Yo lo admito, soy una compralotodo. Me encantan las gangas, pero a la vez síé que son solamente objetos y aunque tienen precios puestos en ellos en realidad no valen nada. Pero nuestra sociedad pone mucha presión a la gente para obtener cosas de todas formas, como casas caras, autos lujosos, prendas valiosas y electrónicos de último modelo.
Esta presión no solamente continúa, sino que aumenta hasta un nivel de locura durante las semanas antes de las Navidades. Y el colmo de esta locura toma lugar en el día despuíés de Acción de Gracias, un día despuíés de que hemos dado las gracias por todo lo que tenemos. Pero, ya que hemos digerido nuestro pavo como unos glotones, se nos olvida ese todo lo que tenemos y estamos listos y dispuestos para el viernes negro.
Durante este día las tiendas promueven precios especiales que atraen a tantos consumidores, que se convierten las entradas de las tiendas de descuento en escenas surrealistas donde la gente solamente piensa en su objetivo anhelado, ahorrarse dinero por comprar productos rebajados.
Estas escenas algunas veces se han convertido en sitios inseguros donde la vida de uno puede estar en peligro por estampidas al abrirse las puertas o disparos fatales en las jugueterías. Por estas razones para mí es definitivamente más cómodo y más seguro quedarme en casa tranquilamente haciendo las compras por internet.
Graciela Arnold