Por... Juan Josíé Hoyos
Dicen que fue un escritor fracasado. Que el alcohol convirtió su vida en un infierno. Que es un autor olvidado de un solo libro memorable. Que despuíés de un amor malogrado con una bella actriz de cine se casó con una escritora de segundo orden que lo rescató de entre los muertos y salvó el resto de su obra. Sus cartas y sus fotos han mantenido viva esa leyenda. Tambiíén sus biografías. Pocas veces la vida de un escritor ha despertado al mismo tiempo tanto amor desbordado y tanto lastimoso menosprecio.
Malcolm Lowry nació el 28 de julio de 1909 en Cheshire, Inglaterra, y murió en ese país a los 47 años, despuíés de una confusa pelea matrimonial a la que puso fin tomándose una botella de ginebra y un frasco de pastillas para dormir. Su nombre saltó a la fama cuando publicó "Bajo el volcán", una novela sobre la lucha de un hombre entre las potencias de la oscuridad y la luz, según sus propias palabras. El libro es la historia de un día en la vida del Cónsul, un inglíés perdido en la noche de su alma y en las calles de Cuernavaca, Míéxico, donde espera a la mujer que lo ha abandonado y que íél ama con desesperación: "Nunca supo cuánto la había querido hasta que se fue y nunca debió dejarla ir pues la vida se había convertido en un infierno sin ella". Alguien que sabe que no se puede vivir sin amar. El drama termina doce horas más tarde, a las siete de la noche, cuando el Cónsul se hunde en la oscuridad, muerto a balazos y es arrojado por un barranco, en las afueras de la ciudad. Detrás de íél tiran un perro muerto.
Con motivo de los cien años del nacimiento de Lowry ha habido encuentros dedicados a su memoria en Míéxico, España, Canadá, Inglaterra y Portugal. Tambiíén se han editado nuevos libros dedicados a su vida y su obra, dos cosas difíciles de separar en su caso. Tal vez el más importante es "Perseguido por los demonios", de Gordon Bowker. Las obras de Lowry y sus biografías han tenido suerte en el idioma de Cervantes. A la ya legendaria traducción de "Bajo el volcán" hecha por Raúl Ortiz, se suma ahora esta excelente traducción del libro de Bowker, de María Aída Espinosa. Con la ayuda de testimonios, correspondencia iníédita y una investigación paciente, Bowker narra los episodios más fascinantes de la vida de Lowry, sus tragedias, sus excesos, su inenarrable amor por la vida y por el amor y las depresiones que lo llevaron a abusar del alcohol y a ser internado en hospitales psiquiátricos. La fuente de las historias es invaluable: la actriz Jan Gabrial, la primera esposa del escritor, quien lo acompañó en su primer viaje a Míéxico.
Leyendo sus páginas recordíé la oración de Lowry, que un buen amigo tuvo a bien mandarme: "Querido Señor Dios: Te ruego encarecidamente que me ayudes a ordenar este trabajo, aunque parezca feo, caótico y pecaminoso, de modo que sea aceptable a Tus ojos, para que de este modo, según le parece a mi cerebro desordenado e imperfecto, pueda alcanzar los más altos cánones del arte; abriendo, no obstante, nuevos caminos y rompiendo viejas reglas cuando sea necesario; tiene que ser estimulante, tempestuoso, atronador; la vivificante palabra de Dios debe resonar en íél, proclamando la esperanza para el hombre; y sin embargo, tiene que ser tambiíén equilibrado, grave, lleno de ternura y compasión, y humor: como el escritor se halla íél mismo cargado de pecados, si se le deja solo no puede escapar a conceptos en ocasiones falsos e inanes, y somete su voluntad a la de una bandada de gallinetas que lo llevan por senderos equivocados? Por favor -creo que necesitas escritores-, deja que verdaderamente Te sirva como tal, convirtiendo este material en algo grande y hermoso, y si mis motivos para escribir son oscuros, y si ahora las palabras están dispersas y a menudo faltas de sentido, por favor, perdóname por ello, pero, Te lo suplico, pon alguna Musa, algún ángel del arte a mi disposición para ordenarlas de un modo bello; por favor, ayúdame, de lo contrario estoy perdido. Mis plegarias tambiíén para San Judas, ¡querido patrón de los imposibles!"
Parece que el querido señor Dios escuchó a Malcolm Lowry. Pocos libros del siglo XX como "Bajo el volcán" nos hablan de un modo tan bello y tan terrible de la caída del hombre, de la imposibilidad del amor, de la soledad y de la condena que significa vivir en un mundo que cada día se parece más a un infierno.
