Por... ANDREA RODRIGUEZ
Las compañías estadounidense pierden más de 1.100 millones de dólares al año debido a las prohibiciones de Washington para que ciudadanos de ese país viajen a la isla, estimó el miíércoles un funcionario cubano durante una video conferencia ante operadores de turismo de la nación del norte.
Decenas de directivos de hoteles, agencias receptivas y rentadoras de automóviles de Cuba se dieron cita en la cancillería para un encuentro vía satíélite con similar número de empresarios reunidos en un hotel en Washington.
"Uno de cada 10 vacacionistas que van al Caribe visitan Cuba...no drogas, no vicios, no secuestros, no crímenes contra turistas", dijo el asesor del Ministerio de Turismo (MINTUR), Miguel Figueras, durante una presentación al dar la bienvenida a sus invitados de larga distancia.
Del otro lado sobre un estrado se encontraba Kirby Jones, un promotor de negocios con sede en Washington, Robert "Bob" Whitely presidente de la Asociación de Touroperadores de Estados Unidos.
Pantallas gigantes ponían rostro a las palabras a uno y otro lado. Medios de prensa extranjeros fueron invitados a la sesión.
Figueras trazó desde La Habana un panorama de lo que sería el negocio si se aprobara una legislación -bajo consideración- en el Congreso que permitiera a los estadounidenses venir sin penalidades como sucede actualmente.
El funcionario hizo propia las estimaciones del vicepresidente de la Asociación de Agentes de Viaje de Estados Unidos, Paul Ruden, según el cual 1.8 millones de sus compatriotas podrían venir cada año y deglosó de esta manera: 835.000 serían turistas, 480.000 cruceristas y 482.000 cubano-americanos.
La prohibición le representa en píérdidas a las compañías estadounidenses unos 1.100 millones de dólares, comentó el funcionario, para quien las líneas áreas dejan de percibir 600 millones de dólares, las agencias 300 millones, importadoras de alimentos y otros 140 millones y las publicitarias 60 millones.
"Se trata de cifras conservadoras", expresó Figueras antes de dar paso a otras presentaciones de agencias cubanas y a la ronda de una docena de preguntas desde Washington.
Un empresario allá quería saber si Cuba y sus hoteles estaría en condiciones de absorber la enorme demanda. Otro deseaba conocer si los precios eran los mismos para estadounidenses que para turistas de otras nacionalidades.
Una de las más singulares preguntas fue si era posible comprar tierras en la isla para realizar desarrollos turísticos, pero Figueres le explicó que según la Constitución no se vendían parcelas. Otro se quejó de las fuertes tarifas que pagan actualmente las aerolíneas en los aeropuertos cubanos.
Durante la videoconferencia tambiíén estuvo el congresista estadounidense Bobby Rush, demócrata por Illinois y el experto en Cuba Phil Peters del Lexington Institute con sede en Washington.
La política de embargo "no funciona", comentó Rush, "millones de personas quieren ver normalizadas las relaciones Estados Unidos-Cuba", manifestó Rush. Washington mantiene sanciones económicas contra la isla desde hace cuatro díécadas presionando por un cambio en su sistema comunista de gobierno
La isla recibe anualmente 2 millones de turistas de otros países y este sector es uno de los más dinámicos de su economía.