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Autor Tema: 86.000 amas de casa sin experiencia buscan su primer empleo en el INEM  (Leído 469 veces)

Orpheo

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Elmundo.es/Ana Salamanca (Efe)
Madrid.- En su mayorí­a se trata de mujeres con pocos estudios, destinadas a empleos de baja cualificación, muchas veces en la economí­a sumergida.

El marido en paro, las cargas económicas, los hijos ya criados... son circunstancias que empujan a más de 86.000 mujeres mayores de 44 años, amas de casa sin experiencia, a buscar empleo en el INEM. Un colectivo creciente, de difí­cil inserción y con posibilidades de ocupación en el cuidado de personas dependientes.

El paro, que en junio se redujo en 55.250 personas, continuó subiendo en el colectivo sin empleo anterior y, dentro de íéste, entre los mayores de 44 años superó las cien mil personas (en concreto 100.002). De ellos, 86.125 son mujeres que nunca trabajaron, o lo dejaron hace años, lanzadas al mercado laboral por las dificultades en sus hogares.

Representan casi la mitad de las mujeres que demandan primer empleo (178.574), y son tambiíén el grupo mayor (34,7%) entre todos los parados sin experiencia (248.069) inscritos en el INEM.

En su mayorí­a, son amas de casa con pocos estudios, destinadas a empleos de baja cualificación, muchas veces en la economí­a sumergida, y con responsabilidades familiares que dificultan la movilidad geográfica, lo que limita su contratación a ojos de los empresarios.

Pero con algo "muy bueno", declara Begoña Guindel, directora de zona de la empresa de trabajo temporal Randstad: "Son gente muy seria, con un absentismo cero, dispuestas a trabajar a jornada parcial, y se adaptan a todo. A veces nos piden ese perfil, y, en muchos casos, terminan con un contrato indefinido".

En el primer trimestre de 2009, estas entidades realizaron 81.802 contratos a mujeres, de ellos 10.808 (13,2%) a mayores de 45 años, y un 60% de ellos a tiempo completo, según datos facilitados a EFE por la Asociación de Grandes Empresas de Trabajo Temporal (AGETT).

La crisis, destaca el servicio de estudios de AGETT, ha provocado un aumento del paro, pero tambiíén el crecimiento de este grupo de población activa, en lo que denominan el "efecto del trabajador añadido", originado por el desempleo o la incertidumbre en otros miembros de la familia.

Sólo Andalucí­a, con 34.709 paradas, concentra el 40% de estas amas de casa registradas en el INEM. A mucha distancia están Galicia (6.886), Canarias (6.883), Extremadura (6.318), Comunidad Valenciana (6.096), Castilla y León (4.945), Cataluña (4.507), Madrid (3.901), Castilla-La Mancha (3.562), Paí­s Vasco (1.892) Murcia (1.623), Asturias (1.526), Aragón (873), Cantabria (696), Melilla (454), Ceuta (410), Baleares (387), Navarra (335) y La Rioja (122).

Dificultades y desánimo
El panorama es sombrí­o, pero ¿se puede encontrar empleo despuíés de los 45?. "Sí­. Con empeño, sí­", responde Beatriz Peláez, orientadora laboral en la asociación Arrabal de Málaga, una de las entidades integrada en Red Araña, con un programa, "Emplea 45", para la inserción de este colectivo.

Pero la edad y la falta de formación lo hacen difí­cil. Y cunde el desánimo, coinciden Setefilla Toro, de 56 años, Violeta Berni, de 45, y Rosa, de 50, que han encontrado ocupación gracias a estas entidades sociales.

Para la directiva de Randstad "es complicado poderlas colocar, y en el cien por cien de los casos son empleos de baja cualificación": limpieza, peón, mozo, camareras, almacíén o archivo muy básico. La clave, opina Beatriz Peláez, está en aprovechar su experiencia en tareas a las que se han dedicado, como cuidar a otras personas, y formarse.

"Tienen que reciclarse", explica. Su formación es obsoleta, no conocen las nuevas tecnologí­as, adquirir nuevas competencias y habilidades les supone un esfuerzo psicológico, y deben vencer la reticencia a hacer cursos que nos les reportan ingresos.

Lo hizo Setefilla Toro, sevillana, con una discapacidad de espalda, y el 3 de julio empezaba a trabajar en una residencia de personas disminuidas. A travíés de un programa de inserción laboral con prácticas en empresas, Setefilla realizó un curso de celador sanitario y, en la misma residencia donde hizo las prácticas, ha sido contratada. Antes, se habí­a formado como auxiliar de geriatrí­a y ocupado de personas mayores.

"En geriatrí­a tenemos una salida. Hay gente joven en ello, pero no tienen mucha paciencia, y tampoco quieren cambios de horarios y turnos. A nuestra edad, con los hijos mayores, eso no importa y, por las circunstancias y la experiencia en cuidar a otros, se tiene otra capacidad".

Muy constantes
Lo llamativo, según un estudio de Randstad -cuya Fundación cuenta con un Centro de Apoyo e Intermediación Laboral dedicado a mujeres de más de 45 años- es que son "muy constantes" a la hora de buscar trabajo. Tambiíén, que más de la mitad piensan en mejorar su formación para afrontar la crisis.

Es lo primero que hará despuíés del verano la malagueña Rosa, con dos hijos, el marido en paro desde septiembre y decidida a hacerse auxiliar de geriatrí­a, tras varios empleos precarios "y mal pagados", asegura a EFE.

El último, reponedora en un hipermercado. "Trabajaba cuatro horas al dí­a, por 300 euros -reflexiona-. Es un trabajo duro, hay que levantar peso, me lesioníé la espalda y he terminado de baja".

"Necesito formarme. Me pueden llamar para cuidar ancianos o para limpieza. En otra cosa, no", añade Rosa, que fue dependienta hasta que nació su hijo, de 18 años. "He echado currí­culos en supermercados, en el Corte Inglíés,... pero para eso llaman a los jóvenes". Y confiesa haber sentido desánimo por no encontrar su sitio.

Cuando se enfrentan a la búsqueda de empleo sin conseguirlo, indica Beatriz Peláez, pueden sentir falta de autoestima, fracaso, responsabilidad por la situación, incluso depresión, y son escíépticas ante la utilidad de la orientación laboral.

Para Francisco Aranda, presidente de AGETT, es importante que se otorguen más competencias a las empresas de trabajo temporal para convertirse en agencias de empleo, y poder ofrecer más oportunidades laborales a todos los trabajadores, "sobre todo a aquellos que tienen más dificultades, como las mujeres mayores de 45 años".



En individuos, la locura es rara; en grupos, partidos, naciones y épocas, es la regla", Nietzsche.