El mayor bache financiero desde la Gran Depresión, hace 80 años, golpea de lleno en las regiones menos industrializadas del planeta, a pesar de que son las que menos responsabilidad tuvieron en la gestación y estallido de la crisis, y tiene efectos fatales para los más pobres de los países en desarrollo.
Entre 30.000 y 50.000 bebíés más morirán este año en ífrica, de acuerdo a un estudio del Banco Mundial. El presidente de esa institución, Robert Zoellick, reconoce esas consecuencias devastadoras, pero al mismo tiempo ve tambiíén señales de esperanza. La crisis es una oportunidad de que los países pobres empiecen de nuevo. “Son los más vulnerables, pero tambiíén una fuente potencial de crecimientoâ€, dice.
La crisis ha alterado los mecanismos de crecimiento en el mundo y es ahí donde los países en vías de desarrollo tienen su oportunidad. “China es un ejemplo, porque contribuye al crecimiento mundialâ€, aseguró Zoellick durante su reciente visita a Pekín. Con un programa estatal basado en el príéstamo, Pekín ha podido mantener su crecimiento cercano al 8 por ciento, estabilizando la economía mundial.
“Ya no podemos confiar en los consumidores estadounidenses para mantener el crecimiento, necesitamos otros mercadosâ€, explica Zoellick, que menciona a China, India, Indonesia, Egipto y Míéxico. “Otros países en desarrollo pueden lograr otras formas de desarrolloâ€.
LAS DIFERENCIAS DE OBJETIVOS
Si en las naciones ricas las condiciones de vida han empeorado con el desempleo y la crisis crediticia, lo que está en juego en las menos desarrollados es la supervivencia, y no sólo en el caso de los más pobres de ífrica. La crisis económica golpeó a los países en desarrollo cuando intentaban superar la crisis de los alimentos y la subida de los precios del petróleo. El Banco Mundial considera que 40 países están especialmente amenazados.
El comercio ha quebrado, sobre todo para los países exportadores de materias primas. El turismo decrece, la llegada de divisas de trabajadores emigrantes tambiíén ha bajado.
Si el crecimiento en los países en vías de desarrollo se situaba en el 7,7 por ciento en 2007, se espera que este año caiga hasta el 1,2 por ciento. Sin contar a China e India, las economías más pobres decrecerán un 1,6 por ciento y otros 50 millones de personas en todo el mundo podrían situarse bajo el umbral de la pobreza.
Para que la crisis se convierta en oportunidad, no sólo habría que ayudar a los países pobres a superar la emergencia, sino tambiíén colocarlos en una posición propicia para generar crecimiento y bienestar a la economía global, según Zoellick. “Creo que hay un gran potencialâ€.
PARA DEBATIR
La cumbre de líderes del G-20 tendría que sentar las bases. “Reclamo a los países industrializados que, además de analizar los mecanismos de estabilización de mercados financieros, se ocupen en Pittsburgh de aliviar la situación de los países más amenazadosâ€, dice Zoellick. “Tambiíén por el interíés de los países desarrolladosâ€, subraya.
Con nuevos recursos financieros, los países en vías de desarrollo podrían relanzar el comercio, reforzar el marco social e invertir en infraestructura e industria manufacturera. Así se colocarían los cimientos para una futura productividad.
Para que los países pobres salvados puedan en contrapartida salvar al mundo, los países ricos deberían rebuscarse en unos bolsillos que ya están bastante vacíos, lo que parece muy improbable. Pero el jefe del Banco Mundial no se deja desanimar. “Todos estamos en el mismo barcoâ€, comenta y subraya la importancia de la cooperación internacional para salir del agujero.
“Los países donantes no deben limitarse a mantener las ayudas prometidas, sino aumentarlasâ€, reclama Zoellick.