Por... MARTHA MENDOZA y JACQUES BILLEAUD
Todos los días, cantidades de personas se pegan al torso dinero generado por la venta de drogas, lo esconden en los tableros de sus autos o lo giran electrónicamente a Míéxico. En total, envían 25.000 millones de dólares al año.
Un promocionado programa del Departamento del Tesoro estadounidense que busca cortar el flujo del dinero de las drogas hacia los carteles mexicanos tiene bloqueados apenas 3 millones de dólares, según una investigación de la AP.
A ello se suman 58 millones de dólares confiscados por las autoridades. Estas cifras indican que 99,75 dólares de cada 100 llegan a su destino y alimentan una guerra que ha cobrado 14.000 vidas en los últimos tres años.
Miles de millones de dólares en fajos de billetes de 100 ingresan anualmente a Míéxico y son invertidos en empresas legales como concesionarias de autos, bancos, farmacias, restaurantes y hoteles.
Ese dinero es usado para pagar a campesinos mexicanos para que cultiven marihuana y a traficantes colombianos para que suministren más cocaína. Se emplea asimismo para comprar a soldados mexicanos y a agentes de la patrulla de fronteras estadounidense, y para pagar por los servicios de asesinos y mercenarios a quienes se les encarga que maten a traficantes rivales o a funcionarios públicos.
"Es un golpe brillante de los traficantes. Le pagan a gente común y corriente para que lleven el dinero y luego lo lavan sin problemas, poniíéndolo a trabajar", comentó Louise Shelley, quien dirige el Centro de Terrorismo, Delitos Trasnacionales y Corrupción (Terrorism, Transnational Crime and Corruption Center) de la George Mason University.
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A diferencia de lo que ocurre con las drogas y las armas, hay dinero en todos lados. Llenamos nuestras billeteras de billetes, se lo damos a nuestros hijos, lo pasamos por los aeropuertos, lo depositamos en bancos y cruzamos la frontera con íél legalmente.
Las autoridades estadounidenses están tratando de controlar el flujo de dinero malhabido, inspeccionando vehículos que cruzan la frontera hacia Míéxico y congelando las cuentas bancarias sospechosas.
"Sabemos que enfocarse en las drogas y las armas, sin frenar la circulación de dinero, no va a resolver nada", declaró a la AP el subsecretario del tesoro estadounidense David Cohen.
Las leyes estadounidenses permiten al presidente catalogar a personas y empresas como traficantes de drogas, congelando sus cuentas bancarias y castigando a quienes hacen negocios con ellos. Hay una larga lista de personas y firmas tildadas de narcotraficantes.
Pero los resultados prácticos han sido mínimos.
Luego de que la AP invocó la Ley de Libertad de Información e hizo numerosas solicitudes a lo largo de seis semanas, un funcionario del departamento del tesoro, que pidió no ser identificado, le dio a la AP archivos que indican que en la última díécada se ha interceptado 16 millones de dólares de los carteles en bancos. En la actualidad hay apenas 3 millones de dólares bloqueados.
El funcionario restó importancia a esa cifra ínfima, diciendo que el objetivo de la ley es evitar que el narcotráfico explote el sistema financiero estadounidense.
Raymond Baker, director de la organización sin fines de lucro Integridad Financiera Global (Global Financial Integrity), que busca frenar el flujo de dinero malhabido, dice que eso es ridículo.
"¿Interceptaron 16 millones de dólares en 10 años? Eso no es nada. No funciona como elemento disuasivo. Es una iniciativa que no ha dado resultado", manifestó. "No hemos logrado frenar el flujo de dinero generado por los carteles y como consecuencia de ello no hemos controlado el tráfico de drogas".
Y si bien se pueden fijar multas de hasta 10 millones de dólares a las firmas que colaboran con los carteles, los archivos señalan que ha habido apenas tres casos en los que se castigó a una empresa: en el 2005 se impuso una multa de 40.000 dólares a Casa de Cambio Delgado, del barrio de Jackson Heights, en Nueva York. Al año siguiente una firma de servicios financieros fue multada con 12.000 dólares y en el 2007 hubo una multa de 422 dólares a alguien que no fue identificado.
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Si bien hay distintos estimados en torno a cuánto dinero es sacado del país todos los años, entre los organismos de seguridad y los analistas se maneja la cifra de 25.000 millones de dólares.
Esa cifra contrasta con la de 61 millones confiscados el año pasado, de los cuales 58 millones fueron incautados por agentes fronterizos y 3 millones fueron bloqueados en los bancos. Esto quiere decir que se interceptan apenas 25 centavos de cada 100 dólares.
En Míéxico hay ocho carteles grandes de la droga, que emplean míétodos muy parecidos para hacer llegar el dinero generado por las ventas en Estados Unidos, según funcionarios de las fuerzas de seguridad y archivos judiciales.
Los vendedores de drogas de Estados Unidos reciben cargamentos a críédito y se exponen a que los maten a ellos o a sus familiares si no pagan en una semana o dos, tras vender la mercancía. Entregan el dinero a contrabandistas que lo llevan a viviendas cercanas a la frontera, generalmente en Phoenix, San Diego, El Paso o Houston.
Allí el dinero es dividido en partidas de entre 50.000 y 300.000 dólares -lo que reduce las posibilidades de sufrir grandes píérdidas si alguien es interceptado por las autoridades- y entregado a personas de confianza para que lo lleven a Míéxico.
Emplean los mismos míétodos que usan para ingresar las drogas a Estados Unidos: Esconden los billetes en compartimientos secretos de los autos o lo llevan pegado al cuerpo, usando ropa suelta.
Si son pillados por los agentes en la frontera, los individuos generalmente pueden seguir de largo si aceptan entregar el dinero. Las autoridades mexicanas rara vez arrestan a personas que no declaran el dinero que llevan encima. Para los carteles, el riesgo es parte de los costos operativos.
"Los carteles saben que van a perder algún dinero", comentó Douglas Coleman, agente especial a cargo de la oficina de la agencia de lucha contra el narcotráfico (DEA, por sus siglas en inglíés) en Phoenix.
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Otra forma de enviar el dinero es mediante transferencias bancarias.
Hay numerosas restricciones, incluido el requisito de que las instituciones financieras reporten todo depósito de más de 10.000 dólares.
De todos modos, las autoridades creen que los traficantes usan los bancos estadounidenses para mover su dinero, encargando a mucha gente el envío de sumas pequeñas.
Este míétodo tiene sus inconvenientes, pues requiere la colaboración de muchas personas y los envíos dejan rastros bancarios.
Otra fórmula es darle a una persona una suma pequeña para que la deposite en su cuenta de Estados Unidos y la retire en Míéxico. Y los traficantes están empezando a despachar efectivo a travíés del servicio postal y compañías de envíos, los que les permite seguirle la pista al cargamento de principio a fin.
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Cuando el dinero llega a Míéxico, lo ponen a trabajar. Analistas calculan que el 10% de la economía mexicana emplea dinero de los carteles.
El dinero de la droga resulta tan vital que los legisladores se resisten a aprobar leyes contra el lavado, como obligar a la gente a reportar toda operación en la que alguien compre mansiones o autos de lujo pagando en efectivo o regular el pago de salarios en efectivo.
"En Míéxico es muy fácil lavar el dinero", sostuvo Ramón García Gibson, experto en controles financieros. "Lavan dinero en todos lados y abundan las empresas que no hacen nada, excepto recibir dinero de los carteles y depositarlo en los bancos".