Las máquinas toman el control de Wall Street
Nuño Rodrigo / Ana B. Nieto en Cinco Días
Serguey Aleynikov fue interceptado el 3 de julio en el aeropuerto internacional de Newark por varios agentes del FBI. Este inmigrante ruso con residencia en Nueva Jersey fue arrestado bajo la acusación de robar códigos informáticos de alto secreto. Pero ni los secretos eran militares ni su destino, aparentemente, era una potencia extranjera. Aleynikov era un empleado de Goldman Sachs y está acusado de haberse llevado el código que utilizan los programas automáticos de inversión de esta firma.
Esta historia de espías ha llevado a primera línea de actualidad algo que se comentaba con asiduidad en los círculos financieros desde hace meses: el cada vez mayor peso de las operaciones automáticas en la Bolsa. Según la New York Stock Exchange, hay semanas en las que la mitad del negocio lo hacen ordenadores, sin que intervenga la mano del hombre. Ellos observan el mercado, ellos miran, ellos deciden y ellos compran. Y despuíés venden. En cuestión de milisegundos. Según fuentes del mercado, la participación de las máquinas en el negocio bursátil llega al 70% si se suman las operaciones llevadas a cabo en las Bolsas no tradicionales. Y se gana mucho dinero. Joe Saluzzi, bróker estadounidense de la firma Themis Trade, calcula que el par de cientos de firmas que hacen intermediación de alta frecuencia pueden ganar unos 21.000 millones de dólares al año.
Así, aunque el material presuntamente robado por Aleynikov consistía en sólo 32 megabytes de código informático, que cabrían en un móvil de gama bastante baja, su valor es difícil de calcular. La denuncia del fiscal arroja algo más de luz sobre su contenido: "La entidad financiera había desarrollado a lo largo de los años una plataforma informática que permite afrontar compraventas sofisticadas, de alta velocidad y alto volumen. Es capaz de obtener y procesar información en relación a los sucesos del mercado. Estas operaciones suelen generar muchos millones de dólares al año".
El detenido había sido durante dos años programador de esta plataforma de intermediación de alta frecuencia (high frequency trading) de Goldman. Su trabajo era modelar sus sistemas automáticos de inversión. "Se autodenominan automated market makers, y es una tíécnica que utilizan hedge funds o broker dealers... Tienen grandes y sofisticados ordenadores alojados lo más cerca posible de los servidores de NYSE o Nasdaq, para tener una velocidad mayor. La velocidad es todo en este negocio; se pueden mover títulos en 50 milisegundos", explica Saluzzi.
Los programas captan la información de mercado que pueda ser relevante. A travíés de complicados algoritmos matemáticos buscan pautas de comportamiento y, en consecuencia, operan. Aunque lo hacen a travíés de pequeños paquetes de acciones -para ocultar las huellas-, mueven grandes cantidades de dinero. Así, por minúscula que sea la variación de precio, quien se adelante a los demás gana mucho dinero. Y el abanico de operaciones realizadas es tan amplio y complejo como cabe esperar de la imaginación de un ejíército de matemáticos millonarios armados con superordenadores.
Ahora bien, los ordenadores ganan dinero sólo si tienen una ventaja sobre su competencia, que no son los humanos, sino otros ordenadores. Dicha ventaja se obtiene bien por la infraestructura (mejores máquinas y más rápidas) como por la sofisticación de los programas que operan. Es una verdadera carrera armamentística, y como en cualquier carrera de armamentos, la información es poder. Por eso el robo del programa parece sacado de una películas de espías.
De hecho, según la denuncia, "la plataforma es confidencial. No se otorgan licencias, no se comparte el código informático ... la entidad financiera cree que algunas características de su plataforma le dan ventaja competitiva contra otras firmas ... y si los competidores obtienen la plataforma la capacidad de la entidad para beneficiarse de la rapidez y eficiencia se vería disminuida". Si un operador sabe cómo funciona un programa de la competencia, puede no limitarse a copiarlo, sino contraprogramar.
Pocas semanas antes de que Aleynikov fuese detenido, Goldman Sachs desapareció de la lista de los operadores que más dinero mueven con programas automáticos. Estos datos son publicados semanalmente por la Bolsa de Nueva York, y Goldman siempre estaba en primera posición.
Como sucede en las novelas, Aleynikov había tratado de establecerse por su cuenta. Había creado un fondo de inversión, llamado Teza, junto con varios trabajadores de Citadel. Citadel es una gran firma de hedge funds que, en presentaciones de 2007, aseguraba suponer el 10% de la operativa de alta frecuencia. El antiguo responsable de esta división en Citadel, Misha Malyshev, estaba entre los fundadores de Teza y, poco despuíés de la detención de Aleynikov, Citadel demandó a Teza por espionaje industrial. Tambiíén, en marzo de este año, UBS acusó a tres empleados, Jatin Suryawanashi, Partha Sarkar and Sanjay Girdhar, del robo de código informático confidencial utilizado para la inversión en Bolsa. El caso, sin embargo, apenas trascendió en el mundo financiero. Hasta el mes pasado.
"Es donde se gana todo el dinero ahora", comentó a The New York Times William Donaldson, ex presidente de la SEC, supervisor de los mercados, "si un inversor no tiene medios, está en una gran desventaja". En realidad, si el pequeño inversor tiene poco que hacer frente a los profesionales, íéstos no tienen mucho más futuro frente a las máquinas. Los programas automáticos entran o salen del mercado en milisegundos, para volver a entrar si detectan que los parámetros siguen siendo favorables. Por ejemplo, ante una noticia o un flujo de órdenes ven una pauta alcista, compran y venden a un precio unos cíéntimos más alto. Los inversores tradicionales llegan más tarde, pero compran igualmente, y el programa automático puede seguir penalizando a los que lleguen más tarde. Otros programas, según señalaba esta semana The Economist, generan volatilidad artificial en las acciones para elevar el precio de las opciones. Otros están preparados para reaccionar a las noticias que envían las agencias de noticias y responder a íéstas antes que los intermediarios humanos. Y hay programas están pensados para detectar las operaciones de otros sistemas y contraprogramar operaciones...
La asimetría de información y de oportunidades es algo que siempre se ha dado en la Bolsa. Pero las estrategias destapadas por el caso Aleynikov despiertan algunas preguntas que sobrepasan el ámbito de la inversión pura y dura. Y, paradójicamente, ha sido el fiscal del caso, Joseph Facciaponti, quien ha hecho algunos apuntes inquietantes: "El banco ha señalado la posibilidad de que alguien que sepa usar este programa pueda hacerlo para manipular los mercados con intenciones maliciosas". Una frase quizá no demasiado afortunada, pues el ultrasecreto programa ya era utilizado profusamente por Goldman.
Las operaciones se realizan aprovechando la estructura de los grandes mercados -sobre todo, el conocimiento del flujo de órdenes-, pero los programas automáticos utilizan tanto los sistemas de negociación tradicionales como plataformas electrónicas alternativas o dark pools, instituciones que proveen de liquidez en grandes cantidades y de forma bilateral, sin que los intermediarios tengan que retratarse.
Toda esta operativa, sobra decirlo, es perfectamente legal. Pero Saluzzi advierte que estos programas automáticos que suponen gran parte del volumen de la Bolsa no tienen ninguna obligación de dar liquidez al mercado, como los especialistas de Wall Street, y eso supone un riesgo. "Si cancelan las operaciones de un día para otro, ¿quíé pasará con el volumen en los mercados, con la volatilidad? Va a haber un vacío sin precedentes", apunta. El premio Nobel Paul Krugman tambiíén ha entrado en el debate, al señalar que estos programas, de hecho, degradan la función primordial de los mercados, al tratarse de una suerte de impuesto que pagan los inversores que no tienen acceso a ordenadores ultrarrápidos.
En cualquier caso, algo empieza a moverse. El senador estadounidense Charles E. Schumer anunció el lunes que la presidenta del supervisor de los mercados, Mary Schapiro, prohibiría las flash orders, un sistema que permite que algunos operadores del mercado vean órdenes de compraventa de terceros medio segundo antes que el resto. Aunque teóricamente mejoran la liquidez, quien lo contrata obtiene una ventaja en tíérminos de información, pues medio segundo es una eternidad en el mundo del trading de alta frecuencia. Schumer añadió que esto formaría parte de un movimiento de mayor espectro para controlar los mercados opacos. Sin esperar al proceso normativo, Nasdaq anunció que eliminará las flash orders. Como suele suceder en las novelas de espías, cuando un caso sale a la luz, todos salen perdiendo.
Pregunta y respuesta. ¿Cómo funciona?
¿Quíé es la intermediación bursátil de alta frecuencia?
Se denomina así a los programas informáticos que invierten en Bolsa automáticamente y que se benefician de una velocidad de proceso y transmisión de órdenes extremadamente alta.
¿Quiíén opera en Bolsa de este modo?
Casi exclusivamente, las propias firmas de valores o hedge funds. Es imprescindible un acceso directo a los ordenadores centrales de las Bolsas y un coste por operación casi nulo, luego es un estilo de inversión reservado a los jugadores de gran tamaño.
¿Cómo funciona este tipo de operativa?
Las operaciones automáticas son parte del mercado desde hace muchos años -de hecho estuvieron presentes en el crac de 1987-, la diferencia es su grado de sofisticación. Antes se trataba sólo de operar en función de parámetros simples para limitar píérdidas, arbitrar o buscar correlaciones entre distintas inversiones. La operativa de alta frecuencia es distinta en la medida en que la velocidad de ejecución es un aspecto primordial, pues los programas están diseñados para entrar y salir del mercado en espacios de tiempo muy cortos. Se logran márgenes de precios estrechos pero se opera con gran cantidad de dinero. La base de estos mecanismos es obtener la información, procesarla y operar en el mercado, y salir de íél antes que otros operadores puedan saber quíé ha sucedido. Suelen comprar y vender a travíés de plataformas de negociación alternativas a la Bolsas.
¿Quíé efectos tiene sobre el mercado en conjunto?
Al operar mucho y con mucho dinero, elevan el volumen de negociación en la Bolsa. Pero despuíés hay distintas versiones sobre su impacto. Las firmas y los profesionales que se dedican a la intermediación de alta frecuencia señalan que aporta liquidez al mercado y lo convierte en eficiente. Otros comentaristas señalan que sólo generan volumen, no liquidez, dado que solamente operan cuando las condiciones de mercado son favorables, y si no, desaparecen.
Glosario de tíérminos
HFT. High frequency trading, o intermediación de alta frecuencia. Sistema de negociación en Bolsa practicado por programas informáticos caracterizado por generar una gran cantidad de operaciones en un intervalo de tiempo extremadamente corto, aprovechando de este modo pequeñas variaciones en el precio.
'FLASH ORDERS'. Cuando un mercado como Nasdaq no puede cruzar una orden al precio que íésta pide, está obligado a canalizarla a otros mercados. En ocasiones tiene acuerdos con algunos operadores de modo que les envía estas órdenes algunas díécimas de segundo antes de derivarla al mercado alternativo. Eso permite aprovechar esta información para cerrar operaciones ultrarrápidas.
'BLACK POOLS'. Son instituciones que agrupan tanto acciones como liquidez y que están al servicio de los grandes inversores. A travíés de las dark pools, los intermediarios o los hedge funds pueden comprar o vender grandes paquetes de acciones con acuerdos bilaterales desconocidos para el resto del mercado.
ALGORITMO. Secuencia de instrucciones para completar una tarea en un entorno determinado. En programas de inversión, se establecen una serie de campos a observar (cotizaciones, flujo de órdenes, noticias) y las operaciones que se deben realizar según varíen estos parámetros