Por... Alicia Vásquez
Míédica | 22-10-2009 | 22:39 | Opinión
Hoy amanecimos más pobres, no tan sólo en número, es decir cuantitativamente, sino cualitativamente tambiíén. Nuestro presupuesto alcanzará para menos, tendremos que pagar más impuestos, tanto los consumidores como los productores. El IVA se eleva del 10 al 11 por ciento en la frontera; es un aumento en el consumo, que afecta todos los niveles económicos de la población. Aumenta el Impuesto Sobre la Renta del 28 al 30 por ciento que daña a los contribuyentes cautivos, especialmente a la cada vez más reducida clase media, que soporta sobre sus espaldas la carga fiscal, porque es la generadora de empleos, la que ofrece los servicios y la clase productora. Son las hormigas laboriosas, que ancestralmente han luchado por el progreso de la nación y la familia. Esta clase media que antes podía clasificarse en clase media-alta, clase media-media y clase media-baja, hoy tiende a aglutinarse y contraerse en el ultimo nivel, pasando a formar parte de los pobres, además de que con estos incrementos y otros que se aprobaron se dificulta el crecimiento nacional y local.
Tambiíén se incrementaron impuestos en tabaco, bebidas alcohólicas y en las telecomunicaciones, incluyendo el internet, telíéfono y uso de cable o señal por satíélite.
Entonces, ¿en quíé quedamos señores diputados, señor presidente y secretario de Hacienda? ¿Queremos mejorar la cultura y la educación o no?; el Internet es una herramienta actual indispensable para el conocimiento y educación, que debe ponerse al alcance de todos los jóvenes para que estíén al nivel de competitividad necesaria que exige la globalización; el telíéfono, instrumento tambiíén necesario para la comunicación empresarial, comercial y personal; y las señales por cable y satíélite ya de por sí caras, no deben ser privilegio de unos cuantos que puedan pagar y limitar al resto de la población a programas enajenantes que dejan ninguna instrucción.
La pobreza urbana en nuestra ciudad es insultante. Se nos hace imposible que casi terminando la primera díécada del siglo XXI, y, colindando estrechamente con la mayor potencia del mundo, existan hogares en nuestra ciudad que aún no cuentan con los servicios básicos de agua, luz y gas, que no tienen ni para comer y mucho menos para avances tecnológicos mínimos como una televisión y un telíéfono.
Nos están condenando a disminuir aún más nuestro consumo, con resultados de mayor pobreza; están promoviendo el desempleo con la quiebra de empresas y nos están marginando más al impedirnos la posibilidad de adquirir herramientas para el progreso.
Tal parece que la intención es bloquear la inversión e incrementar el comercio informal e incrementar nuestra ignorancia.
La consecuencia será, además de subempleos, menor recaudación porque el comercio informal no paga impuestos.
El mundo color de rosa que ofrecieron a los votantes los diputados que aprobaron el paquete fiscal del 2010, se les olvidó.
De nuevo son figuras nebulosas que viven en la estratósfera, que parecen no haber pisado el sufrido suelo de Ciudad Juárez, se muestran ajenos a sus necesidades y peticiones y sentados en su curul votan, votan y votan, nada más.
Sólo el partido de oposición ha protestado y quiere continuar su protesta antes de que sea aprobado por el Senado. Y los juarenses, ¿quíé hacemos? Obedecer.
No podemos continuar pasivos a tanto agravio. Nuestra entidad no debe ni quiere soportar más golpes, es suficiente la inseguridad que nos gobierna, ilustrada por los más de 2000 homicidios en lo que va del año, como para soportar calladamente incremento tal en los impuestos. Tenemos que levantar la voz en protesta, exigir ahora a nuestros senadores que lleven nuestra voz de inconformidad.
No sólo se trata de inconformidad, sino de que el pueblo no resiste más.
