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Autor Tema: "Ahora no es un sueño que Lukoil o Gazprom puedan comprar Repsol"  (Leído 448 veces)

Eguzki

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Alexander I. Kuznetsov (San Petersburgo -antigua Leningrado-, 1951) es embajador extraordinario y plenipotenciario de la Federación de Rusia en España y el Principado de Andorra. Afirma que se necesita reciprocidad y mayor entendimiento empresarial. Tarde o temprano, los grandes grupos energíéticos rusos estarán en España.

Despuíés de 35 años en la vida diplomática, primero de la URSS y luego de la Federación Rusa, sabe hablar cuatro idiomas a la perfección. Con un marcado acento ruso, pero un vocabulario exquisito, habla de forma rotunda y clara en castellano. Tanto, que una entrevista con íél es muy fácil. El propio embajador plantea los temas de forma natural. Sobre todo si le preocupan.

"Esta entrevista hay que plantearla como una reflexión de las relaciones económicas entre Rusia y España, y de sus problemas", comenta. Desde que el 9 de junio de 2005 Kuznetsov fuera nombrado embajador de Rusia en España, posiblemente el periodo más intenso en esa andadura han sido los últimos doce meses.

Ha pasado un año desde que Sacyr puso en venta el 20% de Repsol y se conociera el interíés de los grandes grupos energíéticos rusos, como Gazprom y Lukoil (especialmente, este último) en esa operación, frustrada no sólo por el precio. Tambiíén por interferencias extraempresariales llenas de "intoxicación" que en España sacaron lo peor de un nacionalismo empresarial que el embajador califica de "trasnochado".

Problemas históricos "Hace un año, surgió el tema de la compra de Repsol por Lukoil, lo que demuestra que hay un sector que percibe este tipo de operaciones como reales, no meramente teóricas". Pero las enormes crí­ticas que surgieron, "a veces, incluso insultos", ponen de relieve que "esa políémica reflejaba en el fondo problemas sistíémicos de las relaciones España-Rusia, dos paí­ses que históricamente no han sido socios comerciales".

Kuznetsov recuerda que las relaciones diplomáticas son relativamente jóvenes (se restablecieron en 1977), tras díécadas de aislamiento entre los dos paí­ses, marcados por regí­menes antagónicos.

"En los últimos cuatro años, las cosas han cambiado mucho. En 2008, los intercambios comerciales entre los dos paí­ses fueron de 10.000 millones de euros, el doble que cuatro años antes. Las inversiones españolas en Rusia alcanzaron 1.200 millones, seis veces las de 2004".

Pero, para Kuznetsov, "no es suficiente", como ha demostrado el asunto Lukoil-Repsol, una trifulca que le produjo "una gran pena" y decepción. La irracional avalancha de crí­ticas hacia los grandes grupos energíéticos rusos, aireada desde algunos ámbitos (Kuznetsov incluye a los medios de comunicación), "me produjo una píésima impresión", comenta. "Es normal que, en este tipo de operaciones, se cree debate", dice. Es algo habitual "en lo estrictamente empresarial" (precio a pagar, encaje estratíégico, etcíétera).

Lo que Kuznetsov no alcanza a comprender es "la campaña de descalificaciones contra Rusia y las empresas rusas que se montó", y recuerda las expresiones tan duras y graves que surgieron, hablando de "la mafia rusa", o "afirmaciones absurdas como que Rusia no es un paí­s democrático", por no decir las referencias a estereotipos ramplones como lo del KGB, tan rancios ya como la Guerra Frí­a. Kuznetsov recuerda que Lukoil es una empresa privada, con accionistas norteamericanos y otro tipo de inversores no rusos, y no se merecí­a un trato así­, lleno tambiíén de discriminación y de "doble rasero".

Kuznetsov recuerda el contexto en el que se produjo, justo cuando el grupo italiano Enel, "que sí­ que está participado por el Estado italiano, se hací­a con Endesa". ¿Por quíé contra Enel no se produjo la misma reacción que contra Lukoil?, se pregunta Kuznetsov, que la califica de "muy injusta e indigna para un paí­s como España, que es la octava potencia económica mundial".

Trabas artificiales
Para Kuznetsov, un enamorado de España y de sus gentes, la situación que se vivió es doblemente incomprensible, porque se presupone que "España es un paí­s moderno", y "volver a una propaganda de carácter franquista está fuera de lugar".

Para Kuznetsov, este tipo de clichíés no es lo mejor que le puede ocurrir a unas relaciones que pueden ser prometedoras en lo económico, si se eliminaran los tropezones. "Lo que no puede haber son trabas artificiales", dice Kuznetsov, al que le parece que en las relaciones empresariales, los "obstáculos polí­ticos son absurdos".

"El miedo es mal consejero en los negocios". A pesar de que "el conocimiento mutuo es aún insuficiente, hay ámbitos enormes para la cooperación", dice, y pone ejemplos concretos que demuestran su conocimiento de la realidad empresarial hasta el mí­nimo detalle.

"En el sector de la construcción vemos a grupos como FCC con intereses en las autopistas rusas, como la que va de Moscú a Minsk, y en infraestructuras ferroviarias vemos acuerdos de Talgo para el desarrollo de la alta velocidad en nuestro paí­s, que a nosotros nos interesa muchí­simo para unirnos a paí­ses como Alemania".

Otros ámbitos son "la construcción naval española en un momento en el que Rusia necesita renovar toda su flota pesquera; así­ como la alta tecnologí­a espacial, donde España podrí­a desarrollar su tecnologí­a de satíélites con la experiencia rusa en lanzamientos". Además, en Rusia hay gran potencial más allá de San Petersburgo y Moscú. "Algunas empresas, como Iberdrola o Tíécnicas Reunidas, ya han descubierto que las regiones tienen grandes posibilidades". Todo eso, además, teniendo en cuenta el entorno de crisis internacional, en el que encontrar "nuevos ámbitos puede actuar de locomotora". En cualquier caso, la cooperación "es un baile de dos, y los esfuerzos tienen que ser mutuos", dice Kuznetsov, que saca una palabra a relucir: "Reciprocidad".

¿Y la energí­a? "La energí­a es muy importante para Rusia", dice Kuznetsov, pero no por esa visión distorsionada que se tiene de grupos como Gazprom o Lukoil, que pasa por el expansionismo y la colonización. "Como cualquier gran grupo energíético en el mundo, que debe asumir inversiones enormes a muy largo plazo, tambiíén es importante saber dónde se van a vender los hidrocarburos que se descubren". No se trata sólo de tener reservas. "Tambiíén hay que tener mercado donde venderlas, porque las compañí­as quieren asegurarse la estabilidad".

Nunca es tarde
"No síé si la operación de Lukoil con respecto a Repsol sigue abierta. No conozco la situación actual. Parece que todo está parado", asegura. En cualquier caso, hay un dicho ruso (Aún no se ha hecho de noche) que invita a no perder nunca la esperanza. "Tarde o temprano, los grupos energíéticos rusos y españoles llegarán al nivel de intercambio de activos".

¿Incluyendo la entrada en el capital? A juicio de Kuznetsov, y a pesar de los estereotipos contra Rusia, y la políémica por Lukoil, el caldo de cultivo estrictamente empresarial es ahora mucho más abierto que hace cuatro años. "Si hace cuatro años se me hubiera preguntado si Lukoil o Gazprom podí­an comprar Repsol, hubiera dicho que me parecí­a un sueño. Ahora no".

Hacia un nuevo escenario
Alexander Kuznetsov da mucha importancia al acuerdo firmado entre Rusia y España en marzo, tras la visita a Madrid del presidente ruso Dmitry A. Medvíédev. Entre otras cosas, se acordó crear un grupo bilateral para cooperación energíética. "Fue un gran paso adelante", comenta. En el acuerdo, "estuvieron todos los números 1 de las empresas energíéticas", explica el embajador. "La cooperación es posible a medida que se vayan encauzando los malentendidos". "Hasta ahora, a Rusia sólo se le ha visto como suministrador", dice. Pero con aquel acuerdo, se han establecido las bases para "entablar un diálogo serio en materia energíética". Sea en energí­a, o en cualquier otro sector empresarial, lo que parece tener claro Kuznetsov es que las relaciones comerciales de España y Rusia no están a la altura. Rusia es la sexta o síéptima potencia económica del mundo, y es el socio comercial número 15 de España; este paí­s es la octava potencia económica del mundo y apenas llega al puesto número 19 de los socios comerciales de Rusia, dice.

Desconocimiento
Hay gran desconocimiento comercial de Rusia y España por razones históricas, dice el embajador. Dos regí­menes polí­ticos antagónicos aislaron durante díécadas a los paí­ses.

Actitud franquista
Para Kuznetsov, las descalificaciones contra Rusia, con referencias negativas a la «mafia», son indignas de España y más propias del franquismo.

Estereotipos
Quedan muchos estereotipos entre uno y otro paí­s que no se corresponden con la realidad, ni con el potencial económico que pueden tener entre ambos.

Decepción
La campaña contra Lukoil, en el momento de negociar la compra de Repsol, aparecida en parte en la prensa española, produjo al embajador "una gran pena".

Baile entre dos
El conocimiento empresarial mutuo es un "baile entre dos", dice el embajador. Las empresas españolas, como FCC, Talgo y otras, tambiíén tienen potencial en Rusia.

Saber esperar
Tarde o temprano, los grupos energíéticos rusos y españoles llegarán al nivel del intercambio de activos, incluyendo la entrada en el capital.

Doble Rasero
Una de las grandes contradicciones que se produjo en España es el 2doble rasero" con el que se midió la entrada de Enel en Endesa, frente al interíés de Lukoil por entrar en el capital de Repsol, dice el embajador ruso Alexander Kuznetsov.