Se impone mantener la cabeza fría
Publicado en Expansión por Josíé Antonio Fernández Hódar
Las ventas se han ensañado con los pesos pesados, los más líquidos de la bolsa y donde hay más dinero de inversores no residentes. Ni un solo valor se ha librado de la quema y hemos vivido momentos en los que se vendía todo a cualquier precio.
El epicentro del maremoto hay que buscarlo al otro lado del Atlántico. El ataque directo de Obama a la línea de flotación de la poderosa banca de inversión norteamericana está en su gíénesis. La búsqueda de liquidez de estas instituciones les ha llevado a vender acciones en todas las bolsas y en todos los mercados. Los grandes fondos, que esperaban como agua de mayo un recorte, han echado leña al fuego, arrimando el ascua a su sardina, con la sana intención de recomponer carteras y volver a entrar a mejores precios.
Si a estos sumamos los inversores que, a la espera de un recorte, habían tomado millones de acciones a críédito para venderlas en el momento oportuno, tenemos la tormenta perfecta para que el pequeño inversor, al grito de sálvese quien pueda, se haya lanzado a vender al precio al que alguien estuviese dispuesto a comprar.
La situación económica de España, no es grave, es gravísima. Y el Gobierno, al margen de que no tiene ideas, ni le sirven las que aportan los 640 asesores, no tiene valor para coger a los sindicatos, por donde Pepiño ha cogido a los controladores, y bajarles los humos, cuando por decreto se pude cargar a la mitad de los 203.000 liberados sindicales, que viven del cuento sin dar un palo al agua, mientras que el sector servicios, el segundo bastión del empleo, sigue destruyendo puestos de trabajo.
El riesgo país, dada nuestra precaria situación económica, está dando lugar a que la deuda haya que colocarla a cien puntos básicos por encima del bono alemán. Pero se coloca. Esta semana el Tesoro emitió 2.515 millones de euros a tres años, a un interíés del 2,66% y las peticiones sumaron 4.655 millones.
Pero si el riesgo país afecta a la financiación pública o privada, las grandes empresas cotizadas en nuestra bolsa, cuyos beneficios provienen en más del 50% del exterior, no se han desplomado por la situación de economía española, porque ha llovido para todos, y el sector financiero de las grandes bolsas del Viejo Continente no se ha ido de rositas. Nuestro presidente, tras una profunda meditación trascendental, ha descubierto al culpable: los especuladores, y se ha quedado tan a gusto.
Wall Street está en plena fase correctora. En tanto que los bancos de inversión y los grandes fondos no decidan que ha llegado el momento de iniciar compras, veremos caídas en todas las bolsas, al margen de como estíén las respectivas economías.
La primera onda del maremoto ha pasado. Los mercados se van a ir tranquilizando y no tardaremos en ver repuntes al alza. Cuidado con ellos, porque el oso sigue rondando y le dará otro zarpazo. Hay que mantener la cabeza fría y pensar que estas instituciones tienen que ganar dinero comprando barato. Y lo van a hacer en cuanto piensen que la competencia se le puede adelantar. Y cuando una tire la primera piedra, el resto va detrás. Toca parar las ventas e ir planteándose iniciar compras, poco a poco, en cada caída, y sin prisa alguna por recoger la cosecha.