Por... í“scar Hernández M.
No vamos a decir que la canción esa de Todo el mundo roba, robá vos tambiíén , es bonita, pero no podemos negar que es interesante, o importante, para escribir una de las palabras más usadas en todo el mundo para cualquier cosa. Robo importante, obra de caridad importante, personaje importante, estafador importante... en fin. Y vuelvo a la canción porque es el tema que entre nosotros nunca pierde actualidad: la corrupción... un tema "importante", por supuesto.
Cuando uno dice corrupción, olvida que esa palabra detestable significa algo más que robar, porque generalmente en el robo se conoce hasta el nombre del ladrón. Pero el corrupto anda entre sombras y cuando lo sacan de su escondite jura arrodillado en dos corozos que es una persona "de bien"... ¿bien quíé? bien corrupto, por supuesto. Lo peor es que el robo anda en todas partes y para no ir a lo de siempre, los apartamentos, las gallinas, los billetes de banco, los electrodomíésticos, mostremos algo en lo que no se pone atención:
Claro que saben lo que en fútbol se llama saque de banda. Se saca la pelota con la mano... pero no se saca de donde dice el árbitro sino que el jugador se "roba" dos o tres o más metros, para que la pelota llegue más cerca de la puerta enemiga. Ese es un robo, y no se castiga. Y cuando se comete una falta y el árbitro pone la pelota en su lugar, el jugador se hace el tonto y la pone a rodar unos metros adelante. ¿Cómo se llama eso? Bueno, el espacio me sacó tarjeta roja.
PAUSA. "Todos toman naranjada y el pobre naranjo nada".
PETRí“LEO . De veras es preocupante, no para mí sino para la que llaman economía, el caso del petróleo o el ocaso del petróleo para hacer un modesto juego de palabras. Preocupante porque se acaba y se agotará más pronto de lo que se ha previsto, porque no se han hecho bien los cálculos del aumento de equipos y fábricas que consumen el famoso oro negro que ya se está convirtiendo en historia y pronto se hablará de íél como se habla hoy de los dinosaurios: desaparecidos.
Los orientales, que han sido legendarios comerciantes y gente de clara inteligencia, comenzaron la construcción de inmensos complejos turísticos y hasta de islas en medio de los infinitos arenales. Saben que el futuro no es incierto sino absolutamente negro y se alistan a vivir de los demás utilizando como arma no propiamente secreta, la llamada industria sin chimeneas.
Otros países, con menos visión futurista y con un concepto casi de locos para tratar su riqueza, hacen las cosas al revíés y derrochan lo que tienen en gestos tropicalistas de poder, un poder que se les irá de las manos, chorreando como el petróleo que hoy siguen comerciando con íéxito discutible. Lo cierto es que quien piensa hacer un país grande con el petróleo, pronto se verá con un territorio azotado por la pobreza. Que no se nos ocurra a nosotros ingresar a ese club de los agonizantes económicos.