La diócesis católica de Wilmington, en el este de EEUU, se ha declarado en bancarrota en vísperas de un juicio por un caso de abusos sexuales protagonizado por uno de sus sacerdotes.
Según publican el lunes los medios locales, la declaración de bancarrota, presentada la pasada noche, enumera activos en torno a los cien millones de dólares, y deudas por la misma cantidad.
En un comunicado, el obispo de la diócesis, Francis Malooly, afirmó que "íésta es una decisión dolorosa, que esperaba y que recíé que no tuviera que tomar nunca".
Según explicó el obispo, la decisión se tomó tras llegar a la conclusión, en consultas con sus asesores, de que "no tenemos otra solución".
La declaración de bancarrota, agregó Malooly, "representa la mejor posibilidad, dados unos recursos limitados, de ofrecer el trato más justo posible a todas las víctimas de abusos sexuales perpetrados por sacerdotes de nuestra diócesis" y compensarlas mediante un proceso único organizado por los tribunales financieros.
La diócesis de Wilmington, fundada en 1869, cuenta con 58 parroquias y 126 sacerdotes en los estados de Delaware y de Maryland, que dan servicio a cerca de 230.000 católicos.
Con la iniciativa, la diócesis se convierte en la primera en la costa Este de EEUU en declararse en bancarrota, y la síéptima en todo el país desde que surgieron denuncias de abusos sexuales contra sacerdotes en Boston hace siete años.
Esta provincia eclesiástica afronta 131 demandas por supuestos abusos sexuales perpetrados por sacerdotes, la mayoría despuíés de que se aprobara una ley en Delaware que permitía que las víctimas, durante un plazo de dos años que expiraba este verano, pudieran denunciar abusos con independencia del tiempo transcurrido desde que se produjeron.
La declaración de bancarrota se produce antes de que hoy comience en Delaware el primer juicio por abusos sexuales contra un ex sacerdote católico, Francis DeLuca, del que Michael Vai, de 57 años, asegura que abusó de íél cuando era monaguillo en la parroquia de Santa Isabel en Wilmington.
Tan sólo contra DeLuca, apartado del sacerdocio tras ser encarcelado en 2007 en Nueva York por conducta inapropiada hacia su sobrino nieto, se han presentado veinte denuncias distintas.