimos años. Pero, como todo en la vida, lo importante no es el camino recorrido, sino que el que queda por venir. Y el futuro necesita desligarse de la casa con pies de barro que supone el ladrillo para apostar por la educación, la excelencia, la innovación, la productividad y la especialización regional, elementos, todos ellos, que, por otra parte, se encuentran en la verdadera esencia de la actividad del Instituto de Críédito Oficial, tal y como muestra su página web. Ahí­ es donde tiene que ir el dinero si queremos hacer de España una economí­a sólida.

Debilidad, error en las prioridades y, por último, discriminación positiva que, a juicio de quien esto escribe, es lo que a fin de cuentas va a hacer inviable la medida, más allá de si se puede considerar o no como ayuda estatal por parte de la Unión Europea, disquisición en la que se entretienen algunos. ¿Por quíé a unos sí­ y a otros no?, ¿con base en quíé criterios?, ¿quíé va a englobar el inmobiliario; incluirá las industrias auxiliares? Todas estas preguntas son muy difí­ciles de resolver y más de concretar ya que dejarí­an en evidencia la inconsistencia y arbitrariedad de la posible propuesta de la presidencia del gobierno. Es imposible instrumentarla sin que el plumero asome en toda su plenitud, a la vista de todos. No hay que olvidar que es la pequeña y media empresa la base del tejido empresarial español, pequeño detalle. No los grandes promotores. Y que el impacto del debilitamiento del sector no lo va a sentir de la misma manera en su bolsillo la oligarquí­a inmobiliaria que el pequeño empresario que cada decisión que toma le supone una apuesta de todo a rojo o todo a negro. Ni íél ni sus empleados, muchos de los cuales creyeron verdaderamente que España era una, grande y libre, al calor del ladrillo, y que merecí­a la pena participar de ella, pedazo problema de seguridad que se avecina.

Disparates ZP, S.A., lo ha vuelto hacer. Lanzamiento de globo sonda, observación de las reacciones y sólo entonces materialización, si procede. De puro chocante, la noticia ha pasado sin pena ni gloria por la prensa especializada. Pero, como se ha señalado con anterioridad, sólo la mera posibilidad de su existencia justifica una llamada a rebato. ¿Y el consejero delegado Solbes? Pues eso, ninguneado, once more. Una relación a distancia con el chairman que, como ocurre con los matrimonios que no conviven, permite afirmar, sin miedo a equivocarse, que su duración en el cargo está asegurada. Así­ cualquiera. Podemos contar con otros cuarenta años del vicepresidente económico de servicio a la patria. Hagan sus apuestas.

Aclaración. Mario Armero, presidente de General Electric en España, ha desmentido, en conversación con este analista, cualquier tipo de injerencia pública en la actividad ordinaria de la compañí­a y, por ende, en el interrumpido proceso de compra de Colonial. Agradezco la deferencia y, como siempre, pido disculpas si la interpretación de la realidad que el Valor Añadido propone ha podido, en un momento dado, afectar de forma innecesaria a la reputación de las personas y empresas en íél aludidas


http://www.cotizalia.com/cache/2008/02/05/73_disparates_financiamos_constructor_amigo.html    

 Disparates ZP, S.A. Financiamos a su constructor amigo

@S. McCoy - 05/02/2008

Disparates ZP, esa modíélica empresa de administración del gasto público encabezada por nuestro presidente del gobierno y sus secuaces de la Oficina de Presidencia se supera dí­a a dí­a. Y mira que es difí­cil. Servidor creí­a que el gran momento de gloria en su particular cruzada por captar votos a cualquier precio se habí­a producido con la promesa de 400 euros a todos los contribuyentes… que lo sean. Que está bien este progresismo de salón en el que hay que leer la letra pequeña para terminar comprendiendo que los menos favorecidos por la idea son, precisamente, los más necesitados, esto es: las rentas impositivas exentas, de puro bajas. Sin embargo, la concreción como noticia, cierta o no, de lo que era un run run creciente en las últimas fechas por los mentideros de la villa, -la posibilidad de un plan del ICO para otorgar críéditos blandos a las grandes promotoras-, sitúa el nivel de esperpento administrativo a niveles estratosfíéricos. Insuperables. Disparates ZP harí­a, más que nunca, honor a su nombre con una propuesta que, de concretarse, abrirí­a una Caja de Pandora cuyas consecuencias prefiero no imaginar. Es lo que tiene el cortoplacismo imperante.

Varias son las reflexiones que, a bote pronto, surgen sobre este particular. La primera, hace referencia a la debilidad del presidente del gobierno, capaz de ceder a las presiones de un grupo, el de los catorce, que en público muestra su mejor cara pero que no deja de trasladar a la administración el más pesimista de los escenarios, probablemente basado en los datos reales que maneja. Ha resultado que el patio de su casa es tan particular que cuando llueve se moja como los demás. Sorpresa, sorpresa. Y ante la constatación de tan terrible realidad, acuden al máximo responsable polí­tico patrio para hacerle corresponsable de sus excesos y pedir indulgencia en forma de techado que les proteja de las inclemencias financieras. Por pedir que no quede. Lo chocante es que ZP puede haber cedido, -sólo la posibilidad de que así­ haya sido pone los pelos de punta-, que íéste lo de la virtud de no dar como que no. Se habrí­a creí­do, no sin razón, la máxima de que si no eres parte de la solución, entonces eres parte del problema. Y habrí­a decidido tirar por la calle de en medio sentando un muy peligroso precedente para el resto de las industrias que pueden verse afectadas por una ralentización económica que se instala en nuestras casa a pasos agigantados, datos de paro mediante. Hagan cola, señores, que hay para todos. Uff.

Aparte de la torpeza mayúscula que dicha cesión supondrí­a, hay una segunda consideración de alcance. La propuesta pone de manifiesto que el presidente carece de un modelo económico para nuestro paí­s, de lo mí­nimo que se puede pedir a un gobernante, la verdad. Y esa carencia se entiende muy bien en tíérminos de coste de oportunidad. España, a dí­a de hoy, con la plíéyade de ineficiencias que pueblan su economí­a, ¿debe destinar 10.000 millones de euros, que es la cifra redonda de la que se habla, a salvar algo más que el balance de unas entidades privadas que se han hecho de oro durante la íépoca más gloriosa del inmobiliario español, ejemplo palmario de capitalización de ganancias, socialización de píérdidas? Pues mire, no. Es cierto que dicho sector ha sido responsable en gran medida del extraordinario crecimiento que ha tenido España en los últimos años. Pero, como todo en la vida, lo importante no es el camino recorrido, sino que el que queda por venir. Y el futuro necesita desligarse de la casa con pies de barro que supone el ladrillo para apostar por la educación, la excelencia, la innovación, la productividad y la especialización regional, elementos, todos ellos, que, por otra parte, se encuentran en la verdadera esencia de la actividad del Instituto de Críédito Oficial, tal y como muestra su página web. Ahí­ es donde tiene que ir el dinero si queremos hacer de España una economí­a sólida.

Debilidad, error en las prioridades y, por último, discriminación positiva que, a juicio de quien esto escribe, es lo que a fin de cuentas va a hacer inviable la medida, más allá de si se puede considerar o no como ayuda estatal por parte de la Unión Europea, disquisición en la que se entretienen algunos. ¿Por quíé a unos sí­ y a otros no?, ¿con base en quíé criterios?, ¿quíé va a englobar el inmobiliario; incluirá las industrias auxiliares? Todas estas preguntas son muy difí­ciles de resolver y más de concretar ya que dejarí­an en evidencia la inconsistencia y arbitrariedad de la posible propuesta de la presidencia del gobierno. Es imposible instrumentarla sin que el plumero asome en toda su plenitud, a la vista de todos. No hay que olvidar que es la pequeña y media empresa la base del tejido empresarial español, pequeño detalle. No los grandes promotores. Y que el impacto del debilitamiento del sector no lo va a sentir de la misma manera en su bolsillo la oligarquí­a inmobiliaria que el pequeño empresario que cada decisión que toma le supone una apuesta de todo a rojo o todo a negro. Ni íél ni sus empleados, muchos de los cuales creyeron verdaderamente que España era una, grande y libre, al calor del ladrillo, y que merecí­a la pena participar de ella, pedazo problema de seguridad que se avecina.

Disparates ZP, S.A., lo ha vuelto hacer. Lanzamiento de globo sonda, observación de las reacciones y sólo entonces materialización, si procede. De puro chocante, la noticia ha pasado sin pena ni gloria por la prensa especializada. Pero, como se ha señalado con anterioridad, sólo la mera posibilidad de su existencia justifica una llamada a rebato. ¿Y el consejero delegado Solbes? Pues eso, ninguneado, once more. Una relación a distancia con el chairman que, como ocurre con los matrimonios que no conviven, permite afirmar, sin miedo a equivocarse, que su duración en el cargo está asegurada. Así­ cualquiera. Podemos contar con otros cuarenta años del vicepresidente económico de servicio a la patria. Hagan sus apuestas.

Aclaración. Mario Armero, presidente de General Electric en España, ha desmentido, en conversación con este analista, cualquier tipo de injerencia pública en la actividad ordinaria de la compañí­a y, por ende, en el interrumpido proceso de compra de Colonial. Agradezco la deferencia y, como siempre, pido disculpas si la interpretación de la realidad que el Valor Añadido propone ha podido, en un momento dado, afectar de forma innecesaria a la reputación de las personas y empresas en íél aludidas


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