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Autor Tema: El muñeco humano  (Leído 1787 veces)

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El muñeco humano
« en: Junio 23, 2009, 08:52:09 pm »
Nos fabricaron para utilizarnos

Algunos cientí­ficos de avance y los legados más antiguos de nuestra historia convergen en una explicación lógica para el origen de la humanidad: una civilización cósmica para nosotros desconocida nos fabricó en un pasado remoto. Más adelante alguien —ya sea el mismo programador original u otro distinto— efectuó una mutación en el ser programado, para encarrilar nuestro desarrollo geníético hacia nuestra condición humana actual.

Pero, ¿quíé hicieron nuestros programadores despuíés de habernos fabricado y posiblemente mutado en un estadio más tardí­o? ¿Nos abandonaron a nuestra suerte? ¿O, más bien, han venido controlando el desarrollo de nuestra existencia? Existen suficientes ejemplos que evidencian que en el pasado y tambiíén hoy en dí­a alguien más —y por lo menos tecnológicamente, más avanzado— se mantuvo y se mantiene cerca de nosotros, acompañándonos a lo largo de toda nuestra historia.

Pero no solamente se han dedicado a controlarnos, sino que en determinados momentos históricos decisivos para la marcha de la humanidad, han intervenido directamente para encauzarla en uno u otro sentido.

En la etapa antigua de nuestra historia, los seres para nosotros desconocidos descendí­an habitualmente de las alturas para convivir con el ser humano sobre el planeta que habitamos. Dado que sus actuaciones y su tecnologí­a se escapaban a la comprensión del hombre primitivo, que era incapaz de imitar lo que estos seres desconocidos podí­an hacer, tales visitantes fueron tomados necesariamente por nuestros antepasados por autíénticos dioses, cosa que en cierta forma no deja de ser cierta para nosotros, en el supuesto de que ellos sean nuestros fabricadores. Sus actuaciones fueron interpretadas naturalmente por el hombre primitivo y medieval como expresiones inequí­vocas de la divinidad.

Pero con el paso del tiempo, la situación ha cambiado: los que fueron dioses hasta hace poco, comienzan a esconder su careta divina para irse diluyendo en el anonimato. ¿Por quíé? Porque nuestra propia evolución nos ha conducido a un punto en el que nuestros actuales conocimientos no les permiten ya ser identificados con la imagen de seres divinos. Hoy ya sabemos que lo que ellos hicieron en el pasado, lo pueden hacer otros, lo podemos en parte hacer nosotros, simples humanos. Y lo quíé aún no podemos hacer hoy lo podemos —extrapolando nuestros conocimientos actuales— alcanzar hipotíéticamente en el futuro. Así­, el contacto con ellos, en vez de darse en un contexto religioso como se dió en la antigí¼edad y en el medioevo, se intuye en un futuro a un nivel cientí­fico posiblemente.





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Re: El muñeco humano
« Respuesta #1 en: Junio 23, 2009, 08:53:21 pm »
No estamos solos

Semejante hipótesis debe de fundamentarse naturalmente en una premisa ineludible: que haya efectivamente vida inteligente en el universo, más allá de los lí­mites de nuestro planeta Tierra. Y que estos supuestos seres inteligentes sean capaces de llegar hasta aquí­. ¿Es esto posible?

El 11 de setiembre de 1952, Marshall Chadwell, a la sazón director adjunto del departamento de Inteligencia Cientí­fica, le escribe en comunicado interior al director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA):

"El problema OVNI excede el nivel de las responsabilí­dades individuales del departamento de Inteligencia Cientí­fica de la CIA, y es de tal importancia que merece la competencia y la acción del Consejo de Seguridad Nacional."

El 2 de diciembre de aquel mismo año, le vuelve a comunicar a su director que:

"Algo está ocurriendo y debe tener nuestra atención inmediata. Los avistamientos de objetos inexplicados a grandes alturas viajando a altas velocidades en las cercaní­as de importantes instalaciones defensivas americanas son de tal naturaleza que no pueden ser atribuibles a fenómenos naturales o a vehí­culos aíéreos de tipo conocido."

La presencia de objetos volantes no identificados y la presencia de seres inteligentes no pertenecientes a nuestra comunidad humana terrestre, se manifiesta como una constante en el curso de nuestra evolución, desde la antigí¼edad hasta nuestros dí­as. Si bien la ciencia acadíémica se niega a aceptarla como un hecho. Argumenta para ello que el viaje interplanetario preciso para que seres de otra civilización cósmica visitaran efectivamente nuestro planeta es de todo punto imposible.

Pero tal y como afirma el premio Nobel de quí­mica Ilya Prigogine, las teorí­as acaban siempre por ser rebatidas: su verdad es parcial, provisional. No debemos adaptar los hechos a nuestra inteligencia, sino que debemos aspirar a elevar esta inteligencia a un grado en el que pueda entender y asimilar los hechos, aunque en estos momentos aún se le antojen absurdos. Tambiíén era un absurdo para los hombres del siglo XVIII el hecho o la simple idea de que el hombre viajara algún dí­a hasta la Luna y pegara torpes saltos sobre su superficie, y, sin embargo, íésta es una experiencia superada hoy en dí­a y aceptada por todos: por los hechos consumados, en definitiva. A lo que debemos aspirar es a lograr comprender algún dí­a la realidad subyacente y el sentido de los fenómenos inexplicados que se han venido produciendo a lo largo de la historia humana y que actualmente se siguen produciendo y prodigando.


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Re: El muñeco humano
« Respuesta #2 en: Junio 23, 2009, 08:54:28 pm »

Ansias de contacto

Pero así­ como la mayorí­a de la comunidad cientí­fica no contempla la posibilidad de la presencia de seres extraños en nuestro planeta, sí­ acepta como probable la existencia de otras civilizaciones en la inmensidad del cosmos. Tanto, que las busca ansiosamente y elabora planes para establecer contacto con las mismas. Los intentos de búsqueda de inteligencias extraterrestres en las profundidades del cosmos, objetivo del programa SETI (Search for Extraterrestrial Intelligence = Búsqueda de inteligencia extraterrestre), y los intentos de comunicación con supuestas inteligencias extraterrestres en el espacio, que conforman el programa CETI (Communication with Extratrrestrial Intelligence = Comunicación con inteligencias extraterrestres) siguen un constante curso de perfeccionamiento, lo que pone de manifiesto la voluntad de ciertos sectores de la comunidad cientí­fica en entrar en contacto con otros seres inteligentes del universo.

El programa SETI se verá notablemente incentivado a partir de 1992 —para conmemorar el 500 aniversario del descubrimiento oficial de Amíérica—, con una nueva inyección presupuestaria de 100 millones de dólares, aprobada en 1988. Este dinero cubrirá una etapa de diez años de búsqueda de inteligencias extratrrestres, concretada en la instalación de seis analizadores multicanal del espectro radioelíéctrico, tres en Arecibo, en Puerto Rico, y otros tres volantes, que se trasladarán periódicamente del hemisferio norte al sur, en una búsqueda totalmente automatizada. Con este sistema se escudriñarán secuencialmente las 773 estrellas similares al Sol que se encuentran a una distancia inferior a los 80 años-luz, chequeando en cada una de ellas 2.000 millones de canales, mientras que por otra parte se barrerá todo el firmamento visible, en busca de alguna señal extraña que pudiera proceder de una civilización desconocida. El equipo que se empleará para ello es un analizador multicanal de espectros, el MCSA 2.0, que puede sintonizar simultáneamente hasta 10 millones de frecuencias.

En lo que al proyecto CETI respecta, cabe decir que en marzo de 1974, la Junta del Consejo Cientí­fico del Area del Problema de Radioastronomí­a de la Academia de Ciencias de la Unión Soviíética discutió y aprobó un programa de investigación del problema de la comunicación con civilizaciones extraterrestres. El programa fue elaborado por la sección de búsqueda de señales cósmicas de origen artificial del Consejo de Radioastronomí­a, a partir de las recomendaciones de la Conferencia Nacional Soviíética sobre el Problema de la Comunicación con Civilizaciones Extraterrestres que tuvo lugar en el observatorio astrofí­sico de Byurakan, en Armenia, en mayo de 1964, y la conferencia soviíético-norteamericana sobre CETI mantenida en el mismo Byurakan en setiembre de 1971. El programa proyectado fue expuesto previamente en la VII Conferencia Nacional Soviíética sobre Radioastronomí­a, convocada en Gorki en 1972, para ser aprobado definitivamente por la Academia de Ciencias de la URSS en 1974.

En el texto del programa aprobado por los soviíéticos destaca la afirmación de que:

"Merece particular atención la posibilidad de que sondas lanzadas por civilizaciones extraterrestres se encuentren actual mente en el Sistema Solar e incluso en órbita alrededor de la Tierra".


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Re: El muñeco humano
« Respuesta #3 en: Junio 23, 2009, 08:55:45 pm »
Nos visitan desde siempre

Pero hay otro camino para averiguar si existen y si son capaces de venir a visitarnos. Frente a la totalidad del establishment cientí­fico, que apoya la lenta y costosa búsqueda de señales de radio procedentes de seres inteligentes en el universo, cabrí­a proponer una solución mucho más sencilla: intentemos examinar si nuestra Tierra ha sido visitada alguna vez en el pasado, o si está siendo visitada en el presente por seres no terrestres.

No debemos perder de vista para ello que, sin necesidad de recurrir a testigos dudosos, a textos equí­vocos, a grabados de diversa interpretación, los textos que a lo largo de los tiempos han ido reflejando los pasos de la historia de la humanidad, están salpicados de testimonios que ilustran la presencia de objetos volantes que evolucionan de forma inteligente a baja altura, sobre la superficie terrestre.

Tampoco es preciso recurrir al cúmulo de leyendas y textos religiosos que claramente hacen referencia a seres que procedentes del cielo entran en contacto con los habitantes de la Tierra. No. Só1o hace falta releer los textos de historia. Así­, Plinio habla de objetos volantes no identificados en el Libro II de su Historia Natural. Cayo Suetonio refiere que el 1 de enero del año 49 a.JC. Julio Cíésar se topó con una figura sobrehumana junto al rí­o Rubicón. En el año 312 el pagano Constantino y todo su ejíército contemplaron una cruz luminosa en el cielo. Beda, en su Historia Ecclesiastica, afirma que en el año 664 se presentó sobre las cabezas de las monjas de un monasterio de Barking, junto al Támesis, una sábana volante luminosa. Mientras Carlomagno irrumpí­a en Italia, los sajones sitiaron Sigisburg, hasta que hicieron acto de presencia en el aire dos escudos volantes rojizos, que les hicieron huir precipitadamente y someterse luego a Carlomagno y al cristianismo. El 21 de febrero de 1345 una luz misteriosa procedente de las montañas de Montserrat en Catalunya se desplazó en el aire hasta detenerse encima de la población de Manresa, cuyos habitantes siguen celebrando desde entonces anualmente la "vinguda de la misteriosa llum".

En un texto que figura en los anales de la Inquisición, el Dr. Eugenio Torralba afirma que efectuaba viajes desplazándose por el aire guiado por una nube de fuego. Bernal Dí­az del Castillo, cronista de Hernán Cortíés, narra en su Historia verdadera de la conquista de la Nueva España que en el año 1527 los expedicionarios españoles observaron en el aire sobre sus cabezas una enorme espada larga (comparable a la cruz que vio Constantino) que no se mudaba del cielo durante más de veinte dí­as. Mientras que el historiador catalán Geroni Pujades escribe en su Dí­ari el dí­a 30 de setiembre de 1604 que en la madrugada de aquel dí­a los habitantes del obispado de Urgell asistieron a un combate aíéreo a baja altura.

En la publicación "L'Anníée Scientifique" aparece publicada en el año 1874 la noticia del avistamiento de gran número de cuerpos negros que cruzaban la Luna. En 1885, el astrónomo Josíé A. Bonilla publica un artí­culo en la revista "L'Astronomie", en el que explica que los dí­as 12 y 13 de agosto de 1883 contempló desde el observatorio mexicano de Zacatecas, del que era director, el paso de un total de 116 objetos volantes no identificados que en oleadas sucesivas cruzaban por delante del disco solar.

Etcíétera. La lista se hace interminable. La historia bien habla de estos fenómenos. Si no los omitiíéramos, si explicáramos la historia en su totalidad, sin omisiones ni retoques, asimilarí­amos con naturalidad que los fenómenos que evidencian la actuación de una inteligencia distinta a la nuestra, forman parte integrante y continuada de la historia de la humanidad. Sabrí­amos todos un poco mejor en donde nos encontramos.



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Re: El muñeco humano
« Respuesta #4 en: Junio 23, 2009, 08:56:45 pm »

Estamos programados

El premio Nobel Francis H.C. Crick, bioqulmico inglíés, que en 1953 descubrió la estructura del ácido desoxirribonucleico (ADN), adoptó a finales de 1981 una postura sorprendente: afirmó que en sus orí­genes nuestra especie fue creada por una supercivilización galáctica.

"Cuando el sistema solar estaba empezando a configurarse" —dice— "en alguna parte de la galaxia existí­a una civilización que debí­a hallarse en el grado de progreso en que nosotros nos encontramos ahora, aproximadamente. Esos seres, bastante parecidos a nosotros, indudablemente, comenzaban a trabajar con la vida.

"Un James Watson y un Crick extraterrestres habí­an descubierto la estructura del ADN. Otros, explotando sus trabajos, habí­an empezado a crear microorganismos, del mismo modo que nosotros, hoy, 'sintetizamos' las primeras bacterias en probetas.

"Esos seres descubrieron nuestro mundo en formación. Entonces se embarcaron en una experiencia que hoy nos parece imposible, pero que, dentro de unas decenas de años, estaremos nosotros mismos en condiciones de emprender: crear la vida inteligente. No exactamente igual que el Dios de la Biblia, que bajó a la Tierra a fin de modelar un poco de barro para formar a Adán, pero casi. Ellos hicieron que, en ese barro original, se pudiera sembrar una bacteria (u otro microorganismo), programado de tal forma que, al cabo de varí­as decenas de miles de años, desembocara en nosotros.

"Esos seres sembraron la Tierra igual que nosotros sembraremos quizá mañana un mundo lejano, todas cuyas probabilidades de llevar a la vida a su tíérmino más elevado, la inteligencia, estarán determinadas de antemano por nosotros."

En su libro Lí­fe itself (La vida misma) Francis H.C. Crick expone todos los argumentos de su tesis.



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Re: El muñeco humano
« Respuesta #5 en: Junio 23, 2009, 08:57:47 pm »
¿Un simple experimento?

Pero tambiíén podrí­amos ser un simple experimento. Imaginemos que una supercivilización que todaví­a existe en algún punto de la galaxia , o incluso fuera de ella, decidiera, por ejemplo, hace algunos millones de años, crearnos a plazo. Para ella, el tiempo no cuenta. Cuando criamos un ganado que vive sólo unos cuantos años, o simples bacterias en un tubo de ensayo, ¿pensamos ni por un momento que, para esos microorganismos, nosotros somos prácticamente inmortales?

Crick confiesa que esta última idea es de los soviíéticos. En efecto, la tesis de una siembra de la Tierra desde una galaxia cobró forma en el Congreso Internacional de Byurakan, en 1971. Especialistas como Vsevolod Troitsky, de la Academia de Ciencias de la Unión Soviíética, emitieron allí­ la teorí­a de que la Tierra podrí­a ser un campo de experimentación para seres superiores, con los cuales no hay ni que pensar en ponerse en contacto, porque van muy por delante de nosotros.

Entonces, ¡son como dioses!

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Re: El muñeco humano
« Respuesta #6 en: Junio 23, 2009, 08:59:29 pm »
Vida por doquier

Casi simultáneamente con la publicación de la obra de Crick, el profesor de matemáticas aplicadas y astronomí­a en el University College de Cardiff, en el Paí­s de Gales, y director del Instituto de Estudios Fundamentales de Sri Lanka, Nalin Chandra Wickramasinghe, publicó sendos libros escritos en colaboración con el astrónomo Sir Fred Hoyle, y titulados Space TraveIlers: the Bringers of Life (Viajeros del espacio: los que trajeron la vida) y Evolution from Space (La evolución desde el espacio), respectivamente.

De la lectura de ambos libros, así­ como de las manifestaciones de otros cientí­ficos que investigan la existencia de formas de vida en el universo, se deduce claramente —no sólo como reflexión filosófica o lógica, sino decididamente como resultado de comprobaciones puntuales— que la vida no es una prerrogativa del planeta Tierra que habitamos, sino que sus bases se hallan repartidas por doquier en la vasta inmensidad del universo.

De forma que la afirmación del premio Nobel Francis H.C. Crick, descubridor como dije de la estructura del ADN, en el sentido de que una supercivilización galáctica nos creó en un pasado remoto, no caracen de base lógica. Nuestra creación fue, en su opinión —recuerdo—, una fabricación programada.



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Re: El muñeco humano
« Respuesta #7 en: Junio 23, 2009, 09:00:19 pm »
El muñeco humano

Exactamente de esta fabricación programada a la que aluden algunos cientí­ficos de avance, nos hablan tambiíén las tradiciones más antiguas del planeta, que quedan perfectamente reflejadas en el legado sagrado de los indios quichíés, de la gran familia maya. Cuando el planeta Tierra aún no se habí­a solidificado, y antes de poblarlo por tanto el ser humano, ya estaban ahí­ los constructores, los fabricadores, los poderosos del cielo. Con esta afirmación, el Popol-Vuh, el libro del Consejo de los quichíés, está en lí­nea con las afirmaciones de Francis H.C. Crick:

"Solamente el agua limitada, solamente la mar tranquila, sola, limitada. Nada existí­a. Solamente la inmovilidad, el silencio, en las tinieblas, en la noche. Sólo los Constructores, los Formadores, los Dominadores, los Poderosos del Cielo, los Procreadores, los Engendradores, estaban sobre el agua, la luz esparcí­da.";

Así­ reza el Popol-Vuh, que además nos cuenta cómo los Dominadores construyeron al ser humano, al hombre, para que íéste les adorara y les invocara, ya que sin este detalle de vanidad su creación, su fabricación, no resultaba completa y, más aún, carecí­a de sentido. Esta necesaria adoración se repite en las tradiciones religiosas más antiguas de numerosas comunidades humanas. ¿Cabe pensar acaso que la energí­a que emitimos durante semejantes actos de adoración sirve de nutrición a quienes presumiblemente nos diseñaron? "Es tiempo de concentrarse de nuevo sobre los signos de nuestro hombre formado, como nuestro sostíén, nuestro nutridor, nuestro invocador, nuestro conmemorador", afirma el Popol-Vuh. Narra este mismo 'libro del Consejo' que el primer muñeco formado con tal finalidad no hablaba, por lo cual no los invocaba, motivo por el que fue destruido: "No tení­an ni ingenio ni sabidurí­a, ningún recuerdo de sus Constructores, de sus Formadores; andaban, caminaban sin objeto. No se acordaban de los Espí­ritus del Cielo; por eso decayeron. Solamente un ensayo, solamente una tentativa de Humanidad."

La imperfección de este primer intento de biorrobot provocó su destrucción por medio del agua, del diluvio: "Entonces fue hinchada la inundación por los Espí­ritus del Cielo, una gran í­nundación fue hecha, llegó por encima de las cabezas de aquellos maní­quí­es."



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Re: El muñeco humano
« Respuesta #8 en: Junio 23, 2009, 09:01:15 pm »
Con la mente frenada

Al segundo intento, les salió un hombre tan inteligente y de tan perfecta comprensión, que temieron que supiera y viera demasiado, lo que no les convení­a a Los de la Construcción, a los Poderosos del Cielo:

"'No está bien lo que dicen nuestros construidos, nuestros formados. Lo conocen todo, lo grande, lo pequeño, dijeron. Por lo tanto., celebraron consejo. '¿Cómo obraremos ahora para con ellos? ¡Que sus miradas no lleguen sino a poca distancia! ¡Que no vean más que un poco la faz de la Tierra! ¡No está bien lo que dicen! ¿No se llaman solamente Construí­dos, Formados? Serán como dioses, sino engendran, si no se propagan, cuando se haga la germí­nací­ón, cuando exista el alba; solos, no se multiplican. Que eso sea. Solamente deshagamos un poco lo que quisimos que fuesen; no está bien lo que decimos. ¿Se igualarí­an a aquellos que los han hecho, a aquellos cuya ciencia se extiende a lo lejos, a aquellos que todo lo ven?', fue dicho por los Espí­ritus del Cielo, Dominadores, Poderosos del Cielo. Así­ hablaron cuando rehicieron al ser de su construcción, de su formación. Entonces fueron petrificados los ojos por los Espí­ritus del Cielo, lo que los veló como el aliento sobre la faz de un espejo; los ojos se turbaron; no vieron más que lo próximo, esto sólo fue claro. Así­ fue perdida la Sabidurí­a y toda la Ciencia de los cuatro hombres, su principio, su comienzo. Así­ primeramente fueron construidos, fueron formados, nuestros abuelos, nuestros padres."

De esta forma, para evitar que supiera y que viera demasiado, se corrigió a este segundo prototipo de hombre, para conformar definitivamente a la raza humana actual, previo ajuste de clavijas y recorte de su capacidad de comprensión. Así­, no se nos concedió más que una mí­nima parte del saber. ¿No nos están confirmando las más avanzadas investigaciones de las potencialidades de nuestra mente que solamente estamos usando aproximadamente un 10 % del total de nuestras posibilidades? O sea, solamente una mí­nima parte del saber que nos corresponde de acuerdo con nuestro plan de fabricación original.

Sorprendentemente, exactamente lo mismo le confirma Gabriel al contactado Mahoma, amíén de darle un sí­mil minúsculo que acaso pueda hacer alusión al microorganismo que menciona Francis H.C. Crick, al hacer referencia al origen del ser humano: "¡Predica en el nombre de tu Señor, el que te ha creado! Ha creado al hombre de un coágulo. ¡Predica! Tu Señor es el Dadivoso que ha enseñado a escribir con el cálamo: ha enseñado al hombre lo que no sabí­a."

Pero, aparte de enseñarnos lo que no sabí­amos, el Dadivoso tambiíén recalca en el mismo Corán algo bastante más grave y que enlaza con el Popol-Vuh mesoamericano: "No se os ha concedido más que una mí­nima parte del saber."



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Re: El muñeco humano
« Respuesta #9 en: Junio 23, 2009, 09:02:28 pm »

La máquina humana

De acuerdo con todo lo expuesto, puede concluirse —al menos como hipótesis— que una supercivilización cósmica recurrió a la ingenierí­a geníética para dar origen al ser humano: a nosotros. Pero, ¿es posible concebir el organismo humano —aquí­ no entraremos en la discusión de la parte espiritual, aní­mica o energíética de nuestras personalidades, que ocupa este organismo durante el lapso de tiempo de cada una de nuestras vidas individualizadas— como una fabricación, entendiendo esta fabricación en el sentido más amplio de la palabra, y no como una autíéntica 'creación', sino como manipulación de los elementos disponibles?

Si echamos una vez más una ojeada a la ciencia de avance, veremos que efectivamente, es posible. Solamente hay que tener presentes los progresos que se están realizando en los campos por ejemplo de la biónica —pronto no habrá prácticamente ningún órgano o parte del cuerpo humano que no pueda reemplazarse por un sofisticado dispositivo de recambio (actualmente se producen en Utah, en los Estados Unidos, más de dos millones de unidades de más de mil recambios para el cuerpo del ser humano)— y de los biochips, que permiten construir ordenadores con la misma materia de la que está hecho el cerebro humano.

No debe perderse de vista que nuestro cerebro es una compleja computadora biológica que recibe informaciones a travíés de los órganos sensoriales de nuestro cuerpo fí­sico, como tambiíén los recibe por ví­a paranormal, sin intervención de estos órganos sensoriales. A base de estas informaciones recibidas y debidamente codificadas, el cerebro elabora planes de actuación y enví­a las órdenes de reacción precisas para cada situación a los respectivos 'departamentos' de nuestro cuerpo. Nuestro cerebro es, así­, la computadora que actúa a modo de centro de control de nuestro cuerpo. Y íéste se atiene a unas leyes y normas constantes en cuanto a composición, estructuración, reacciones, posibilidades de acción y vulnerabilidad.



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Re: El muñeco humano
« Respuesta #10 en: Junio 23, 2009, 09:05:01 pm »
Manipulaciones geníéticas

No es, por otra parte, ningún secreto el hecho de que —sirviíéndose de los ácidos nucleicos y de su función como portadores de información— los genetistas están desde hace años investigando la forma de manipular las cadenas de ADN con el objeto de influir en los caracteres hereditarios y así­ moldear a los seres vivos a su voluntad. Todo ello —que no es posible detallar en este breve espacio, pero que sí­ lo hago en mi libro El muñeco humano (Ediciones Kaydeda, Madrid)— conduce indefectiblemente a que en un futuro más o menos lejano se pueda diseñar y fabricar un ordenador capaz de copiarse, de reproducirse a sí­ mismo a su imagen y semejanza. Puesto que no hará otra cosa que atenerse a la constante vital basada en la doble espiral del ADN.

Las posibilidades que se abren en el campo de la biónica y del ordenador biológico, nos llevan a la ineludible reflexión de que, si todo esto lo estamos intuyendo y ensayando nosotros ahora, y lo llevaremos a la práctica en un futuro más o menos lejano, pero no inexistente, es fácil suponer que una civilización cósmica muchí­simo más desarrollada tecnológicamente que nosotros, haya logrado en el pasado el modelo más avanzado: el biorobot superautomático e independizado, construido o criado a imagen y semejanza de los propios fabricadores. Este modelo somos nosotros mismos. Las afirmaciones de Francis H.C. Crick y el conocimiento del Popol-Vuh, o sea la ciencia de avance y las más antiguas tradiciones del planeta estarí­an así­ en lo cierto: alguien programó nuestra fabricación en algún lejano momento del pasado.

Lo más grave de esta situación es que este alguien, precisamente por ser nuestro fabricador, puede seguirnos controlando a voluntad. A la suya, que no es necesariamente la nuestra.

Âé Andreas FABER-KAISER
fuente: Web AFK