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Autor Tema: Hay que mantenerse fuera de la renta variable en el primer semestre del año”  (Leído 1082 veces)

Zorro

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“Hay que mantenerse fuera de la renta variable en el primer semestre del año”

Jorge Sanz no cree que estemos ante un cambio de ciclo. En su opinión, la actual crisis –más profunda en los mercados que en la economí­a– va a ser corta, lo que le lleva a ser muy optimista de cara al segundo semestre del año. En su opinión, es muy probable que el Ibex 35 llegue a tocar el nivel de los 11.000-11.500 puntos, momento en el que sí­ habrá que comprar. Sanz recomienda elegir compañí­as con buenos fundamentales, con un negocio sólido, una cuenta de resultados razonable y un producto que sea necesario.

Jorge Sanz es licenciado en Derecho y tíécnico superior Económico Financiero y en Gestión Empresarial. Actual presidente de Atlas Capital Gestión S.G.I.I.C. y consejero delegado de la agencia de valores Atlas Capital Inversiones. Trabajó para Morgan Stanley, donde desempeñó los cargos de director general de la firma, de vicepresidente y consejero delegado de la sociedad de Bolsa y de presidente de la gestora de fondos. Sanz tambiíén ha sido socio-director del Grupo AB Asesores y director regional AB Asesores Morgan Staley Dean Witter.

¿Cree que se puede hablar de gangas, dado el bajo precio de algunos valores?
– En la situación actual, hablar de valores concretos es muy difí­cil, porque todos son muy buenos y todos son muy malos, en el sentido de que las compañí­as que ahora son gangas pueden serlo mucho más en el futuro. Lo que hay que analizar es por quíé va mal el mercado y si esta crisis es profunda y larga en el tiempo o simplemente es profunda pero corta. Yo creo que la actual crisis es profunda en los mercados y no tanto en la economí­a y, por esta razón, considero que va a ser corta.
La crisis tiene su raí­z en el íéxito que el mundo, desde el punto de vista económico, ha tenido en los últimos años, y cuando las cosas van muy bien siempre se cometen excesos. Sobre todo en paí­ses que son el paradigma de la liberalidad, como EE UU, donde los reguladores brillan a veces por su ausencia y donde cada uno entiende los negocios a su manera, lo que hace que se cometan excesos con cierta recurrencia. Los excesos que se han cometido en EE UU son, fundamentalmente, los derivados del boom inmobiliario, un negocio al que ha habido que dar financiación y íésta se ha hecho mediante las hipotecas de alto riesgo.

-¿Y en Europa?
Mientras esto sucedí­a, en Europa se estaba viviendo una situación de bonanza económica y financiera, con unos tipos de interíés extraordinariamente bajos y con una inflación superior al 2% en algunos casos, lo que hací­a que tanto inversores particulares como institucionales difí­cilmente quedaran satisfechos. Por tanto, habí­a que hacer ingenierí­a financiera y íésta provocó la aparición de muchos productos novedosos que se producí­an en EE UU y se compraban en Europa.
Además, los bajos tipos de interíés han propiciado que en algunos paí­ses, sobre todo del área mediterránea, haya habido un crecimiento desmesurado de los sectores de construcción e inmobiliario, lo que ha sobrecalentado la economí­a. En resumen, se han juntado una crisis financiera con una desaceleración de la economí­a real, que en España nos ha llevado al peor mes de enero de toda la historia.


“Yo creo que la actual crisis es profunda en los mercados y no tanto en la economí­a y, por esta razón, considero que va a ser corta.”– ¿A quíé achaca la alta volatilidad del mercado?
– La volatilidad de los mercados se debe a que la liquidez, tanto en acciones como en bonos, era muy alta. La crisis subprime e inmobiliaria ha generado una crisis de críédito, y las entidades ya no se fí­an entre ellas. A consecuencia de esta rigidez, las entidades han empezado a ser tremendamente agresivas, lanzando productos ajenos a los mercados financieros. Esto ha provocado unas salidas muy fuertes de los mercados, haciendo que en poco más de un mes la Bolsa haya bajado cerca del 20%. Por otro lado, se habla del peligro de cierta recesión en EE UU, pero la gente nunca se lo termina de creer, porque si algo bueno tiene EE UU es su pragmatismo a la hora de tomar decisiones desde el punto de vista económico. Además, son tremendamente rápidos en hacerlo y, aunque las medidas adoptadas tardan meses en trasladarse a la economí­a real, sí­ han transmitido confianza a los que tienen que invertir.

– Por tanto, no cree que estemos ante un cambio de ciclo.
– En agosto vinos que llevábamos cuatro años seguidos de subida, con algunos signos ya de sobrecalentamiento. Lo que pensamos entonces es que se empezaban a dar sí­ntomas de cambio y recomendamos a los clientes que redujeran sus posiciones en la renta variable. Pero no creo que estemos ante un nuevo ciclo. Los datos del primer trimestre en EE UU van a ser malos, pero si en el segundo y tercero hay un cambio, los mercados van a reaccionar. Los mercados no se creen que EE UU vaya a entrar en una crisis que dure un año o año y medio, ya que es altamente improbable que ocurra, por eso soy razonablemente optimista. Por otro lado, India y China son mercados que pueden dar rendimientos positivos.

– ¿Cuál puede ser la evolución los mercados en los próximos meses?
– En un situación como la actual, en la que el papel sale con mucha facilidad del mercado, somos muy prudentes en el corto plazo. Con los mercados bajando es muy difí­cil ganar dinero, por lo que para el primer semestre del año pensamos que hay que mantenerse fuera de los mercados de renta variable en la medida de lo posible. Sin embargo, somos muy optimistas para el medio plazo, para el segundo semestre del año. Un inversor conservador no tienen ninguna razón para intentar aprovechar gangas en estos momentos. Es muy probable que el Ibex 35 llegue a tocar en algún momento el nivel de los 11.000-11.500 puntos y será entonces cuando haya que comprar.

-Aunque el panorama no es muy halagí¼eño se le ve optimista.
-Hay una cosa que no sabemos y es cuál va a ser la profundidad real de la crisis financiera. Pero lo que sí­ sabemos con absoluta certeza es que vamos a salir de ella y que dentro de unos años el Ibex volverá a estar en máximos de 17.000-18.000 puntos. Cuando uno compra acciones de una compañí­a está comprando una participación en sus beneficios y los beneficios crecen de media el 7%-8% anualmente, lo que hace que en ocho o nueve años se dupliquen y una parte de eso se incorpora al precio. En resumen, a corto plazo soy muy prudente, veo muchas incertidumbres y ante esto me vuelvo una persona muy miedosa y el que tiene miedo no invierte. Mi optimismo viene porque creo que en los próximos seis meses voy a tener una oportunidad magní­fica para subirme al carro. Yo prefiero una crisis que baje el mercado un 20% en tres meses a una que le haga caer un 20% durante año y medio.


“Mi optimismo viene porque creo que en los próximos seis meses voy a tener una oportunidad magní­fica para subirme al carro. Yo prefiero una crisis que baje el mercado un 20% en tres meses a una que le haga caer un 20% durante año y medio.”– ¿Cuál es su recomendación de inversión en estos momentos?
– Cuando los mercados van mal, lo único que tiene premio es la prudencia, porque no pierdes ningún tren. Hay que ser muy conservadores. En el momento en que veamos algún signo de que la economí­a americana empieza a repuntar, de que Europa se desacelera pero no más de lo que se espera, habrá que volver a empezar a invertir poco a poco. Los que nos dedicamos a este negocio no somos capaces de ver los valores que van a subir. Nosotros cuanto más movemos las carteras de los clientes más dinero ganamos pero más posibilidades tiene el cliente de perder dinero, porque más posibilidades tengo yo de equivocarme. Tenemos la obligación de hacer una buena distribución de activos y, de acuerdo con el perfil de riesgo de cada cliente, ir moviendo y matizando las carteras poco a poco a lo largo del tiempo, adecuándolas a la actualidad económica y de los mercados. En Atlas Capital hemos dividido la cartera en cinco tipos de cliente. Así­, por ejemplo, para un cliente conservador tenemos un 10% en renta variable y un 20% en inversiones alternativas, es decir, aquellas que pueden estar el 100% en renta variable o el 100% en renta fija. Despuíés reservamos un 10% a renta fija y un 60% en activos monetarios, ya que la curva está muy plana, y si los tipos de interíés a largo de la renta fija suben van a registrar píérdidas de capital. No nos compensa el riesgo que hemos sufrido en bonos por el escaso diferencial de rentabilidad que podemos tener. Por tanto, estamos en ambos extremos. Esto ocurre prácticamente en todas las carteras: los activos monetarios ponderan más que los bonos.

– ¿Quíé consejo darí­a a los inversores que no se resisten a entrar en Bolsa?
– Dada la actual situación, en lo que deben fijarse es en los fundamentales, es decir, en compañí­as que tengan un negocio sólido, una cuenta de resultados que estíé creciendo o decreciendo razonablemente en función de las circunstancias, y que tengan un producto que se considere necesario. Por otro lado, al inversor particular normalmente le gustan las acciones que pagan dividendos y, desde nuestra faceta de recomendar valores, posiblemente irí­amos a acciones con dividendos. No obstante, desde nuestra posición como inversores institucionales, para nuestros productos nos da un poco lo mismo que retribuyan al accionista porque no pensamos en el dividendo sino en la ganancia de capital.