Elmundo.es/Carlos Segovia
Madrid.- La guerra desatada en la cúpula de Repsol YPF ha provocado alarma en el Gobierno que desea máxima estabilidad en la primera y estratíégica petrolera de España. El ministro de Industria, Miguel Sebastián, se ha ofrecido como mediador entre el presidente de Repsol YPF, Antonio Brufau, y el primer accionista, la constructora Sacyr que preside Luis del Rivero.
Según ha podido saber EL MUNDO, Sebastián ha pedido a Brufau y al presidente de Sacyr en nombre del Gobierno que no entren en una escalada que desestabilice a la petrolera y que busquen un acuerdo que proporcione estabilidad.
Brufau se muestra muy crítico con la actitud de Sacyr por reclamar un aumento del dividendo y constantes cambios en la gestión sin más objetivo que la búsqueda a corto plazo de altos dividendos. Y Del Rivero sostiene que como primer accionista -cuenta con un 20% del capital- tiene derecho a contribuir a que la petrolera obtenga los mejores resultados posibles y que gratifique en consecuencia a sus socios. Tambiíén reprocha al presidente de la petrolera una gestión personalista impropia de un gran grupo industrial.
La espiral entre ambos ha supuesto que Brufau acuse en público a Sacyr de poner en peligro los intereses de Repsol YPF por sus dificultades financieras, que requieren más dividendos. Y Del Rivero ha llegado a hablar con sus socios en Sacyr sobre promover la destitución de Brufau como uno de los escenarios a contemplar si el presidente de Repsol YPF mantiene una gestión cuestionable que ignore los planteamientos de sus principales accionistas.
El Gobierno sigue estos acontecimientos con preocupación. Repsol es una empresa importante tanto para el abastecimiento energíético del país, como para la política exterior, por sus fuertes intereses en Latinoamíérica -empezando por Argentina- y tambiíén en países árabes clave.
El temor del Ejecutivo es que Brufau busque alguna petrolera de China o Rusia para intentar marginar a Sacyr o que la constructora recurra tambiíén a grupos extranjeros para forzar la salida del presidente. En otras palabras, que la espiral interna en la petrolera termine dejando a íésta en manos de grupos extranjeros no comunitarios.
