Por... JOHN ROGERS
LOS ANGELES -- Cada vez que un distribuidor o un viñatero deja caer una caja y se rompe una botella, manchando las demás, la gente de la firma Accidental Wine Company se frota las manos: Sin este tipo de accidentes, la empresa no existiría.
La empresa compra las botellas restantes, que los comerciantes no quieren tocar por estar manchadas, y las vende a travíés de la internet a la mitad del precio, incluso a la tercera parte, haciendo un gran negocio.
"No sabemos cuándo va a haber un accidente ni quíé cantidad recibiremos", comentó Janice C. Lee, directora de ventas de la firma que creó junto con otros socios hace dos años.
Cuando ocurre algún percance, allí está Accidental Wine para ver quíé se puede llevar. Acepta todo, desde los más famosos Bordeaux franceses, que se venden a cientos de dólares por botella, y los mejores vinos del Valle del Napa en California, hasta los vinos más baratos, pero tambiíén buenos, de sitios como Australia, Nueva Zelanda y Chile.
"Las botellas caras se rompen tanto como las baratas", dice medio en broma y medio en serio el director ejecutivo de la empresa, David Forbes.
A veces, de hecho, ni hace falta que se rompan.
No hace mucho, la venerable San Antonio Winery de Los Angeles, fundada hace 103 años, sacó a la venta un vino llamado Windbreak.
"Era un vino excelente, de más de 40 dólares la botella", cuenta Forbes, sosteniendo un pinot noir Windbreak.
Sin embargo, el vino no se vendió, probablemente por el nombre, poco inspirado. Windbreak quiere decir Rompeviento en inglíés.
La bodega cambió entonces el nombre, por uno más comercial y le vendió a Accidental las cajas que le quedaban con el nombre Windbreak. Accidental las está incluyendo en un paquete de tres vinos distintos que vende por 68 dólares, a la mitad del precio original.
Hay casos como el de una bodega argentina que había producido 150 cajas de un pinot noir antes de darse cuenta de que el nombre estaba mal escrito en la etiqueta. Bob Castellani, presidente de la importadora Specialty Cellars, llamó de inmediato a Accidental Wine, que las compró en el acto y las vendió con una nota aclaratoria.
"Ellos quedaron contentos, nosotros quedamos contentos y ni quíé hablar de los clientes, que consiguieron una ganga", comentó Castellani.
Hasta donde sabe, Accidental es la única firma de su tipo.
Dado que Accidental nunca sabe quíé va a tener disponible, los clientes no pueden hacer pedidos de marcas específicas por la internet, pero sí pueden decir quíé tipo de vino quieren, por ejemplo, un chardonnay o un merlot.
La empresa nació medio de casualidad.
Forbes, de 64 años y ex presidente de la casa cinematográfica Orion Pictures y Lee, una ejecutiva, eran ambos amantes del vino y se conocieron haciendo negocios.
Lee notó que Forbes siempre que organizaba una reunión ofrecía un vino refinado. Resultó que tenía un amigo que distribuía vinos y que le pasaba las botellas que no podía vender porque las etiquetas estaban dañadas.
Cuando el distribuidor se jubiló, Forbes sufrió pensando que ya no podría contar con vinos tan buenos. Habló con Lee y ambos decidieron abrir Accidental, junto con dos hijos de Forbes, Micah y Kelly.
Pronto tenían una oficina en un depósito junto al nada pintoresco río Los Angeles.
Allí los cuatro se sientan frente a computadoras con las que buscan hacer negocios, responden llamadas y empaquetan botellas.
Forbes no quiso dar cifras de ventas, pero aseguró que la firma creció mucho en dos años.
"Aparecimos en el momento justo", expresó. "Con la economía tan mala, la gente trata de conseguir los vinos de siempre a precios más baratos".