Por... Natalia Gómez Quintero
Como una estrategia emergente ante la crisis económica que angustia a los mexicanos, algunos ministros religiosos como el padre Josíé de Jesús Aguilar, director de Radio y Televisión de la Arquidiócesis de Míéxico, reciben currículos como si se tratara de una agencia de colocación.
“Si me llega un carpintero y un herrero y no puedo colocarlos formalmente, les ofrezco intercambiar valores: que uno acuda a la casa del otro para ayudarleâ€.
Sin embargo, algunas personas, desesperadas, deciden dedicarse a finalmente a la prostitución luego de intentar por semanas y hasta por meses conseguir un empleo formal.
Son los casos límite y reales en los que no se encuentra la luz y la esperanza se ha perdido por completo. Pero pese al escenario desgarrador, la fe se convierte en el refugio ante la desesperación. Al menos es así como lo señalan los principios judeocristianos.
“Debemos de tener fe, esperanza y amor. Pero ello no significa que nos quedemos en casa a esperarâ€, asegura Arturo Farella, presidente de la Confraternidad de Iglesias Cristianas Evangíélicas (Confraternice).
Rezar se convierte entonces en una práctica más frecuente. Pues algunos se acuerdan de su fe o de Dios sólo cuando se encuentran en problemas. Lo cierto es que la oración, recuerdan los ministros de culto, lo puede todo.
“¿Está alguno entre vosotros afligido? Haga oración. ¿Está alguno alegre? Cante alabanzas†(Santiago cap. 5, vers. 13). “Y la oración de fe salvará al enfermo y el Señor lo levantará y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados. Confesaos vuestras ofensas unos a otros y orad unos por otros para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede muchoâ€, (Santiago cap. 5, vers. 15 y 16).
Para practicar valores
A Isaac el rabino le ha dicho en la sinagoga que lo principal es rezar pidiíéndole a Dios salir de la crisis y recordando la falta de algunos bienes. Sin embargo, reconoce que estas peticiones las hacen las clases medias, pues la crisis no alcanza a los de posiciones altas.
“Dios mándame muchos clientes buenos que me paguen y entonces pueda vivir en el Parnasá (el sustento para vivir yo y mi familia)â€.
Lo que se debe tomar en cuenta es que los periodos de crisis son pasajeros, pero nos sirven para crecer de manera personal y comunitaria, así como para practicar valores como la misericordia, la solidaridad con los que menos tienen y la creatividad en sentido positivo, señala el padre Josíé de Jesús Aguilar, de la Arquidiócesis de Míéxico.
Farella asegura que si se viven los preceptos que la Biblia marca, las crisis de cualquier tipo podrán superarse.
Un ejemplo claro en esta situación económica, explica, es cuando una persona se queda sin empleo, pues al conservar estables las relaciones con la familia la persona en estas condiciones puede apoyarse en los suyos mientras encuentra un trabajo.
El pastor asegura que no hay crisis que abata al hombre sabio que construye su casa sobre la roca, es decir con el soporte de los principios que Dios nos manda y no sobre la arena, como lo hace el hombre necio, pasaje que es mencionado en el libro de Mateo, capítulo VII, versículos del 24 al 27.
“Cualquiera, pues, que me oye estas palabras y las hace, le compararíé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia y vinieron ríos y soplaron vientos y golpearon contra aquella casa y no cayó porque estaba fundada sobre la roca. Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararíé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena y descendió lluvia y vinieron ríos y soplaron vientos y dieron con ímpetu contra aquella casa y cayó y fue grande su ruinaâ€, se cita.
Los riesgos
Al construir sobre la arena, a la incertidumbre por la píérdida de trabajo, se le agrega un ambiente familiar destruido, una sociedad indiferente, relaciones interpersonales sin amor, odios, rencores y desesperación que pueden llegar a los atentados contra la propia persona o terceras, advierte Farella.
Algunas personas pueden llegar a caer en el fanatismo, identifica Confraternice, como en el caso de Josíé Mar Flores Pereyra “Josmarâ€, quien secuestró un avión el pasado 9 de septiembre y Luis Felipe Hernández Castillo, quien asesinó a dos personas dentro del Metro el 18 del mismo mes.
A Josmar le faltó añadir conocimiento a su fe, como se señala en la 2ª de Pedro, capítulo I, versículos del 5 al 7.
“Añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad, afecto fraternal y al afecto fraternal, amor†señala la cita bíblica.
El padre Josíé de Jesús Aguilar asegura que “durante la crisis las personas no tienen por quíé caer en la depresión si tienen este apoyo espiritual. Además es una prueba para mantener a los valores justo en su dimensión. La fe debe iluminar siempre en los momentos de oscuridadâ€.
Explica que la crisis no es el fin del camino o de la historia, por el contrario, una situación crítica nos llama al movimiento: a discernir con coraje y decisión. Coraje para superar la sensación de parálisis y decisión para romper con los esquemas antiguos.
¿Castigo?
Los católicos en voz de diversos obispos han dejado claro que la crisis financiera en Estados Unidos y el mundo es consecuencia de la idolatría del dinero y del poder, manifestada en una cadena de corrupción de funcionarios ávidos de tener más y que, por ende, no cumplieron su función a cabalidad.
“Vamos ahora, ricos! Llorad y aullad por las miserias que os vendrán. Vuestras riquezas están podridas y vuestras ropas están comidas de polilla. Vuestro oro y plata están enmohecidos y su moho testificará contra vosotros y devorará del todo vuestras carnes como fuegoâ€. (Santiago 5, del 1 al 3).
“Lo cierto es que la crisis baja a todos los niveles. Desafortunadamente en el contexto social donde vivimos, en un estado de crisis permanente, muchos de los modelos de acercamiento a las personas sufrientes profundizan el dolor, en lugar de mostrar vías de transformación de la crisisâ€, asegura el padre Aguilar.
A su parroquia, ubica en San Cosme, llegan de una a dos personas por semana para confesar que han llegado hasta lo último en su situación económica.
“En estos casos hay peligro de que los valores se distorsionen y se le de más valor al dinero que al ser humanoâ€, dice.