Para el magnate sueco Ingvar Kamprad ofrecer productos con la filosofía de bueno, bonito y barato, ha sido la clave de su íéxito y fortuna.
Es el dueño de la empresa sueca Ikea, que ofrece diseño de calidad a bajo costo para el hogar y mobiliario creado con el concepto “hágalo usted mismoâ€, quien aprovechando los productores locales pudo mantener los precios bajos y en 1953 abrió la primera tienda dedicada exclusivamente a los muebles, despuíés de abandonar el resto de productos.
Sesenta y tres años despuíés cuenta con un conglomerado de 200 establecimientos en 31 países, 75 mil empleados y unas ventas anuales de 13 millones 500 mil euros. Sin olvidar la división de banca y otros brazos económicos que se extienden al ámbito de la distribución y la manufactura.
Pero Kamprad es uno de los empresarios más ahorrativos del mundo, por no decir el más tacaño del Universo entero. Con sus 22 billones de dólares, es uno de los hombres más ricos del orbe y quien mantiene a toda costa la regla de no desperdiciar ni un cíéntimo, alojándose en hoteles baratos y viajando en líneas aíéreas comerciales.
Se traslada en metro para ir a trabajar y cuando conduce lo hace en un Volvo de más 18 años de antigí¼edad; parece que derrochar dinero en el último modelo de automóvil aunque sus ingresos lo permitan, no está entre sus prioridades.
Kamprad nació en el sur de Suecia en 1926 y creció en una granja llamada Elmtaryd, cerca del pueblo de Agunnaryd, en la provincia de Smí¥land. En 1943 a los 17 años, creó su primera pequeña empresa con el dinero que había recibido como regalo de su padre por su íéxito en los estudios.
Registró entonces el nombre Ikea: las dos primeras letras (I y K), por las iniciales de su nombre y apellido y las dos últimas (E y A) por los nombres de la granja (Elmtaryd) y del pintoresco pueblo (Agunnaryd) donde creció.
Ahí, el joven visionario de los productos del hogar comenzó vendiendo cerillos. Los compraba al por mayor en Estocolmo y los colocaba con un margen justo de beneficio en su comunidad.
Poco a poco escaló en la categoría de los artículos: pescado, semillas, decoraciones navideñas, bolígrafos, carteras y joyas. Alquilaba una furgoneta de leche para repartir los pedidos. Hasta que su padre le premió su buen hacer escolar con un aguinaldo que destinó a la apertura de Ikea.
En 1953 abrió la primera mueblería y en esta etapa exploró el diseño de mobiliario, el automontaje, la publicidad, el uso del catálogo y la exposición como forma de llegar a la mayoría de las personas.
En 1960-1970 el concepto Ikea empieza a tomar forma. Se abren más tiendas y se desarrollan productos -estrella como mesas y libreros fácil de armar que pronto se convirtieron en objetos de gran demanda. Es la fase en la que el negocio toma forma y es cuando se empieza a escribir la historia del gran comerciante de muebles Ingvar Kamprad.
En 1990, la empresa de Kamprad crece todavía más. Se crea mobiliario para los niños y el foco de atención principal son las soluciones de decoración del hogar para atender las necesidades de las familias con hijos.
Se forma el grupo Ikea y la responsabilidad hacia la gente y el medio ambiente se convierte en un requisito fundamental para hacer buenos negocios.
En el 2000, la firma se extiende a nuevos mercados como Japón y Rusia. Se estudian y presentan soluciones coordinadas de decoración para dormitorios y cocinas. En esta etapa se producen diversas asociaciones con íéxito para proyectos de tipo social y medioambiental.
“La bola de tabaco de mascar bajo el labio, la cartera bien sujeta, ese destello en sus ojos, la forma de expresarse, ligeramente descuidada, el mito de la tacañería, junto con la genialidad de un concepto que iba afianzando su triunfo; todo ello es más que suficiente para ganarse, tanto íél como su empresa, las simpatías de la genteâ€, dice Bertil Torekull en el libro “La historia de Ikeaâ€.
El magnate actualmente está retirado de los negocios y sus tres hijos controlan sus tiendas y aseguran la supervivencia del consorcio.
Kamprad, de 78 años, reside en Lausana, Suiza y obtiene ingresos anuales de Ikea por un monto de 13 mil 500 millones de euros anuales con 188 tiendas en más de 40 países.
Sus críticos dicen que la marca ha sido a los muebles lo que Mc Donald's a la gastronomía.
