24 meses que llevaron a la economía española desde el cielo al infierno
por Juan Estíébanez
Invertia.com
Casi un 20% de paro. Cerca del 60% de deuda, el díéficit por encima del 11% del PIB y con la bolsa en caída libre en 2010. La confianza en la economía española está por los suelos tras las rebajas de rating y el aumento de los CDS. Hace menos de dos años, el paro no llegaba al 10%, en tanto que la deuda y el díéficit se encontraban dentro de los límites exigidos por la Unión Europea. España había superado en renta per capita a Italia e iba a superar a Francia, Zapatero dixit. ¿Cómo hemos llegado a esto?
En febrero de 2008, el entonces ministro de Economía del PSOE, Pedro Solbes, y Manuel Pizarro, aspirante al cargo, se enfrentaban en un debate televisado con vistas a las elecciones generales. Con mayor desenvoltura y solvencia en el lenguaje político y televisivo, Solbes se alzó vencedor en la porfía. A favor del ministro tambiíén jugaron unas cifras económicas que, aunque empezaban a dar muestras de deterioro, todavía presentaban un perfil boyante. Como le ocurriera a Casandra, Pizarro vio como sus advertencias caían en saco roto.
Han pasado dos años. Los protagonistas del primer debate televisado en elecciones generales desde 1993 han abandonado sus escaños. El ominoso panorama que describió Pizarro ante su contendiente se ha quedado corto. El “milagro español†ha trocado en desconfianza generalizada de las cuentas públicas.
La crisis financiera, surgida en el verano de 2007, ya se había cobrado sus primeros daños en una economía como la española que adolecía de rigidez y de excesiva dependencia del sector inmobiliario. Las tasas de crecimiento intertrimestral del PIB se estaban desacelerando desde el cuarto trimestre de 2007. En el cuarto de 2008 se confirmaría la recesión al caer un 0,9% tras haber caído un 0,3% en el trimestre anterior. Pese a ello, el PIB anual acabaría en tasas positivas.
Además, la tasa de paro había crecido desde el mínimo 7,95% del segundo trimestre de 2007 hasta el 9,63% del primero de 2008, una cifra todavía moderada. Pero a final del ejercicio, la tasa terminaría rozando el 14%.
La deuda pública y el díéficit presupuestario tambiíén empezaban a dispararse. La deuda cerró 2007 con un 36,2% del PIB para escalar al 39,7% al año siguiente. Todavía con superávit presupuestario en 2007 (2,23%), en 2008 se alcanzó un díéficit del 4,1%.
En 2008 los números eran todavía aceptables y el Gobierno no veía razones para el pesimismo: Solbes negó la crisis ante Pizarro, pero el mayor empecinamiento correspondía al presidente del Gobierno. De hecho, en septiembre de 2008, Zapatero sacaba pecho en Nueva York y presumía de fortaleza económica: España contaba con el sistema financiero “más sólido del mundoâ€, Berlusconi estaba “deprimido†al haber adelantado España a Italia en renta per cápita y Sarkozy “no quería ni oír hablar†de que tambiíén superaría a Francia.
Virulentos ataques del exterior: la prensa y las agencias de rating desconfían de España
Pero la realidad ya desmentía los optimistas vaticinios de Zapatero. La confianza del bono alemán alcanzaba máximos de 10 años frente al español, aunque en niveles muy inferiores a los de la actualidad. El CDS español comenzaba una curva ascendente –despuíés de haber crecido levemente desde el inicio de la crisis- y llegaban las primeras bofetadas serias del exterior: en un incendiario artículo llamado “Pigs in muck†(Cerdos en la mugre), The Financial Times señalaba que España estaba condenada a una "profunda recesión".
En noviembre de 2008, The Economist, en un artículo titulado “After the fiesta†(Despuíés de la fiesta), acusaba a Zapatero de ignorar las señales de alarma de una crisis que ya estaba afectando seriamente a España. Con el mismo título, aunque tres meses despuíés, The Financial Times incidía que España sufriría la “mayor recesión de Europa†despuíés de varios años de un enorme crecimiento.
“El enfermo de Europaâ€, “el nuevo hermano pobre de Europaâ€, “problema para el euroâ€, son algunos de los muchos calificativos que la prensa británica especializada empleó para calificar la situación económica de nuestro país durante los últimos dos años. En 2010, las críticas arreciaron, algunas con hiriente ironía: “España ha llegado con una ingeniosa solución para la crisis económica, hacerla ilegalâ€, se leía en The Wall Street Journal. Una “torpe Españaâ€presidirá la Unión Europea con un programa “enormemente anodinoâ€, declaraba The Financial Times.
Reconocidos gurús se unieron a los negros presagios: Paul Krugman, premio Nobel de Economía, declaraba recientemente que el mayor problema de Europa no era Grecia, sino España; Nourel Roubini hurgaba en la herida: “si Grecia cae es un problema para la zona euro; si lo hace España es un desastreâ€.
Las agencias calificadoras de rating tambiíén dudaban de la solvencia española: Standard & Poor´s (S&P) rebajó en enero de 2009 –tres meses despuíés de la euforia de Zapatero- la calificación de la deuda de España desde AAA (el grado más alto) hasta AA+. En diciembre, S&P revisó a la baja la perspectiva, de "estable" a "negativa", por las previsiones de bajo crecimiento económico y el elevado díéficit fiscal En el mismo mes, Moody´s situó a España como el país avanzado con mayor riesgo para 2010.
La política del Gobierno no convence
Inacción e improvisación. Los críticos acusaban al Gobierno de hacer el Tancredo ante una crisis que tardó en admitir. Cuando llegó la reacción, vino conformada a travíés del Plan Español para el Estímulo de la Economía y el Empleo, más conocido como Plan E, una suerte de cajón de sastre donde convivían multitud de medidas sin un patrón definido. Un conjunto de actuaciones que contribuían a disparar aún más el gasto público.
Tras el Plan E, el Gobierno lanzó la Ley de Economía Sostenible, un conjunto de leyes articuladas de forma vaga y difusa con la intención de cambiar el modelo productivo. Otra actuación que llegaba tarde y que causaba bastante escepticismo en el mercado.
Lo cierto es que la actividad del Gobierno no ha logrado atajar un desempleo cada vez más elevado y que alcanza, a finales de 2009, al 18,83% de la población activa, según la EPA. Desde el inicio de la crisis -segundo trimestre de 2007, cuando la tasa estaba en el 7,95%- el número de parados se ha elevado en más de 2,5 millones de personas hasta alcanzar la escalofriante cifra de 4,33 millones.
Tasa de desempleo España (2007-09)
Fuente: EPA
El cuantioso gasto que ha acometido el Gobierno ha desembocado tambiíén en un abultado díéficit fiscal. El Gobierno reconoció un díéficit del 11,4% del PIB en 2009, cuando, a cierre de 2007, se contaba con un superávit del 2,23%. No obstante, el Ejecutivo español prevíé rebajar al díéficit al 9,8% en 2010 para así poder llegar al 3% del PIB en 2013, cumpliendo así los mandatos de Bruselas. Para ello aprobó el pasado 29 de febrero un plan de austeridad que prevíé reducir en 50.000 millones de euros en cuatro años el gasto del Estado.
La deuda y los CDS por las nubes…
La ingente necesidad de financiación ha llevado al Estado a un crecimiento ríécord de la deuda desde el inicio de la crisis. Las emisiones del pasado año alcanzaron la cifra ríécord de 224.000 millones de euros. En 2008, el porcentaje de deuda sobre el PIB era tan sólo del 39,7%. El año pasado saltó hasta el 55,2%.
La deuda superará holgadamente el 60% del PIB. Según las previsiones del Gobierno, la deuda cerrará 2010 con el 65,9%. No en vano, sólo en enero se emitió deuda pública por 17.900 millones de euros. El Gobierno espera que el porcentaje siga aumentando: un 71,9% en 2011 y un 74,3% en 2012 para reducirse al 74,1% al año siguiente.
Y la financiación cada vez es más cara. La rentabilidad del bono español a 10 años lleva subiendo desde principios de diciembre, cuando tocó el 3,7% hasta acercarse al 4,2%. Todavía está lejos del 5% que estuvo a punto de alcanzar al hilo de la quiebra de Lehman. Sin embargo, el diferencial con el bono alemán se encuentra ya en torno a los 100 puntos básicos y se acerca al máximo alcanzado en febrero de 2009, poco despuíés de la rebaja de rating de S&P. Por vez primera en 10 años, la confianza del bono italiano superó a la del español.
Lo cierto es que la deuda está escapando de España y de otros países perifíéricos hacia los más seguros bonos alemanes. Las medidas del Gobierno no han logrado calmar a los mercados. Ahora el Ejecutivo español, con la intención de agradar a Bruselas, pretende una reforma del anquilosado mercado laboral español y de las pensiones.
Sin embargo, la situación se ha agravado. Las ventas masivas de acciones y deuda españolas, -especialmente en la primera semana de febrero- han desplomado el parquíé español y han disparado los CDS a su máximo histórico. Los CDS (credit default swap), seguros contra impago de críédito, alcanzaron el viernes los 182 puntos en su cotización diaria, superando el anterior ríécord, tocado, al igual que el máximo del spread con la deuda alemana, en febrero del año pasado, tras el recorte de S&P.
… y la Bolsa por los suelos
Tras las fuertes caídas sufridas en 2008, la bolsa había sido un excelente dinamizador para la economía española, calentada gracias a la generosa liquidez aportada por el BCE. Las buenas noticias macro, que hablaban de la crisis tocando suelo –aunque más en el exterior que en la propia España- coadyuvaron a la recuperación bursátil. En 2009, el Ibex escaló un 75% desde los mínimos de marzo hasta fin de año.
Pero en el último tramo de la subida, la bolsa española ya crecía menos que la alemana, afectada por la rebaja de perspectiva a `negativa’ de S&P. El mayor deterioro de la economía española terminaría por apuntillar el mercado nacional.
La situación ha explotado en estas primero cinco semanas del año. El Ibex ha vuelto a los 10.000 puntos, lo que supone una caída en el año del 16%. A la espera de que España adopte medidas de autíéntico calado, la preocupación sobre las finanzas de nuestro país crece. Y la frase más reiterada en el mercado es “vende Españaâ€.