Marta Molina / MADRID (19-02-2008)
Los amigos de lo ajeno tambiíén actúan al calor de las cotizaciones. El alza del precio de las materias primas está espoleando el robo y comercialización ilegal de metales como el cobre, el níquel o el aluminio. Por nombrar tres de los mejor pagados. De todos, el preferido es el cobre, que ayer cerró a 7.985 dólares la tonelada en la Bolsa de Metales de Londres. Casi 230 dólares más sobre el registrado el viernes y un aumento del 20% en lo que va de año. Las expectativas de incremento de la demanda por parte de China e India, motores de la compra mundial de cobre refinado, elevan su cotización y revelan un perfil de las bandas de saqueadores especializados que, a diferencia de los antiguos chatarreros o quincalleros, actúan de acuerdo con la fluctuación en los mercados.
La fiebre del cobre no hace ascos: catenarias, tendidos telefónicos, alumbrado público... Y es que el material reciclado en España no satisface la demanda del mercado, pese a reutilizarse el 80% del que se pone en circulación cada año. Frente a los casi 8.000 dólares por tonelada que alcanza el metal en primera fundición, el precio del material recuperado baja a la mitad. Entre 4.000 y 5.000 dólares, según calidades. Luego, los usurpadores lo venden a las fundiciones y las plantas de recuperación como material recuperado -de apariencia legal-, cuando en realidad procede del robo en la red del alumbrado, el tendido telefónico, las catenarias ferroviarias o las mismas plantas de reciclado.
Siempre que crecen los precios de determinados metales como el cobre, Ion Olaeta siente las miradas culpabilizadoras caer sobre sus asociados. Como presidente de la Federación Española de Recuperadores, defiende la transparencia de las plantas españolas de recuperación (300 asociadas) y justifica la compra de material robado por la dificultad para identificarlo. 'Lo queman para que parezca usado', explica. Las bandas venden el cable de cobre, una vez pelado y retirada la funda plástica donde se imprimen los códigos de procedencia. Rota la trazabilidad, anulado el origen. Así, cuesta responder sobre su legalidad.
A finales de enero, dos empresarios catalanes fueron detenidos por adquirir 44 toneladas de cobre, valoradas en más de 156.000 euros. Su proveedor era un grupo rumano, que vendía a precios inferiores a los legales.
'El problema tiene una vertiente económica innegable', explica un portavoz de Telefónica. 'Pero no es lo que más nos preocupa'. Para la compañía, pesa más la alarma social despertada por la suspensión continuada del servicio. 'Roban al mismo tiempo que estamos reinstalando la línea, con lo que las empresas de fabricación de cable están desbordadas', dicen. Telefónica sufrió en los últimos tres meses y medio 160 robos, unas 250 toneladas, por valor de 2 millones de euros. En todo 2007, los robos fueron 1.200.
Donde tampoco están para muchas celebraciones es en el sector ferroviario, tradicional víctima de los expoliadores. El gestor ferroviario Adif achaca a los hurtos parte del retraso en la puesta en funcionamiento del AVE a Barcelona. Aunque rehusa cifrar las píérdidas ocasionadas por la sustracción, la compañía confirma el robo de 140 metros, el pasado 20 de diciembre, y de 20 metros el 23 de enero. Ambos, en la línea Madrid-Valladolid
En Reino Unido, los amigos del metal ajeno atacan a la mismísima Iglesia. El robo del plomo de los tejados de los templos acarreó píérdidas por 11,4 millones de euros, en 2007
En Europa, un aviso para navegantes: ojo con el reborde de los euros, es de cobre.
salud2.