En los animales el instinto no puede explicarlo todo. Algunos científicos definen la ciencia como el conocimiento de los fenómenos y sus relaciones en el ámbito físico. Valores objetivos, sumados a más valores que hacen teorías y sirven a finalidades humanas.
Falta lo más importante: el observador, la parte subjetiva que da función a las relaciones. Sin ella los hechos mueren al nacer y no sirven para una comprensión profunda del Universo. No existe ciencia, sino científicos; no existen creencias sino creyentes.
El principio de incertidumbre de Heisenberg en Física o el efecto Hawthorne en Sociología, nos enseña la importancia del experimentar, al indicar que un hecho o sistema de hechos, se perturba, de alguna manera, por la simple circunstancia de ser observado.
Tenemos un Universo, como la red de una araña. Bien estudiado en su intrigante geometría, pero falta la araña tejedora que otorgue función dinámica a la trampa.
El instinto guarda mucho del secreto de la vida y encierra el secreto de su poderoso origen mágico. ¿De donde le viene a la avispa cazadora el conocimiento del exacto lugar en que debe herir en forma tal que puedan servir de alimento fresco a su progenie?.
Para ser más claro: ¿Quíé es el instinto?. Esa fuerza que mueve al mundo de la vida, haciendo cumplir a sus criaturas actos independientes de su voluntad (y muchas veces contrarios a su propia seguridad), pero que responden a una finalidad de orden general que íél desconoce. Un curcullo, para poner sus huevos, construye una morada digna, recortando la hoja de abedul, mediante el trazado de una difícil línea, que un ser humano no podría obtener sin cuidado y reflexión.
Se puede seguir interminablemente. No es posible negarlo, existe dirección, previsiones, sabiduría, en el acontecer del fenómeno vital. Pero ¿quíé es entonces el instinto que todo lo sabe y puede, y de dónde proviene tal poder?
¿Por quíé el reino vegetal crea los más sofisticados artificios, para asegurar el crecimiento y reproducción de sus especies? ¿Todo es instinto y basta? ¿Así de fácil es la explicación de tanto misterio?.
No, el instinto, así comprendido, no es más que un concepto vacío que sólo refleja nuestra ignorancia y no explica nada. El ser humano, con su inteligencia, puede arbitrar para cada evento, una solución ajustada a su interíés antropomórfico. Las plantas y los animales, no. Por ellos, lo hace el instinto.
De esta manera las semillas adoptaron formas aíéreas o acuáticas, según convenga a la reproducción. Tallos u hojas tendrán espinas o no, como lo determine sus necesidades de protegerse. Son conocimientos útiles adquiridos por evolución selectiva en el lento devenir de los tiempos e impresos en la mecánica reproductiva, el ADN, como lo definen los actuales biólogos.
Pero, cuando una criatura viva sabe cómo actuar frente a una circunstancia que nunca antes ha sucedido, las teorías evolucionistas resultan pobres e insuficientes.