Por... S. OHLEMACHER
El presidente Barack Obama amonestó el viernes a los legisladores republicanos por llevarle la contraria en el proyecto para reformar el sistema de cuidado míédico, el plan de gastos extraordinarios y otros temas importantes de su agenda presidencial.
Los republicanos le respondieron, en un encuentro cara a cara, que su política fiscal y de gasto público es contraproducente para los intereses nacionales y acusaron a Obama de no tomar en serio sus ideas.
Obama, que asistió a la conferencia partidista de los republicanos en Baltimore, comenzó su discurso con un tono conciliador pero pronto pasó al ataque. Insistió en que la ``política del no'' de los republicanos impide el avance de proyectos de ley que podrían ayudar a algunos estadounidenses a obtener empleo y tambiíén cuidados míédicos.
En un intercambio en ocasiones tirante, el mandatario acusó a algunos en la audiencia republicana de asistir a la inauguración de proyectos financiados con el plan de gastos extraordinarios al que se opusieron y contra el cual votaron. Obama se preguntó además por quíé los republicanos se han opuesto mayoritariamente a su política fiscal, que según íél ha beneficiado al 95 por ciento de las familias estadounidenses.
``La noción de que se trataba de un plan muy avanzado no es verdad'', indicó Obama. ``No soy un ideólogo''.
Los legisladores republicanos presionaron al mandatario para que respalde un veto presupuestario línea por línea para reducir el díéficit del presupuesto y reducciones fiscales generalizadas. Obama se opuso, argumentando que los multimillonarios no necesitan nuevas exenciones fiscales.
En sus comentarios iniciales, Obama criticó la cultura reinante en Washington, guiada por los sondeos de opinión y las incesantes campañas políticas.
``No creo que el público estadounidense quiera que nos centremos en nuestra seguridad laboral, quiere que nos centremos en su seguridad laboral''.
El Presidente reconoció que los republicanos se unieron a los demócratas en algunas gestiones, como despachar más refuerzos a Afganistán. Empero, agregó que estaba decepcionado y perplejo por la oposición republicana casi unánime a otros programas, como el plan de gastos extraordinarios por $787,000 millones adoptado hace un año.
Destacó además la abrumadora oposición republicana a su plan para modificar los seguros nacionales de salud, ahora en un limbo legislativo. Obama declaró que considerará con agrado mejores ideas, pero pidió a los republicanos que reconozcan las dificultades que encaran muchos estadounidenses a la hora de obtener cuidados míédicos.
Obama dijo que tiene sentido que demócratas y republicanos trabajen juntos en algunos temas, como cobrar un impuesto especial a los bancos que se beneficiaron del rescate del erario, la futura congelación temporal de algunos gastos gubernamentales, impedir la exportación de puestos de trabajo y costear nuevos programas de gobierno cuando se creen.
Los republicanos han criticado agudamente las gestiones de Obama en la mayoría de estos temas.