Sacyr y La Caixa, los grandes accionistas de Repsol, quieren que el presidente de la petrolera, Antonio Brufau, materialice cuanto antes en resultados concretos la venta de activos para rentabilizar la compañía y aliviarla de lastres.
Sacyr tiene el 20% de Repsol y La Caixa algo más del 14% (este porcentaje, a travíés de Criteria, y en parte junto a Caixa Catalunya).
Los grandes accionistas han llegado a plantear una revisión de todos los activos para que se identifiquen oportunidades de venta, que siguen sin cuajar. El caso más obvio, porque llegó a anunciarse oficialmente, es el de YPF, la filial argentina de Repsol. Se comunicó que se vendería una parte, o todo, en una colocación en bolsa o un traspaso a terceros. Ya casi han pasado dos años desde que se anunció la desinversión y, por razones que todavía no se terminan de entender, la operación sigue atascada.
Además de YPF, tambiíén se ha hablado de otros activos. Entre ellos, algunas refinerías, de las que se podría traspasar parte del capital a compañías extranjeras que quieran tener presencia en infraestructuras de hidrocarburos en España. Repsol no necesita tener el 100% de las instalaciones para operarlas.
Tambiíén se ha barajado identificar negocios susceptibles de venta en upstream (exploración). Esto ayudaría a reequilibrar la exposición de Repsol en algunos mercados y diluir riesgos y exigencias de inversión. Se ha llegado a cuestionar si se necesita tanta presencia en Brasil, una de las banderas estratíégicas que en estos momentos luce Brufau. Es cierto que Repsol está teniendo ahora grandes íéxitos exploratorios, especialmente en Brasil. Pero para extraer el enorme potencial de crudo descubierto se necesitará mucho tiempo y dinero.
El planteamiento es que se intente abarcar un bocado más pequeño y traspasar parte de los lotes exploratorios para aliviar la carga. La presencia de Repsol en Gas Natural tambiíén ha entrado en discusión, ante la evidencia de que la petrolera no necesita una participación tan elevada (más del 30%) para influir y tener negocios con la gasista.
Los socios de Repsol, en la práctica, no piden más que se agilice y se consiga materializar uno de los puntos sobre los que pivotaba el plan estratíégico de Repsol 2008-2012, anunciado en febrero del pasado ejercicio. Una de las líneas del plan contemplaba «maximizar la rentabilidad de los activos actuales» y desinversiones en los de baja rentabilidad».
En aquel momento sólo se identificó la venta de YPF, que sigue bloqueada a pesar de que la bolsa argentina parece haber dejado atrás la volatilidad y lleva todo este año en una escalada fuertemente alcista. El plan contemplaba tambiíén desinversiones de 6.000 millones para financiar nuevos proyectos y retribuir al accionista.
Rifirrafe del dividendo
La impaciencia del accionariado de Repsol ante la lentitud de la rotación de activos es lo que subyace realmente en el aparente rifirrafe de la semana pasada a propósito del dividendo. Sacyr reclamó a la dirección que el dividendo de este año se mantuviera, en tíérminos absolutos, como mínimo en línea con el del pasado año (1,05 euros por título), en contra de la pretensión de Brufau de rebajarlo un 20%. El presidente de Repsol trata de ajustar el dividendo en consonancia con los resultados, en los que se espera un descalabro.
Los accionistas, especialmente La Caixa, son conscientes de las circunstancias actuales del mercado petrolífero (que ha sufrido bruscos descensos del precio del crudo). Pero tambiíén miran como otras compañías, como las elíéctricas (Iberdrola, por ejemplo), están haciendo frente a una coyuntura de mercado igualmente difícil con venta acelerada de activos. Con ella están sosteniendo los resultados (y los dividendos), y están obteniendo fuentes de financiación.
El crudo pasa factura
Repsol tiene previsto dar a conocer los resultados de los nueve primeros meses del año mañana, y se prepara para presentar unas cuentas que, como otras petroleras, están sufriendo los efectos de la bajada de precios del crudo hasta este verano, y el descenso de la cotización del dolar.
Los analistas esperan que el tercer trimestre sea mejor que el segundo, pero aún así, Repsol no se escapará a la tónica del sector, que ha sufrido serios reveses en los beneficios hasta septiembre (Exxon, una caída del 64%; Total, un 44% menos; y Shell una bajada del 68%, por ejemplo). En el caso de Repsol, el consenso de los expertos baraja un retroceso en el beneficio acumulado de los nueve primeros meses de entre el 55% y el 60%, con lo que la petrolera se quedaría algo por encima de los mil millones.
Dos años muy movidos
1. A comienzos de 2008, Repsol anunció su nuevo plan estratíégico 2008-2012. Contemplaba multiplicar por 2,8 el beneficio neto e invertir 33.000 millones. Con las desinversiones de 6.000 millones, quedaría 15.000 millones para dividendos y para amortizar deuda.
2. Repsol formalizó la venta del 15% de YPF al grupo argentino Petersen (Enrique Eskenazi) en febrero de 2008. í‰ste tiene opción por otro 10%. La intención de Repsol era colocar el resto (parte o todo) en bolsa o a un tercero. Este año se interesaron grupos chinos como el gigante CNPC.
3. En septiembre del pasado año, Sacyr colgó el cartel de se vende a su participación en Repsol. Entre otros interesados, apareció la petrolera rusa Lukoil, con la que se negoció intensamente. Además de no llegarse a un acuerdo de precio, la operación tuvo trabas políticas.
4. Repsol ha esgrimido que YPF no se ha podido colocar en el mercado bursátil por la volatilidad. Es cierto que el Merval, principal índice argentino, sufrió un descalabro el pasado año. Pero desde noviembre ha subido de forma constante. Se ha revalorizado un 173%, y está en zona de máximos.
5. Que Repsol vendiera activos para sostener su cuenta de resultados y obtener fuentes para otros proyectos no sería una novedad en el contexto energíético actual. Iberdrola está llevando a cabo un plan de desinversión de activos de 3.000 millones y Gas Natural Fenosa superará esa suma.