Efe
Francfort.- Doce empresas, entre ellas la española Abengoa Solar, el consorcio alemán E.ON y la suiza ABB, han acordado participar en Desertec Industrial Initiative (DII), un ambicioso proyecto de energías renovables para instalar en el desierto del Sáhara plantas solares termoelíécricas capaces de suministrar electricidad a Europa, ífrica y Oriente Medio.
Según un estudio realizado en 2006 por el centro aeroespacial alemán, el plan cubriría el 15% de las necesidades elíéctricas de Europa y dos tercios de las del norte de ífrica y Oriente Medio. Es decir, supondría la instalación de plantas solares capaces de producir 100 gigavatios hasta 2050.
"Desertec es un proyecto visionario que permitirá una obtención y un suministro energíético sostenible", declaró Reníé Umlauft, consejero delegado de Energía Renovable de Siemens, tras la firma en Múnich (sur de Alemania) de la declaración para la puesta en marcha de DII.
Además de las empresas citadas, en el proyecto DII tambiíén participarán Deutsche Bank, MAN Solar, RWE, Mí¼nchener Rí¼ck, M+W Zander, Schott Solar, Siemens y la argelina Cevital.
Las empresas se han dado un plazo de tres años para desarrollar las condiciones necesarias para ejecutar el proyecto, pues costaría hasta 2050 unos 400.000 millones de euros.
Conforme al documento suscrito en Múnich tras una conferencia en la que participaron representantes de la Liga írabe, el Ministerio de Energía de Egipto, el Club de Roma y organizaciones no gubernamentales, la iniciativa DII se transformará en sociedad anónima en octubre.
El plan Desertec, nacido como Fundación al amparo del Club Roma, un grupo de países interesados en el proyecto y empresas del sector energíético, tambiíén prevíé la construcción de una red descentralizada de plantas eólicas y desalinizadoras.
Desertec cuenta con detractores, para quienes este proyecto repite el modelo de aprovisionamiento desde el exterior, es decir ahonda en la dependencia energíética y evoca los fantasmas del colonialismo.
Por el contrario, sus defensores ven en Desertec un desafío comercial, tecnológico y hasta político, pues consideran que muchos países africanos podrán beneficiarse del mismo.