La penúltima semana del año suele ser insustancial por la tregua tácita que se conceden los mercados en Navidad, que permite que la mayoría de los grandes inversores se vayan unos días de vacaciones. Y más en este año, en el que los gestores acumulan en general ganancias despuíés de un ejercicio muy difícil y no quieren arriesgarlas a última hora. Lo cual juega en contra de que esta vez se produzca otro tópico de estas fechas, el llamado rally de Santa Claus.
Así pues, no deberían pasar demasiadas cosas en los próximos tres días (en Europa) o tres días y medio (en Wall Street, que abre media sesión en Nochebuena). Desde luego, no parece probable que se rompa el movimiento lateral en que se han estancado los principales índices, ni al alza ni a la baja.
Ahora bien, siempre hay margen para la sorpresa, y más en un año tan sorprendente como este 2009. En este caso, la sorpresa puede venir de la mano de algunas cifras económicas de primer nivel que conoceremos en los próximos días. Así, despuíés de un lunes sin nada en la agenda, el martes tendremos la revisión final del PIB de tercer trimestre, que se espera que baje una díécima respecto a la estimación anterior hasta el 2,7%, y las ventas de viviendas usadas, para las que se prevíé una cierta mejoría.
El miíércoles será el día más intenso, con los ingresos personales y el gasto de consumo, las ventas de viviendas nuevas (aquí se espera un deterioro) y la confianza del consumidor, que se prevíé siga mejorando. El jueves, finalmente, tendremos las peticiones de bienes duraderos y las peticiones semanales de subsidios de paro.
Tambiíén habrá otros dos focos de atención en la semana. Por un lado, la evolución del dólar, que tiene toda la pinta de seguir subiendo, lo cual juega en contra de la renta variable. Por otro, la deuda, despuíés del empeoramiento de las primas de riesgo de los principales países durante la semana pasada.