La batalla decisiva que afronta el mercado comenzó ayer con victoria alcista. Se cumplieron las previsiones de una fuerte volatilidad, típica de los momentos críticos, y hubo píérdidas durante parte de la sesión.
Pero al final los índices lograron cerrar con alzas apreciables, aunque lejos de los máximos del día: el Dow Jones subió el 0,79% y el S&P 500, el 0,65%. El Nasdaq volvió a quedarse rezagado con un avance del 0,2%.
Estos movimientos no nos dan pistas demasiado fiables sobre si los soportes críticos en que se encuentran los índices aguantarán (y darán paso a la recuperación) o serán perforados, como anuncian la mayoría de señales tíécnicas. Habrá que esperar a las próximas sesiones y a los importantes datos económicos que conoceremos para tener un desenlace.
Ayer hubo algunos elementos positivos, como el ISM industrial, que alcanzó su nivel más alto en tres años y medio; las ventas pendientes de vivienda; el gasto en construcción; y la vuelta a beneficios de Ford despuíés de un año en píérdidas (el valor subió el 7,7%).
En el lado negativo, la quiebra de CIT, algo que había sido descontado por el mercado hace semanas y que no sorprendió a nadie. Eso sí, el valor se desplomó el 62%.
El dólar volvió a las caídas, y vuelve a encontrarse en las inmediaciones de las 1,50 unidades por euro. El petróleo lo recibió con una subida de 1,13 dólares hasta 78,13, y el oro se disparó hasta 1.059,5.
Hoy martes tendremos los pedidos de fábrica y las cuentas de Kraft, Viacom y Mastercard.