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Autor Tema: Analgíésicos, el nuevo giro del narco...  (Leído 464 veces)

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Analgíésicos, el nuevo giro del narco...
« en: Octubre 11, 2009, 12:57:00 pm »
Por...  J. Jesús Esquivel
 
Washington— Los cárteles del narcotráfico son “las empresas más diversificadas” de Míéxico, afirma Rusty Payne, vocero de la DEA, y pone como ejemplo el nuevo negocio atribuido a esas organizaciones: el tráfico de analgíésicos a Estados Unidos.
Las restricciones que impone la Administración Federal de Alimentos y Drogas de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglíés) a la venta de medicamentos para males tan comunes como la gripe, dolores musculares o infecciones estomacales, abrieron nuevas oportunidades para los narcotraficantes mexicanos, que ahora contrabandean pí­ldoras que en el mercado estadounidense están restringidas.
“Es el nuevo gran negocio del narcotráfico de Míéxico”, explica a Proceso un agente del FBI asignado a la franja limí­trofe de California y Baja California.
Bajo la condición de no citar su nombre, porque está investigando casos de tráfico de analgíésicos, el agente dice que la venta de medicinas sin receta en las farmacias de Míéxico “tradicionalmente ha sido un gran atractivo para los estadounidenses, que cruzan la frontera para comprarlas con mucha facilidad y por ser más baratas”.
En las díécadas de los ochenta y noventa, el tráfico de medicinas de Míéxico a Estados Unidos “era prácticamente tolerado porque no eran tan grandes las cantidades de pí­ldoras que cruzaban ilegalmente la frontera, y quienes las adquirí­an eran personas enfermas o con familiares convalecientes que las compraban en las farmacias mexicanas, ahorrándose primero el costo de una visita al míédico para que les extendiera una receta, y segundo, porque son más baratas”, añade.
Desde principios de la díécada pasada, cuando la FDA impuso nuevas restricciones a la venta de fármacos que contienen sustancias controladas como “dipirone o penicilina”, la demanda de medicamentos que requieren “autorización míédica” para su venta en Estados Unidos se convirtió en el gran negocio de las farmacias mexicanas de la frontera norte. Y los cárteles tomaron nota de ello, según muestran las indagaciones del FBI.
Al respecto Rusty Payne admite: “No nos extraña, es lógico, los narcotraficantes mexicanos siempre están a la vanguardia de cualquier adicción en los Estados Unidos que les reditúe ganancias”.
Desde 1998 el Gobierno estadounidense impone multas de hasta 10 mil dólares y cinco años de cárcel a sus ciudadanos que introducen medicamentos controlados cuya portación y compra no se respalda en la receta de un míédico de su paí­s.
De acuerdo con el expediente de la investigación que realiza el FBI en la zona de San Diego y San Ysidro, California –partes del cual se autorizó que consultara Proceso–, las sanciones por ingresar con fármacos a Estados Unidos y la reforzada vigilancia en toda la frontera para contener el tráfico de mariguana, cocaí­na, metanfetaminas y heroí­na, finalmente “abrió la puerta para que organizaciones criminales como el Cártel de Tijuana (comandado por los hermanos Arellano Fíélix) comenzaran a lucrar con los analgíésicos.”

Washington— En cálculos del FBI, desde hace tres años o poco más, el cártel de Tijuana obtiene varias decenas de millones de dólares anuales con el tráfico de analgíésicos. Por el momento, es la única organización criminal mexicana que el gobierno estadounidense identifica como contrabandista de esos medicamentos, aunque tambiíén investiga la posibilidad de que compitan con ella los cárteles de los Carrillo Fuentes, del Golfo y de Sinaloa.
En el mencionado expediente se describe el sencillo míétodo del Cártel de Tijuana: contratan a ciudadanos mexicanos que cruzan todos los dí­as la frontera para ir a su trabajo o a la escuela, de compras o por cualquier otra razón, para que por un pago de entre 10 a 100 dólares introduzcan cantidades moderadas de analgíésicos cuya venta está controlada en Estados Unidos.
“Una vez en territorio estadounidense, los mexicanos contratados para el pase de las medicinas entregan la mercancí­a a los operadores del cártel  que se encargan de recolectar los analgíésicos para su venta y distribución. Este tráfico se hace al estilo hormiga, con cientos o miles de personas que se prestan a ello todos los dí­as y que son muy difí­ciles de detectar”, se puntualiza en la investigación.

Adicción y sobredosis
El viernes 2 se dio a conocer un reporte del Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglíés) de Estados Unidos, titulado: “Aumento en envenenamientos fatales que involucran analgíésicos opioides en Estados Unidos, de 1999 a 2006”. En íél se advierte que “las personas mayores de 35 años que padecen enfermedades crónicas como reumas, migraña, gastritis, artritis o cualquier problema muscular, por ejemplo, fácilmente se vuelven adictas al consumo de analgíésicos para controlar el dolor”.
Las conclusiones del estudio son alarmantes: “Desde 1999 a 2006 se triplicó el número anual de envenenamientos fatales debidos al consumo de analgíésicos opioides, pues de 4 mil pasaron a 13 mil 800”.
En el mismo periodo, prácticamente se duplicaron los fallecimientos por sobredosis de medicamentos controlados en general, ya que la cifra se elevó de casi 20 mil a más de 37 mil.
El informe del CDC, elaborado por los doctores Margaret Warner, Li Hui Chen y Diane Makuc, afirma que los analgíésicos opioides provocaron casi el 40 por ciento de todas las muertes por envenenamiento registradas en 2006, lo cual representa un aumento de 20 por ciento respecto de las registradas en 1999.
Entre otros datos, se establece tambiíén que por esa causa mueren más hombres que mujeres y que la edad de los fallecidos oscila mayoritariamente entre los 35 y los 54 años. Además, “en casi el 50 por ciento de las fatalidades por el consumo de analgíésicos opioides, más de un tipo droga es la causa especí­fica de la muerte, aunque de entre los enervantes se destacan los analgíésicos que contienen la sustancia benzodiazipina”.
Además, al cotejar las actas de defunción de al menos una quinta parte de los casos de muerte por envenenamiento, en cada ano de 1999 a 2006 se comprobó la presencia de algún medicamento “controlado”.
Los especialistas especifican que en el periodo estudiado “el número de muertes por envenenamiento con la sustancia metadone (utilizada en la elaboración de analgíésicos) aumentó mas rápido que las fatalidades provocadas por drogas como la cocaí­na y heroí­na”. En 1999 se registraron 799 muertes por el consumo de esa sustancia, mientras que en 2006 fueron 5 mil 420.
Tambiíén se identificó a las personas mayores de 35 años y con enfermedades que requieren medicamentos altamente controlados por la FDA, como el grupo de población más vulnerable a la muerte por sobredosis de analgíésicos.
Los míédicos del CDC explica que el metadone “es un opioide que requiere de una regla muy compleja sobre la dosis y el horario en el que se debe consumir. Alivia el dolor por un plazo de cuatro a ocho horas, pero la sustancia permanece en el cuerpo por unas 59 horas. Por ello el mal manejo y sobredosis de esta sustancia está altamente relacionada con las muertes a causa de analgíésicos opioides”.

Drogas baratas
La DEA y el FBI coinciden en que el precio de los fármacos en mercado negro es muy variable. “No son tan caras, pero una pí­ldora controlada que en Míéxico puede costar 50 centavos (de dólar), en Los ángeles se puede vender por dos o hasta cinco dólares”, ilustra el agente del FBI.
Entre los analgíésicos de contrabando con mayor demanda en Estados Unidos, el FBI identifica “Neomelubrinas, Contacts, cápsulas de ampicilina y las que contienen las sustancias oxicontin, oxicodone e hidrocodone”.
Aunque los estados fronterizos de California, Arizona y Texas están marcados por el FBI como los más vulnerables a este tipo de tráfico ilegal, otros estados del norte y del centro registran una creciente demanda de medicamentos mexicanos.
El FBI documenta un caso ocurrido en Kingsport, Tennessee, donde Jonathan Trenton Leonard y April Shannon Hutson fueron arrestados por transportar analgíésicos restringidos con valor de 153 mil dólares.
Sin especificar la fecha precisa de la confiscación, la ficha establece que en abril pasado un policí­a detuvo “por exceso de velocidad” a una camioneta tipo Van. Al volante iba Jonathan Trenton, quien se puso nervioso cuando el oficial de policí­a le pidió la licencia de manejo y el registro del vehí­culo.
El policí­a notó que la acompañante del conductor tambiíén estaba nerviosa, y como el pastor alemán que tiene asignado comenzó a ladrar desde la patrulla, el agente decidió sacarlo para inspeccionar minuciosamente la camioneta. Así­ descubrió el cargamento ilegal de mil 800 pastillas con oxicotin, mil 827 pí­ldoras con oxicodone y mil 333 con hidrocodone.
La investigación federal determinó que estas pí­ldoras con sustancias controladas ingresaron a Estados Unidos por la frontera de Arizona y que le fueron entregadas a la pareja por “un representante del Cártel de Tijuana”, no identificado en el expediente.
La DEA admite que no tiene mucha información sobre “el verdadero nivel de involucramiento” de los cárteles mexicanos en el contrabando de analgíésicos. Lo que sí­ ha comprobado es que en Estados Unidos está creciendo en forma desproporcionada el número de jóvenes que, en vista de la diferencia de precios, se drogan con analgíésicos en lugar de cocaí­na o heroí­na.
Entre los jóvenes de grandes ciudades como Los ángeles, Nueva York, San Francisco y Dallas está de moda mezclar un coctel de medicamentos en bebidas alcohólicas. “Compran en el mercado negro una caja de diez pastillas de Neomelubrina, por ejemplo –cuenta un agente de la DEA asignado a San Diego–; muelen las pí­ldoras y las mezclan con otras pastillas, como Aspirinas, Advil, Tylenol, Motrin o Sudafed, se las echan a la bebida y las toman para ponerse ‘high’”.
El expediente del FBI sobre el tráfico de analgíésicos de Míéxico a Estados Unidos enfatiza en uno de sus apartados que muchos operadores del Cártel de Tijuana se especializan en el tráfico de antibióticos como  penicilina, ampicilina y amoxilina, los medicamentos preferidos de personas que padecen de dolores musculares severos.
“La Neomelubrina, por ejemplo, contiene dipirone, que es un ingrediente activo que provoca fallas renales y eventualmente la muerte”, remata esa parte de la investigación del FBI, que fundamenta sus conclusiones en estadí­sticas e investigaciones recientes del CDC.   


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