Cómo le afecta la subida del euro (para bien y para mal)
Publicado por D. Badía / A. Redondo en Expansión
La apreciación del euro se presenta como una amenaza para la tan ansiada recuperación de la economía y empieza a preocupar ya a las propias autoridades, tanto a los ministros europeos de finanzas, así como al propio presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean-Claude Trichet.
Sin embargo, la fortaleza de la moneda no sólo tiene efectos perniciosos. Para el consumidor pone a precios atractivos un abanico de posibilidades que disfrutar tanto en Reino Unido como en Estados Unidos, así que no es de extrañar que se hayan disparado las visitas a ciudades como Nueva York o Londres por parte de turistas procedentes de países de la Unión Monetaria.
Por ejemplo, un recorrido por los salones de Estado, las cocheras reales y la galería de la reina de Buckingham Palace cuesta 78 libras para una familia de 2 adultos y 3 niños menores de 17 años. Sin duda, cuanto más alto sea el euro frente a la libra, menos esfuerzo le costará al padre de familia desembolsar esa cuantía para una visita casi obligada en la capital británica. Esas 78 libras equivalen en estos momentos a 86,57 euros. Sin embargo, hace poco más de un año, esta operación hubiera costado 100,75 euros ó 14,18 euros más, es decir, un 16,37% más cara. Este fenómeno se produce porque la libra se ha acercado en los últimos meses a su paridad frente al euro por primera vez en la historia. El pasado 20 de diciembre llegó a tocar los 0,97 libras por euro y en los últimos días se ha aproximado a esa cota.
Para el consumidor, la debilidad del dólar es buena porque aumenta su poder de compra
En Estados Unidos, para ver a los Nicks de Nueva York en el Madison Square Garden, la entrada más barata cuesta 46,80 dólares en la sección 419, la más alta del pabellón. Para el ejemplo de la familia anterior, el coste sería de 234 dólares, que equivalen a 156 euros. Hace un año, era de 188 euros, 32 euros más cara ó un 20,51%.
Pero no sólo las visitas son más económicas, los pasajes son considerablemente más baratos. Así, por ejemplo, un billete a Nueva York (destino al que no viajan las compañías de low cost), cuesta 5.471,50 dólares para una familia compuesta por dos adultos y tres menores de 17 años. Al cambio actual, estos billetes supondría un desembolso de 3.652,22 euros. Hace un año, esos mismos pasajes costaban 4.393,70 euros.
Moverse por las ciudades tambiíén sale más económico. El abono de metro de tres días en Londres para la misma familia cuesta 64,4 libras, ó 70,32 euros. Hace un año, el precio en euros era de 80,82. En Nueva York, un abono de siete días para esa misma familia vale 94,5 dólares, ó 62,81 euros. Hace un año, ascendía 73,06 euros.
Viajar a ciudades como Nueva York o Londres sale considerablemente más barato
Y es que el euro ha subido un 19,58% desde febrero de este año, hasta los 1,4986 dólares, mientras que en noviembre del año pasado rondaba los 1,2453 dólares. "Para el consumidor no se puede considerar de entrada como negativa una fuerte apreciación del euro frente a otras divisas, porque aumenta su poder de compra", explica Josíé Luis Martínez, estratega en España de Citi.
Factores detrás de la debilidad del dólar
Tanto el Tesoro estadounidense como la Reserva Federal han reiterado la necesidad de mantener un dólar fuerte, pero, para algunos expertos, esto es una falacia. Entre ellos está Josíé Carlos Díez, que utiliza como argumento la contradicción entre perseguir este objetivo e inundar el mercado con más de 1,75 billones de dólares y con un tipos en mínimos históricos del 0%.
Entre los factores que apuntan a que el billete verde se mantendrá díébil se encuentra la debilidad de la economía estadounidense pese a que presenta síntomas de estabilización. Por otro lado, unos tipos cercanos a cero incentivan estrategias de carry trade, en las que los inversores usan el dólar para endeudarse a tipos bajos y posicionarse en otros activos denominados en otras divisas más rentables.
A su vez, la menor aversión al riesgo por la mejora de la economía mundial incentiva las inversiones en otro tipo de activos. El dólar se considera el activo refugio por excelencia. De ahí el rally que registró tras la quiebra de Lehman Brothers en septiembre de 2008 -subió más de un 15% frente al euro en poco más de un mes-.
Sin embargo, en estos momentos la bolsa está viviendo una fuerte recuperación y las materias primas se están disparando. Otra de las trabas que puede impedir la recuperación de la moneda de EEUU se centra en un tema menos coyuntural: la situación de las cuentas públicas.
El ex subsecretario del Tesoro de EEUU, Roger Altman, reclama una reducción de los díéficit exterior y presupuestario de EEUU, debido a que los mercados financieros están castigando a esta divisa por el escenario probable de un endurecimiento de las condiciones para refinanciar la abultada deuda estadounidense. Pero esta filosofía va en contra de la Administración Obama, centrada en lanzar más estímulos anticrisis.
Rotaciones en las carteras de inversión
¿Quíé efecto tiene un euro en estos niveles sobre sus inversiones? Los expertos apuntan que la fortaleza de la divisa europea, de mantenerse en el tiempo, podría perjudicar a la mayoría de las cotizadas europeas, ante la píérdida de competitividad en el mercado internacional (una parte considerable del beneficio del Ibex viene de fuera).
En este sentido, Alberto Roldán, director de análisis de InverSeguros, indica que es importante diferenciar entre las empresas que tienen tanto sus costes como sus ingresos referenciados al euro, y las que sólo tienen los costes vinculados a esta divisa. Este último grupo es el más perjudicado por la coyuntura actual.
Las compañías automovilísticas estarían entre las más afectadas, ya que producen en Europa, mientras que tienen un importante mercado en EEUU. En lo que va de año, este sector gana en bolsa un 24%. Según los expertos de Citi, compañías del sector de salud, químicas, petróleo y gas, tambiíén son sectores en los que, en muchos casos, la empresas registran más del 40% de las ventas en dólares. Swiss Re, Astrazeneca o GlaxoSmithKline constituyen algunos ejemplos. Por otro lado, salen beneficiadas compañías que tengan costes o deuda denominada en dólares porque el importe a devolver será menor.
Con todo, los expertos creen que no conviene salir todavía de la renta variable, pues se ha dado una clara tendencia alcista y, además, en los dos últimos años ha demostrado una clara correlación inversa con el dólar, es decir, cuando la divisa estadounidense muestra debilidad, las bolsas registran momentos alcistas. Recomiendan buscar valores que no sufran tanto el efecto divisa al tener tanto costes como ingresos denominados en dólares, como por ejemplo Prosegur o las concesionarias, o empresas más centradas en el mercado europeo y sin casi exposición a otras divisas.
Aunque no aconsejan salir de la bolsa, los gestores recomiendan diversificar las carteras y apostar por activos que saquen partido a la debilidad del dólar. Marta Campello, socia de Abante, aconseja invertir en materias primas ante la fuerte correlación negativa entre íéstas y la divisa. Por ejemplo, el dólar cae en el año un 6,48%, mientras que el barril de Brent, de referencia en Europa, sube un 66%.
Campello indica que un buen diversificador para anular el efecto del dólar, dentro del universo de materias primas, es el oro. El metal precioso no sólo guarda en los últimos ejercicios una correlación negativa con el dólar, sino que tambiíén puede actuar como refugio en el caso de que las bolsas vuelvan a dar síntomas de flaqueza.
Este doble perfil ha provocado la fuerte revalorización del oro en lo que va de año, del 20,42%. Hace pocas semanas marcó un nuevo máximo histórico en 1.064,30 dólares la onza. Ayer cerró en 1.056,30.
Fernando Hernández, subdirector de análisis y gestión de Inversis, tambiíén apuesta por el oro dentro de las materias primas, pues es menos cíclico que el resto y, en caso de que el dólar repunte o la economía no se recupere a la velocidad que se espera, serviría a los inversores como refugio.
La debilidad del dólar, sin embargo, puede presentar otra oportunidad para los inversores más arriesgados. O para aquellos que tengan mucha fe en la evolución positiva de la bolsa norteamericana. Así, pueden comprar acciones estadounidenses a un menor precio y venderlas una vez que los mercados suban, o que el dólar se recupere, con lo que se consigue una vía adicional de rentabilidad. En esta opción es importante que los inversores no contraten coberturas sobre divisas, según los gestores, pues anularían así la revalorización de la moneda norteamericana.
Consecuencias macroeconómicas
Por otro lado, una moneda fuerte puede ayudar a controlar la inflación. "Limita la subida de precios de forma directa abaratando los precios de productos importados, entre ellos, el petróleo", explica Antonio Villarroya, estratega de renta fija de Merrill Lynch.
El petróleo está referenciado en dólares, por lo que una subida del euro compensa el encarecimiento de esta materia prima que, debido al peso que tiene en la cesta de precios, supone una amenaza inflacionista. El barril Brent, de referencia en Europa, ha subido un 66,37%, hasta los 77,94 dólares. Debido a que el pilar de la política monetaria del BCE es mantener los precios en niveles por debajo pero cercanos al 2%, la fortaleza del euro podría retrasar subidas de tipos de interíés en Europa y, por ende, incrementos en el euribor, la referencia para fijar la cuota de las hipotecas.
Sin embargo, no es oro todo lo que reluce. La píérdida de competitividad que tienen las empresas con fuerte exposición de su negocio a otras divisas diferentes al euro tambiíén puede tener un impacto muy negativo e incluso repercutir sobre el empleo. "El consumo se nutre de la renta asalariada y riqueza acumulada. El primer factor puede ser negativamente afectado por un descenso de la producción y/o contención salarial", añade Martínez.
Ante esta situación, los bancos centrales asiáticos (Tailandia, Malasia, Taiwán, Hong Kong y Singapur) han comenzado a intervenir en el mercado de divisas para aplacar el desplome del dólar frente a sus monedas locales. El presidente del BCE, por otro lado, ha endurecido su lenguaje con respecto al comportamiento de las divisas. Explicó recientemente que las autoridades a ambos lados del Atlántico "cooperarían con lo que consideraran apropiado". Y añadió que "un exceso en la volatilidad de las divisas puede ser un enemigo para la recuperación económica".