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Autor Tema: ¿Será Macri el Ronald Reagan argentino?...  (Leído 187 veces)

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¿Será Macri el Ronald Reagan argentino?...
« en: Diciembre 10, 2016, 12:26:28 pm »
Por...  Iván C. Carrino



Iván Carrino estima que Macri debe intentar emular lo bueno de la "reaganomics", evitando reproducir seguir su keynesianismo fiscal, si desea evitar una nueva crisis fiscal.

Ronald Reagan nació en 1911 en Illinois, EE.UU. Si bien llegó a la polí­tica como un “outsider”, lo cierto es que antes de ocupar el cargo de presidente habí­a sido por 8 años gobernador de uno de los estados más importantes de ese paí­s: California.

Mauricio Macri tampoco es un polí­tico de carrera, pero antes de ser presidente tambiíén ocupó un cargo clave por 8 años: el de intendente de la Ciudad de Buenos Aires.

Estas coincidencias podrí­an ser meras casualidades. Sin embargo, hay algo más que une a ambos polí­ticos: la situación económica a la que se enfrentaron cuando asumieron el poder y el programa económico que buscaron llevar a la práctica.


La “revolución de Reagan” y la economí­a de la oferta

La economí­a de EE.UU. sufrí­a, en 1980, del fenómeno llamado estanflación, donde se combina un bajo crecimiento económico con una elevada inflación. Precisamente ese año el PBI se habí­a contraí­do 0,2%, pero la inflación superaba el 12% anual, uno de los niveles más altos jamás vistos.

Además, coherente con la idea de que el estado todo lo puede, la economí­a estadounidense se encontraba plagada de regulaciones que impedí­an el desarrollo pleno de la economí­a de mercado.

Para revertir esta situación, el nuevo gobierno implementó lo que luego se conoció mundialmente como “reaganomics”, basada en 4 objetivos principales:

Bajar la inflación controlando la oferta monetaria.
Reducir la regulación.
Reducir las tasas marginales de impuestos al trabajo y al capital.
Reducir el ritmo de crecimiento del gasto público.


El gobierno fue exitoso en el primer objetivo. De la mano de Paul Volcker, presidente de la Reserva Federal, las tasas de interíés subieron y el ritmo de aumento de la cantidad de dinero cayó.

En consecuencia, la inflación se redujo significativamente. En diciembre de 1980 los precios trepaban al 12,5% anual. Al año siguiente, este guarismo habí­a caí­do a 8,9%. Para 1986 la inflación no superaba el 2% anual.

Otro tema que encaró Reagan fue la desregulación de la economí­a. Según William Niskanen, miembro del Consejo de Asesores de la presidencia entre 1981 a 1985:

“Reagan relajó o eliminó los controles de precios en el combustible, el gas natural, la TV por cable, el servicio telefónico de larga distancia, el sistema de transporte terrestre interestatal y los transportes oceánicos. A los bancos tambiíén se les permitió invertir en una mayor cantidad de activos y el rango de alcance de las leyes antimonopolio se redujo”.

Además de la baja de la inflación y la desregulación de la economí­a, Ronald Reagan redujo considerablemente los impuestos que pagaban los estadounidenses. De acuerdo con Niskanen, las tasas marginales cayeron desde el 70% al 28%, mientras que los impuestos a las empresas tambiíén se redujeron de manera contundente, desde el 48% al 34%.

Reagan el keynesiano

El último objetivo de la revolución de Reagan era controlar el incremento del gasto público. Una de sus frases de cabecera era que: “Solo reduciendo el crecimiento del gobierno, podremos aumentar el crecimiento de la economí­a”.

Sin embargo, este no fue para nada el punto fuerte de su presidencia. Durante su mandato, el gasto total del gobierno pasó de U$S 678.000 millones en 1981, a U$S 1,06 billones en 1988. Esta variación —de 56,9%— superó ampliamente a la inflación del perí­odo, que totalizó 17%. La combinación de un mayor gasto público junto a recortes impositivos dio lugar a un incremento del díéficit fiscal.

Durante los primeros tres años, el díéficit pasó del 2,5% a casi el 6% del PBI. La gradual reducción del desequilibrio posterior a 1984 no fue suficiente para evitar el crecimiento de la deuda pública, que pasó del 31,7% del PBI en 1981 a 51,5% en el año en que Reagan abandonó su cargo.

Ahora bien, a pesar de esta laxitud fiscal, los resultados favorecen a la estrategia que Ronald Reagan eligió para sacar a EE.UU. de la estanflación. El crecimiento anual promedio entre 1976 y 1982 fue de 2,7%. Sin embargo, una vez superada la crisis del ‘82 y, la economí­a volvió a crecer y a un ritmo promedio de 4,4% anual.

Al mismo tiempo que bajaba la inflación y crecí­a la economí­a, tambiíén se redujo el desempleo. Luego de alcanzar el pico de 9,7% en 1982, fue por un camino de descenso hasta llegar al 5,3% en el año en que Reagan dejó de ser presidente.

Un último dato a considerar es la riqueza per cápita. Cuando Reagan asumió la presidencia en 1981, la riqueza per cápita de los estadounidenses era de USD 28.400 al año (en dólares constantes de 2009). En 1988 este í­ndice se habí­a elevado a los USD 35.000, un importante incremento del 23,1%.

¿Ronald Macri?

La economí­a que tomó Macri se enfrenta a problemas similares a la de EE.UU. en los años ’70. Básicamente, padece la enfermedad keynesiana-intervencionista, que le impide crecer y la azota con altos niveles de inflación.

Para combatir la estanflación, el presidente designó a Federico Sturzenegger en el Banco Central y la polí­tica monetaria pasó a ser contractiva en lugar de expansiva. La tasa de interíés subió, la cantidad de dinero crece menos que antes y la inflación está cayendo. Además, desreguló algunos sectores de la economí­a, al eliminar de un plumazo el cepo cambiario y quitar o relajar algunos controles de precios.

Otro aspecto comparable fue la reducción y eliminación de impuestos. Principalmente, la eliminación de retenciones a la exportación y la modificación del mí­nimo no imponible de ganancias les dieron más aire a consumidores y productores.

Sin embargo, y al igual que en EE.UU., el díéficit terminará subiendo este año en comparación con el anterior. Para financiarse, el gobierno emitió cerca de USD 50.000 millones de nueva deuda. Macri, como Reagan, no abandonó todaví­a el gasto deficitario keynesiano.


Dos interrogantes fundamentales

Las similitudes entre la situación y la propuesta económica de Macri y Reagan están a la vista.

Sin embargo, tambiíén hay dos diferencias que se transforman en los principales interrogantes:

La primera es el grado de desregulación. Es cierto que hoy la economí­a argentina es más libre que cuando gobernaba CFK, pero ¿será suficiente? No debemos olvidar que seguimos teniendo mercados laborales excesivamente rí­gidos y un estado empresario que solo este año nos costó a todos los argentinos $90.000 millones.

La segunda diferencia es el tema fiscal. Cuando Reagan acudió a la deuda para financiar su “modelo”, íésta era del 32% del PBI, mientras que el díéficit era 2,5%. En nuestro caso, el espacio fiscal está considerablemente más limitado, con un díéficit ríécord en torno al 7% del PBI y una deuda que está en los mismos niveles de 2001.

Los cambios implementados por la administración Macri están bien encaminados e imitan en alguna medida lo que hizo Ronald Reagan para salir de la estanflación. Sin embargo, las dudas en torno al grado de liberalización económica permanecen, y el nivel de díéficit fiscal deja poco espacio para seguir derrochando dinero público.

En conclusión, creo que la economí­a acusará el giro y se recuperará con fuerza en 2017, pero es ilusorio pensar que podemos seguir manteniendo este nivel de gasto público y díéficit indefinidamente.

Bien Macri si quiere imitar lo bueno de la “Reaganomics”. Mal si tambiíén copia lo malo y sigue aplicando polí­ticas keynesianas que, por incrementar el díéficit, nos han llevado de una crisis a la otra en los últimos 40 años


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