La bolsa española no puede subir en solitario
Publicado en Expansión por Carmen Ramos
En muchas ocasiones hemos comentado que la bolsa nunca deja de sorprender. Esta semana, el miíércoles en concreto, los titulares de toda la prensa económica destacaban que el Ibex 35 había liderado los avances de los principales índices del mundo.
Nuestro indicador bursátil cerró junio con una revalorización del 3,86%, de manera que en el segundo trimestre subió un 25,2% y en lo que va de año un 6,44%. Si nos remontamos a los mínimos de marzo, el avance supera el cuarenta por ciento.
Hay que admitir que nuestro índice ha jugado con una ventaja respecto a sus homólogos: que el peso de los dos grandes bancos y Telefónica en su formación es muy elevado. Mientras los títulos de los primeros han subido con mucha fuerza, la cotización de la operadora ha aportado su granito de arena.
Sin embargo, llama poderosamente la atención que mientras los informes de las entidades monetarias, y los propios datos económicos, muestran que la situación de nuestra economía es peor que la de la mayoría de países europeos y que, por supuesto, la crisis durará mucho más que en Estados Unidos, nuestra bolsa suba con más alegría.
Las bolsas celebraron en marzo y abril que el sistema financiero respiraba, que las drásticas medidas tomadas por las autoridades monetarias habían surtido efecto, pero ya no ha habido nada más que celebrar, y suficiente templanza han mostrado no viniíéndose atrás.
A lo largo de los dos últimos meses todos los índices se han limitado a oscilar dentro de una franja lateral, de manera que las pocas noticias buenas les han llevado al techo, al nivel que funciona como resistencia, y las malas les han empujado hacia el suelo, a aferrarse a los soportes. Sin embargo, nuestro índice intentó salir al alza de esta franja y desató la euforia entre los analistas tíécnicos, ya que más de uno vio el fin de la tendencia bajista.
Creemos que estos avances obedecen a que la inversión se está concentrando excesivamente en estos valores y la verdad es que puede ser contraproducente, ya que si se fuerzan en exceso, las realizaciones estarán al acecho.
Creemos que no hay motivos para salir corriendo de la renta variable, máxime si se está situado en buenos valores, pero que no se debe esperar que nuestro índice se desmarque y salga al alza.