Por... Ricardo Mejía Cano
"Todos descalzos". Esta parece ser la premisa de algunos países. Para lograrlo, se han empeñado en acabar con el sector privado.
Si se observan los países con mejor calidad de vida en el mundo, medida por el ingreso per cápita y la equidad en la repartición del ingreso, todos soportan su desarrollo en la iniciativa privada. Noruega y Suecia se distinguen no solo por tener los ingresos per cápita más altos del mundo, sino tambiíén los de mayor equidad, medida según la distribución del ingreso. Estos dos países tambiíén se distinguen por estar en los primeros puestos en facilidad de hacer negocios, según medición de "Doing Business", evaluación que hace anualmente el Banco Mundial entre 183 países.
En un interesante artículo de Glenn Hubbard, decano de la Escuela de Negocios de la Universidad de Columbia y William Duggan, profesor de la misma universidad, demuestran cómo los países han logrado sus mayores avances en los periodos que han promovido la iniciativa privada: Mesopotamia en el 2500 a.C., Roma del 200 al 400 d.C., la Revolución industrial en Europa, y como último ejemplo China. Desde que empezó a promover a finales de los 70 la iniciativa privada, ha sacado a más de 400 millones de chinos de la pobreza. La revolución de la "Gran Marcha" conquistó muchos corazones en el mundo, pero dejó descalzos a la mayoría de los chinos.
Si los países en desarrollo quieren mejorar el ingreso y la equidad, de acuerdo a lo que enseña la historia, deben promover la iniciativa privada facilitando la creación de empresas: desregular en cuanto a tramitología y regular en cuanto a transparencia.
El sector privado debe mejorar permanentemente sus sistemas de producción, logística, distribución y crear nuevos canales para llegar a los clientes de manera más rápida y económica, si quiere satisfacer los gustos y necesidades cambiantes de la población y atender sus exigencias por mejor calidad y menores precios. El Estado debe presionar al sector privado en esa dirección, promoviendo la competencia y eliminando trabas que impidan o dificulten el desarrollo de la iniciativa privada. De ninguna manera convertirse en el monopolio de los medios de producción.
El Banco Mundial encuestó a más de 60.000 personas de bajos recursos sobre cómo consideraban que podrían salir de la pobreza. Las respuestas fueron inequívocas: todos los encuestados cifraron sus esperanzas en posibles mejoras en sus pequeños negocios o en tener o mejorar el empleo. Factores dependientes necesariamente del crecimiento económico. Facilitar la creación de empresas y el crecimiento de las existentes está estrechamente relacionado con la disminución de la pobreza.