El consorcio formado por la española FCC y la italiana Impregilo ha tomado una notable ventaja en el concurso para la construcción del primer tramo de la línea ferroviaria de alta velocidad de Portugal (RAVE), al que se han presentado tres grupos de constructoras encabezados por compañías españolas.
Ayer era el día en que se daban a conocer las ofertas económicas por los 50 kilómetros que separan Lisboa y Poceirao, y la puja liderada por FCC resultó la más económica: 1.870 millones de euros en obras y un presupuesto anual de mantenimiento de 10,7 millones. La cifra mejora en casi 330 millones la segunda opción.
El equipo en que juega Sacyr, a travíés de su filial portuguesa Somague y en compañía de Mota-Engil y Vinci, ha propuesto hacer la obra por 2.199 millones. Y el consorcio integrado por la gestora local de infraestructuras Brisa (participada por Abertis), ACS y Odebrecht se ha ido hasta los 2.310 millones de euros.
El tren de alta velocidad se ha convertido en la mayor apuesta por la obra civil del país vecino, con un presupuesto de inversión cercano a los 7.000 millones de euros en construcción. Las previsiones oficiales señalan que el viaje entre Madrid y Lisboa a 350 kilómetros por hora se podrá realizar en 2013.
El proyecto al que optan FCC, ACS y Sacyr partía con un presupuesto base de licitación, estimado por RAVE, de 1.928 millones. Esa cifra incluye la concesión de la infraestructura durante 40 años a cambio de su financiación y del mantenimiento.
Ahora será el Gobierno resultante de los próximos comicios a celebrarse el 27 de septiembre quien decida sobre el concurso.