Por... Juan Josíé Perfetti Del Corral
Desde hace unos años, en Chile existe la preocupación sobre cómo avanzar en el proceso de crecimiento y desarrollo del país. Sin lugar a dudas, en muchos indicadores y resultados económicos, Chile es el alumno aventajado entre los países latinoamericanos.
El nivel de crecimiento que ese país ha logrado en las últimas díécadas, sus avances en materia de desarrollo y nivel de vida, su destacado manejo macroeconómico y su capacidad exportadora constituyen claros avances en la búsqueda de la prosperidad colectiva.
Hay dos elementos que llaman la atención en el proceso de desarrollo del país austral. Uno es que una parte del íéxito en su desarrollo responde a la explotación de sus recursos naturales.
Hay dos ejemplos claros: la explotación y exportación de níquel y el desarrollo frutícola, forestal y pesquero. En este último campo, los resultados han sido sorprendentes y le han servido a más de un país de ejemplo e inspiración. No obstante lo anterior, cuando se miran algunos indicadores de su capacidad competitiva, no todo es color de rosa, pues su desempeño, comparado con el de otras economías del mundo, muestra avances poco significativos. Este es el caso de áreas asociadas a la innovación, el capital humano y el desarrollo y la penetración de las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC).
Una preocupación que está en el núcleo de la discusión sobre la senda de crecimiento de Chile es cómo conciliar un desarrollo basado en los recursos naturales con los avances en innovación y con la incorporación creciente de conocimiento.
Para muchos, avanzar por la senda de la innovación significa impulsar y consolidar nuevas líneas de desarrollo alejadas íéstas de la explotación de los recursos naturales. Ello ha llevado a que en ciertos círculos acadíémicos y de decisores de política se debata este asunto. Igualmente, dentro de la Cepal, íéste ha sido un tema de políémica y discusión, pues el mismo es relevante para muchos países latinoamericanos, incluido Colombia.
En la discusión se han traído los ejemplos de algunos países que, no obstante su importante base de recursos naturales, han conseguido conciliar, en su modelo de desarrollo, la explotación de dichos recursos con avances y logros muy importantes en materia de innovación.
En esencia, lo que han hecho estos países es mantener el sector de recursos naturales como uno de los pilares de la economía al tiempo que desarrollan ventajas competitivas en torno a servicios, tecnología, innovación y nuevos nichos de mercados asociados a la explotación de los recursos naturales.
El mejor y más emblemático de los ejemplos es el de Finlandia, pues en cosa de una díécada este país pasó de ocupar un lugar promedio en los indicadores mundiales de competitividad a ser el primero o el segundo más competitivo a nivel mundial.
La base de ese abismal avance está en el desarrollo de su sector forestal y de la compañía Nokia, ya que los orígenes de esta empresa están, paradójicamente, en el desarrollo del sector forestal de ese país.
En su proceso de desarrollo empresarial, Nokia lentamente su fue orientando hacia las comunicaciones, logrando que la incorporación creciente de tecnología y de conocimiento se fuera convirtiendo en su ventaja competitiva.
Nueva Zelanda es otro país cuyo desarrollo ha estado históricamente vinculado a la exportación de productos intensivos en recursos naturales, pero desde hace algunos años decidió reorientar su estrategia de desarrollo hacia la innovación aprovechando el sobresaliente nivel de educación de su población. De esta forma ha podido mantener su ritmo de crecimiento económico y avanzar en competitividad.
Los ejemplos y logros de estos dos países deberían servirle a Colombia para abrir una discusión sobre quíé senda de crecimiento futuro se quiere seguir.