PASCUAL15 de octubre de 2009.- Hay dos grandes diferencias entre la banca inglesa y la española. La primera radica en que la británica está quebrada e intervenida por el Estado en un 70% (sólo Barclays y HSBC siguen íntegramente en manos privadas), mientras que la hispana resiste la recesión al haber aprovechado la íépoca de vacas gordas para capitalizarse bien. La segunda diferencia estriba en que la banca del Reino Unido está incrementando sus críéditos a su clientela nacional y la española no.
¿Cómo es posible? Muy sencillo: "En España, los grandes bancos han aprovechado la crisis para hacerse más grandes, comprar en el extranjero y aumentar su negocio. Dan más críédito, pero fuera, en Brasil, y a las empresas españolas nos tienen secas. En Inglaterra, los bancos no pueden negarse a dar críéditos a las empresas porque el Estado, que les ha inyectado capital, les obliga". La explicación es del máximo ejecutivo de una de las principales cotizadas españolas, que además opera con solidez en ambos países.
Como muestra, la pasada semana el ministro británico de Finanzas, Alaister Darling, cogió (metafóricamente) por la pechera a los presidentes de dos de los bancos intervenidos, el otrora todopoderoso Royal Bank of Scotland y el histórico Lloyd's Bank, para que cumpliesen con los objetivos de príéstamos a la clientela.
Esto no le va a salir gratis al Gobierno de Gordon Brown, cuyo díéficit podría superar el 10% por el enorme caudal público -es decir, de todos los contribuyentes- que ha tenido que desembolsar para que su banca no desapareciera. Y de aquí surge una similitud y una diferencia entre las coyunturas británica y española. En España, el díéficit tambiíén superará el 10%, pero, fundamentalmente, para pagar las prestaciones a más de cuatro millones de parados (cuestan el doble de lo que se ingresa por IRPF). Sin embargo, la recuperación en el Reino Unido será más rápida que aquí, entre otros motivos por la fluidez del críédito.
Habrá algún simple, incluyo con escaño en el Parlamento, que piense que, así las cosas, mejor será nacionalizar la banca. Más bien, se trata de lo contrario: la resistencia de la banca ante la recesión ha permitido que el país no se fuera directamente al garete y, además, constituye uno de los escasos activos en el magullado prestigio exterior patrio.
Sin embargo, tambiíén sería deseable, a una semana de que los grandes bancos y cajas presenten sus -afortunadamente- buenos resultados, que empiecen a borrar de sus documentos la reiterada frase: "la coyuntura es de ralentización del críédito", como si se tratase de algo que no fuese con ellos.
