Por... Ramiro Velásquez Gómez
Soñar no cuesta nada: Trabajar cuatro días a la semana podría ser una opción ideal. Lógico, en otros lares, porque acá...
Ante la crisis económica, algunas empresas consideraron la idea, en vez de tener que despedir trabajadores. Y el gobierno de Utah, en Estados Unidos, puso a trabajar sus 17.000 empleados de lunes a jueves, 10 horas, con lo cual prevíé ahorros como 6.000 toneladas menos de dióxido de carbono emitidas a la atmósfera en sus edificaciones, menos otras 6.000 si se consideran 2.300 autos que dejan de circular en las carreteras los viernes de un año. Además de otros ahorros. Un hecho raro en uno de los pocos países avanzados en los que la jornada laboral en vez de reducirse aumenta.
No es sólo en entes gubernamentales, que podrían ahorrarse en conjunto 11.000 millones de dólares anuales por esa jornada. Allí, cerca de 100 distritos escolares de seis estados experimentan este año la semana de cuatro días.
Los editores de New Scientist incluyeron el avance como uno de los 20 hechos que podrían mejorar la vida en el planeta.
Aunque para algunos, 10 horas en la oficina (lo mínimo común en nuestro medio para periodistas, vigilantes, algunos míédicos y enfermeras, y workohólicos que se creen y autodenominan imprescindibles, entre otros), podría ser contraproducente porque conduciría a enfermedades por cansancio y a dietas inadecuadas, las encuestas sugieren lo contrario.
Fue a finales de los 70 cuando comenzó a hablarse del balance trabajo-vida, concepto que incluye priorizar entre la carrera y la ambición, y el placer, el ocio y la familia y el desarrollo espiritual.
Desde los 90, en Estados Unidos, aumentan los casos de estríés que condujeron a mayor violencia en el trabajo y altos índices de ausentismo. Del 46 al 55 por ciento de los trabajadores considera que el estríés afecta sus relaciones interpersonales y sexuales, según una encuesta.
En Utah los empleados exteriorizan menos estríés y se enferman menos.
Es diferente la concepción de la vida y el trabajo en países desarrollados que en los que caminan ese sendero. En estos se considera que hay que aumentar la productividad, que se descansa mucho, que hay que reducir los beneficios laborales para que la economía se fortalezca, etc., etc.
Y aunque la regulación del tiempo de trabajo ha fijado un límite de 48 horas semanales en Europa, Francia intenta las 35 horas y Finlandia, en un experimento de 1996, sólo 30.
El Deutsche Bank en Alemania, considera que los individuos deben mantener un equilibrio entre sus vidas profesional y privada, y concede beneficios como el trabajo de medio tiempo.
Como los malos ejemplos cunden, se diría que Corea avanza porque sus trabajadores laboran 2.390 horas al año, pero quíé decir al analizar que en Alemania, Francia, Noruega, Suecia y Holanda sus habitantes trabajan unas mil horas menos que los coreanos y no han mermado su productividad.
En Corea del Sur se labora unas 44 horas semanales durante cinco días. Era el único miembro de la OECD en el que se trabajaba sábados. Así y todo, un coreano supera en 400 horas al segundo país en un análisis de aquella organización, Polonia.
¿Cuál será el equilibrio? Al menos para el planeta, la jornada de cuatro días parece compatible. Interesante.