La Reserva Federal se reunirá esta semana para discutir la política monetaria de Estados Unidos y, dado el alto índice de desempleo y la baja inflación que hay en el país, los analistas apuestan a que no habrá cambios en las tasas de interíés.
El Comitíé de Mercado Abierto de la Reserva, que maneja la política monetaria de EE.UU., iniciará el martes una reunión de dos días, al tíérmino del cual se espera con interíés, más que la decisión sobre los tipos, el diagnóstico sobre las perspectivas económicas.
La Reserva ha mantenido desde diciembre del año pasado los tipos de interíés a corto plazo -de referencia en EE.UU.- entre el 0 y el 0,25 por ciento.
Estos niveles históricamente bajos tienen como objetivo abaratar la financiación de empresas y familias y, por tanto, sustentar el sistema financiero en medio de la recesión más profunda y prolongada desde la Gran Depresión de 1930.
Los operadores del mercado de futuros apostaban el viernes pasado un 33% de probabilidades de que la Reserva aumente la tasa de interíés en su reunión de marzo, mientras la mayoría lo descarta.
Un mes antes el 47% de las apuestas iban por un ajuste de la política monetaria en esas fechas. El presidente de la Reserva, Ben Bernanke, y sus colegas en el comitíé tienen razones para concluir que su actual política monetaria es la más adecuada en la actual coyuntura.
La semana pasada, en su primer cálculo del Producto Interior Bruto (PIB) en el trimestre julio-septiembre, la actividad económica creció a una tasa anualizada del 3,5%, el primer crecimiento en cuatro trimestres, lo que superó los cálculos más optimistas de los analistas.
Despuíés de una contracción del 0,7% en el segundo trimestre, el buen desempeño del PIB en el tercero dio la primera nota de reactivación en un año. Pero los analistas pronto señalaron que en gran medida ese incremento respondió al plan de estímulo aplicado por el Gobierno del presidente Barack Obama.
En febrero pasado el Congreso aprobó un estímulo económico de unos 787.000 millones de dólares, de los cuales hasta el 30 de septiembre se habían desembolsado unos 339.000 millones. El Gobierno ha dicho que esta inversión ha permitido salvar o crear unos 650.000 puestos de trabajo.
El estímulo ha incluido un subsidio para la compra de automóviles, y otro subsidio para la compra de viviendas, que tuvieron su mayor impacto en julio y agosto. Algunos analistas advierten que ahora podría ocurrir otro debilitamiento de la actividad una vez que se disipe el efecto de esos programas.
El informe del PIB incluyó otro dato positivo para la Reserva: a pesar de las enormes inyecciones de dinero en el sistema económico, y casi un año de críédito barato, la inflación se moderó entre julio y septiembre.
La inflación subyacente -un indicador que excluye los precios de alimentos y combustibles y a la cual presta mucha atención la Reserva Federal- fue del 1,4% en el tercer trimestre. En el trimestre anterior había sido del 2%.