El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, marcará hoy el aniversario simbólico de la crisis financiera al expresar en un discurso, a pocos pasos de Wall Street, quíé se propone hacer para impedir que Estados Unidos vuelva a quedar al borde de la catástrofe.
A un año exacto de la declaración de quiebra del venerable banco de negocios Lehman Brothers, cuyas ondas de choque se propagaron al sistema financiero estadounidense y luego a toda la economía mundial, Obama defenderá las decisiones que adoptó en enero, tras asumir la presidencia de un país al borde del “precipicio†según sus palabras.
Tras las iniciativas de reflotamiento de la industria y de las finanzas que hasta hace poco tiempo habrían parecido impensables en el principal país capitalista y que le acarrearon la furia de sus adversarios, Obama debería referirse al desempeño del Estado.
PEOR RECESIí“N
Ahora que el país parece estar saliendo de la peor recesión que haya conocido desde la Gran Depresión de los años treinta, el mandatario expresará sus planes para reformar una economía todavía frágil para asegurar un crecimiento duradero.
Diez días antes de que los dirigentes de los países desarrollados y de las grandes economías independientes se reúnan en Pittsburgh, Obama repetirá lo que se propone hacer para poner fin a los excesos del sector financiero y dictar “normas de conducta†que impidan una repetición de la crisis.
El presidente lo hará en el Federal Hall de Nueva York –primera sede del Congreso norteamericano, en el sur de Manhattan, un monumento histórico de Estados Unidos– muy cerca de la Bolsa de Nueva York, símbolo de los abusos que indignaron a los estadounidenses y al propio Obama.