Manuel Llamas
La oposición republicana se agarra al fiasco energíético español para tratar de tumbar la nueva ley energíética del presidente de EEUU, Barack Obama, que pretende impulsar las energías renovables en la primera potencia mundial.
El Partido Republicano basa sus argumentaciones en un reciente estudio de la Universidad Rey Juan Carlos, elaborado por analistas del Institituto Juan de Mariana, en el que se desmostraba que por cada "empleo verde" creado en España se destruían 2,2 puestos de trabajo en el resto de la economía.
En una rueda de prensa celebrada el lunes, el líder republicano en la Cámara de Representantes, Mike Pence, argumentó que España no es, ni mucho menos, un ejemplo a seguir en materia energíética, tal y como afirmó Obama. Más bien, todo lo contrario. El Gobierno de EEUU pretende sacar adelante una nueva ley energíética centrada en el fomento de las energías renovables. Sin embargo, su aprobación supondría un "impuesto energíético a nivel nacional", que aumentará los costes de bienes y servicios a familias y empresas y, además, destruirá "millones de puestos de trabajo" en EEUU, advirtió Pence.
La Ley Verde de Obama
Obama defiende su proyecto afirmando que las renovables generarán puestos de trabajo pero, tal y como muestra el citado estudio, por cada "empleo verde" creado en España se destruyen 2,2. Además, cada puesto de trabajo que genera el sector cuesta a los contribuyentes más de medio millón de euros. "El sentido común del pueblo americano entiende que si se eleva el coste de la energía se perderán más puestos de trabajo", indicó Pence.
El fracaso de California
El líder republicano tambiíén puso como ejemplo los problemas energíéticos que padece California, tras apostar firmemente por las energías renovables y una agresiva política de eficiencia energíética. Como resultado, la factura elíéctrica en California "ha subido de media un 34% desde 1990", recordó Pence.
Este encarecimiento ha provocado una creciente deslocalización empresarial en el estado de California, y su gobierno ha tenido que aumentar casi un 60% la importación de energía procedente del carbón, ya que ha paralizado la construcción de nuevas plantas.
"Ahora, California importa más electricidad que cualquier otro estado" de EEUU, alertó Pence. De este modo, para los republicanos tanto España como Califonia son, precisamente, los ejemplos que no debe seguir EEUU en materia energíética. Y es que, según los cálculos que maneja el Partido republicano, si Obama logra aprobar su proyecto, cada hogar tendrá que pagar hasta 4.000 dólares adicionales al año debido al aumento de los costes en la electricidad.
En este sentido, George Will, uno de los analistas más seguidos en EEUU, dedicó recientemente su columna en The Washington Post al fiasco energíético español, aludiendo igualmente al estudio de la Rey Juan Carlos.
"¿Por quíé, se pregunta Gabriel Calzada [uno de los autores del informe], Barack Obama propone a Estados Unidos que copie el modelo español para crear empleo verde en el sector de las energías alternativas cuando la tasa de paro de España es del 18,1% -más del doble de la media de la Unión Europea-, en parte por haber despilfarrado dinero en tales empleos ecológicos?", indica Will en su columna, traducida por LD.
"Calzada sostiene que ciertamente el enorme despilfarro de España en parques ecológicos y otras energías alternativas -ninguna otra nación ha financiado de manera tan agresiva la generación elíéctrica a partir de fuentes renovables- ha creado algunos puestos de trabajo. Pero su informe concluye que a menudo son empleos temporales que como media han costado cada uno entre 752.000 y 800.000 dólares sólo en subvenciones (los empleos en la industria eólica salen aún más caros: 1,4 millones de dólares cada uno)".
"Por este motivo, cada nuevo empleo verde acarrea la píérdida de 2,2 puestos de trabajo que desaparecen o no son creados en el resto de industrias a causa de una asignación subóptima de los capitales".
Sin embargo, según Will, lo importante "no es si informes como el de Calzada o los de los republicanos aciertan en todas sus críticas. No resulta demasiado anti-intuitivo que las inversiones que se realicen por motivos políticos terminen siendo contraproducentes desde un punto de vista económico. En la práctica, los ecologistas deberían defender con valentía sus convicciones y reconocer que su objetivo es someter la racionalidad del mercado a su sublime agenda de salvación planetaria", concluye.
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