Moody's, una de las tres principales agencias de calificación de riesgos del mundo, ha lanzado el segundo aviso que recibe la credibilidad financiera de España en los siete últimos días. Aunque sin la consistencia de la advertencia enviada la semana pasada por Standard & Poor's (S&P), que rebajó su perspectiva sobre la deuda española de "estable" a "negativa", Moody's ha difundido un informe en el que sitúa a nuestro país a la cabeza del Nuevo índice de Malestar, un termómetro calculado a partir de la suma de las tasas de paro y díéficit público de cada nación.
Lo preocupante es que la firma asegura que esta referencia y el modo en que cada país intente reducir esa combinación "influirán en la evaluación de la perspectiva de la deuda a largo plazo". Es decir, será un elemento clave a la hora de revisar el rating.
En concreto, la suma de ambas variables arroja en España un resultado de 30 puntos, con lo que lidera la clasificación por encima de países como Letonia, Lituania, Irlanda o Grecia. En particular, nuestro país se ve penalizado por el nivel de desempleo, que Moody's sitúa en el 20%, al que se añade el 10% del desequilibrio fiscal en 2010.
Con esta sutil advertencia, la agencia prolonga el juego de halagos y toques de atención que ha venido dando a España en 2009. El baile comenzó en febrero, cuando puso en cuarentena el rating español, un mensaje que reiteró en junio. Esta amenaza se esfumó desde finales de julio, cuando modificó su postura y pasó a considerar que la deuda española continuaba siendo merecedora de la máxima calificación que concede, una Aaa, y que otorga a nuestro país desde 2001.
"Abróchense los cinturones"
El aviso de Moody's forma parte de un informe en el que enumera los 10 retos que esperan a las calificaciones soberanas, y que de forma gráfica titula: Abróchense los cinturones: viene tiempos tumultuosos. "El próximo año será un ejercicio que podría ser agitado para los emisores de deuda soberana dadas las incertidumbres que rodean al paso y la intensidad de las estrategias de salida de los estímulos monetarios y fiscales", anticipa la agencia.
"El principal cambio que deberán afrontar en sus políticas las economías más avanzadas es el momento de retirar sus apoyos de manera perfecta: ni demasiado rápido o pronto como para asfixiar el crecimiento; ni demasiado lento o tarde como para no dominar a los mercados financieros", señala Pierre Cailleteau, director general riesgos soberanos globales de Moody's.
Siguiendo con los avisos, Cailleteau precisa que "la crisis de las finanzas públicas" puede ser "la etapa final de la crisis". En este sentido, la agencia anticipa que los Gobiernos afrontarán el reto de "reparar sus balances en el difícil contexto de un díébil crecimiento" y que este desafío requerirá "sacrificios" que examinarán la "cohesión social y política" de cada país.
Tambiíén se preguntan sobre el riesgo de que un país rico deje de pagar su deuda en 2010. Y aunque reconocen que se trata de una amenaza menor, matizan que no conviene menospreciarla, porque los inversores tenderán a "pensar lo impensable".
Y aún hay más. Mencionan que el deterioro provocado por la crisis ha causado que algunos países triple A, "empezando por Reino Unido y EEUU", no podrían afrontar otra crisis financiera con las calificaciones actuales, todo un presagio de la avalancha de recortes que puede producirse si ese riesgo se materializa.