La subida de las acciones garantiza la ejecución de los warrants, que elevará a 66 millones la caja del grupo y contribuirá, junto a la ampliación de capital, a multiplicar por cuatro sus fondos propios.
A contracorriente. Con los mercados prestando dinero a cuentagotas, Jazztel confía en rematar la reestructuración de su deuda con una inyección de liquidez cercana a los 20 millones de euros, procedentes de la ejecución de warrants asociados a la operación.
Tras ampliar capital para recomprar 140 millones de euros de deuda en bonos, con un 50% de descuento, el pasado julio, la compañía emitió 200 millones de warrants –valores que otorgan derecho sobre acciones a un precio prefijado–, ejecutables en 200 millones de acciones ordinarias de la compañía. El precio de ejercicio es de 0,18 euros por acción.
El 50% de estos warrants tienen una cláusula de ejecución inmediata en el caso de que el precio, en cualquier momento del periodo, se mantenga durante veinte sesiones de treinta en un nivel igual o superior a 0,27 euros. Si no se ejercitasen dichos warrants se extinguirían.
Los títulos de la compañía se han movido durante el último mes por encima de ese umbral. De hecho, en lo que va de año, las acciones de Jazztel se han revalorizado casi un 120%, frente al 22% que ha subido el índice General de la Bolsa de Madrid y al 23% en que se ha revalorizado el Ibex 35. Ayer, los títulos de la compañía cerraron a 0,285 euros por acción, tras caer un 2,4% en la sesión.
Ejecuciones
De momento, JPMorgan y Boussard, que eran los principales bonistas, han ejecutado todos sus warrants de ejecución inmediata, que sumados a los 7,9 millones de la serie no forzosa suman 15,5 millones. En los próximos días, previsiblemente, teniendo en cuenta el valor de la acción, la compañía ingresará otros 3,9 millones, procedentes de los warrants ejecutados, hasta totalizar 19,4 millones de euros.
Tras estas operaciones, Jazztel dispondrá de un nivel de caja teórico cercano a los 66 millones de euros, en el supuesto de que no consuma nada, casi el triple de los 27 millones que tenía antes de la reestructuración. A los 19,4 millones de los warrants, se suman los 20 millones que ingresó en la ampliación de capital para recomprar los bonos. La deuda ha bajado a los 134 millones, frente a los 274 millones anteriores a la recompra de bonos, mientras que los fondos propios se multiplicarán por cuatro, hasta 188 millones de euros.
Con esta evolución, el balance de la compañía cambiará su estructura, de modo que los recursos ajenos pasarán a financiar el 66% de los activos del grupo, frente al 92% previo a la operación.