Si los Serrano no se hubieran emitido, los resultados de audiencia de Lex ( que tampoco están mal ) se hubiesen visto incrementados. Esto está claro para los programadores, para los directivos y para el público. Lo que no es seguro es quíé ocurrirá la semana que viene; parece que sí, que los Serrano, “mayormenteâ€, volverán a hacerse con el Prime Time ¿Pero quíé ocurrirá con la serie de abogados ?En el segundo episodio podría estar la clave del futuro de esta ficción, que se presentaba como un conjunto bastante inconsistente. Claro está que hablamos del primer episodio, que los productos necesitan asentarse y que los actores necesitan meterse en sus personajes. Aun así, todo parece semi-hilvanado :el argumento, las tramas, los diálogos, las situaciones y las intepretaciones.Es inevitable que una serie de abogados con un letrado excíéntrico como protagonista y con litigios relacionados con peripecias sexuales recuerde inevitablemente a Ally Mcbeall. Y claro, esto son palabras mayores. Si en algo fue pionera la serie de David E.Kelly fue en la creación de un universo único, de una atmósfera extravagante pero muy creible a la vez y de unos personajes que no tenían una sola fisura. No es el caso de Lex y cuando se trata de imitar productos que han hecho historia, uno sale perdiendo seguro.La atmósfera que se pretende crear, en este caso, no resulta excíéntrica, como imagino que es el objetivo, sino algo grotesca. Grotesco fue el primer caso judicial que nos presentaron y grotesco el personaje de Javier Cámara. ¿Alguien se acuerda de Bizcochito y sus zapatos chirriantes, sus ataques de tos y su tartamudeo en el tribunal? Un genio inestable, muy bien dibujado.El abogado Cámara, con perdón, un idiota pesado, presuntuoso y con suerte.Santi Millán parece lo único creible, en un elenco en que, que me perdone Nathalie Poza, uno echa de menos por la costumbre a Blanca Portillo. Al final del episodio fueron introduciíéndonos nuevos escenarios : el bufete, el bar, claro, y a algunos personajes más. Todo muy Mcbeall.Si afinan, si matizan y dejan de imitar lo inimitable podrían conseguirlo.