Las convertibles inundan el mercado, ¿es el momento de comprar?
Juan Estíébanez
Invertia.com
Las obligaciones convertibles están de moda. Tras varios meses de sequía emisora, la emisión de convertibles a nivel mundial se revitalizó en el primer semestre de 2009. En España, tras los lanzamientos de bancos como Sabadell, Santander, BBVA y Popular en la segunda mitad de 2009, otras compañías como Abengoa y Pescanova se han animado a emitir estos bonos este año en busca de liquidez. Generalmente dirigidas a inversores especializados, la mejor forma de entrar en estos activos es vía fondos de inversión.
Los bonos convertibles son instrumentos de renta fija, aunque funcionan como títulos híbridos entre la renta fija y la renta variable, ya que, aunque pagan un cupón, tambiíén permiten a su vencimiento la conversión en acciones de la compañía emisora. Las condiciones actuales del mercado están favoreciendo este tipo de emisiones. Aunque este tipo de instrumentos eran lanzados con mayor profusión en Estados Unidos, las emisiones en Europa rozan el nivel de las norteamericanas en este inicio de año.
Las mejores opciones de inversión se encuentran ahora en el mercado asiático. “Los gestores globales de convertibles apuestan por Asia, y en concreto por el mercado japoníésâ€, señala Fíélix López, director general de Atlas Capital.
Tanto Fíélix López como Marian Fernández, responsable de Estrategia de Inversis, aconsejan beneficiarse de las buenas perspectivas de las obligaciones convertibles a travíés de los fondos de inversión. Las convertibles suelen estar dirigidas al inversor especializado y tienen unos mínimos de inversión muy elevados. Tras su emisión, cotizan en los mercados secundarios, pero tienen una liquidez muy estrecha.
La demanda de convertibles está creciendo: “Se está convirtiendo en un activo clave para la diversificación de las carteras de renta fija tradicionalesâ€, explica Fíélix López.
Así el mercado se encontraría ahora en un “momento óptimo de valoraciónâ€, según Fíélix López. Las causas estriban en una valoración atractiva de los mercados de renta variable, aunque los últimos días de caída en las bolsas puedan poner en peligro su aliciente; tambiíén los cupones de estos bonos son “elevados desde un punto de vista históricoâ€, aunque sean inferiores al bono tradicional.
El perfil del inversor es de “riesgo medioâ€, según apunta Marian Fernández. Debería dirigirse hacia un inversor “que conozca bien el productoâ€. Tiene las ventajas de tener unas características similares a las de la renta fija, pero permite la entrada en la renta variable en el momento de la conversión. Funciona como “colchón†ante los riesgos de la bolsa.
El mayor riesgo estaría en la quiebra de la sociedad emisora, pero al funcionar como deuda senior, los obligacionistas cobrarían antes que los accionistas.
¿Cómo funcionan las obligaciones convertibles?
En cualquier caso, el inversor debe estar atento a las características de cada emisión. Primero, conviene fijarse en el tipo de interíés, que puede ser fijo, como la lanzada por BBVA el año pasado (5%) o Pescanova (6,75%) y Abengoa (4,5%) este año; o variable, como el fue caso de los convertibles del Santander, Sabadell o BBVA. En este último caso, el primer año suele tener un tipo de interíés fijo relativamente elevado y los siguientes van ligados al Euríbor (a 3 meses ó 12 meses, en el caso de estos bancos) más un diferencial.
Otro factor relevante es el precio de conversión. El menor riesgo lo ofrecen las emisiones cuyo precio de conversión va prácticamente parejo al precio de mercado. Es el caso de los convertibles del BBVA, que ofrecen la media de precios de cierre 5 días anteriores a la fecha de conversión.
El resto suelen tener un precio de conversión ya fijado de antemano. En el momento de la conversión, al obligacionista se le entregarán un número de acciones determinado por el cociente entre el valor de conversión de la obligación –generalmente su valor nominal- y el valor de la acción (al precio de mercado en el caso del BBVA o ya fijado de antemano). A este cociente se le denomina relación de conversión.
Interesaría acudir a la conversión cuando el valor de mercado del número de acciones recibidas por cada obligación (determinadas por la relación de conversión) es mayor que el valor de mercado de la obligación en la fecha de conversión. Esta diferencia, en tíérminos porcentuales, es la prima de conversión.
El precio de conversión de las acciones fijado de antemano es siempre superior al de mercado. La evolución en bolsa de la compañía será determinante para ver la idoneidad de acudir a la conversión. Por lo general, las obligaciones pueden canjearse por acciones antes de su vencimiento, en las llamadas “ventanas de conversiónâ€, que suelen producirse una vez al año.
Tambiíén es preciso indicar que algunas emisiones establecen obligatoriamente la conversión en acciones. Por eso, los clientes institucionales –a los que generalmente van dirigidos estos productos- cubren sus posiciones con futuros para minimizar los riesgos de canje.
Un buen negocio para las compañías
La opción de las convertibles es tambiíén buena para el emisor. “Las empresas están buscando liquidez; los mercados estuvieron cerrados durante unos meses, pero ahora están más activosâ€, señala Marian Fernández. “La demanda institucional está creciendo, ya que se están produciendo emisiones a precios muy razonablesâ€, explica Fíélix López, quien tambiíén indica que “la escasez del críédito bancario†ayuda a la profusión de convertibles.
Además, el coste de financiación es menor ya que el tipo de interíés es más bajo que en las obligaciones ordinarias debido a los derechos que conllevan. Hay una desventaja para el accionista de la compañía, como señala Fíélix López, puesto que se produce un “efecto dilutivo†en la conversión de los bonos en acciones. No obstante, esta dilución es menor que si hubiera emitido acciones mediante una ampliación de capital.
Aumento de las emisiones en España
En España, un mercado tradicionalmente estrecho para estos productos, se han producido varios anuncios de emisiones en los últimos días. Pescanova fue la última compañía en subirse al tren de las emisiones de convertibles: la emisión alcanzará los 110 millones de euros y pagará semestralmente un interíés fijo anual del 6,75%. El vencimiento es a cinco años y el precio de la conversión de 28,02 euros por acción, lo que representa un 25% de prima sobre el precio de la acción en el momento del anuncio.
Por su parte, Abengoa colocó la emisión de sus bonos convertibles por un importe de 250 millones de euros, con vencimiento a siete años y un interíés fijo anual pagadero por semestres vencidos del 4,5% anual. El precio de conversión es de 30,27 euros por acción, que implica una prima del 32,5%.
Algunos bancos españoles lanzaron sus emisiones, actualmente en el mercado, en busca de financiación. Así sucedió en 2007 con el Santander; en el último semestre del año se aceleró la tendencia con las emisiones del Sabadell o del BBVA y Popular. Tambiíén el pasado año FCC y Colonial lanzaron emisiones de convertibles.